Cuba, quiero bailar la salsa #NDDB (canciones)
¡Buenos días! Hay canciones que definen una historia por los sentimientos que despiertan o las ideas que me han ayudado a definir momentos determinados, otras, sin embargo, la determinan por una escena o una atadura con la trama o con un cambio de devenir de los personajes o un instante concreto.
Nunca dejes de bailar es una historia sensual, llena de música, baile, amor y cambios de rumbo por culpa de situaciones no elegidas.
¿Qué pasaría si conocieras a una persona con la que vivir un apasionado primer amor a pesar de saber que iba a acabar en separación?
Prometeo se lo pregunta a Maya antes de empezar siquiera a mirarse como algo más que desconocidos. Y la impulsividad de ella la lleva a sus brazos sin pensárselo, sin atender a la realidad, sin planificar qué pasaría después.
Él está involucrado con el narcotráfico. Ella es muy joven, tiene toda la vida por delante y un futuro definido. Adora bailar. Quiere dedicarse a ello de forma profesional. Y, a través de los ritmos latinos, bailados en la terraza de un hotel de Nicaragua frente a la playa, Maya y Prometeo se enamoran, aunque ambos saben que su historia tiene una inevitable fecha de caducidad.
Y hay una canción que marca de forma importante su relación y el futuro de Maya. Se trata de Cuba, quiero bailar la salsa, en la versión de DJ Rebelde.
Es una canción llena de ritmo, con ese traqueteo que te entra en el cuerpo cuando la escuchas, invitándote a tomar la pista, a mover los pies, a no dejar de moverte al compás frenético de la música. Porque tiene una marcha rápida, intensa, prodigiosa.
Para escribir suelo usar baladas que despierten mis sentimientos, sin embargo, en esta novela supe qué quería usar para destacar una parte esencial de la historia, la que abarca el tiempo juntos de Maya y Prometeo en Nicaragua y marcar el rumbo de ella tras la marcha de él, cuando se queda sola en su dolor.
Y sí, fue una apuesta arriesgada, una forma de llevarla a un sitio concreto, a una nueva versión de ella misma, a descubrir cómo iba a vivir y hasta dónde arriesgaría por rehacerse pedazo a pedazo.
Mientras escribía esta historia de amor verdadero, de reencuentros, de segundas oportunidades y de metas redimensionadas por golpes del destino, veía de nuevo todas las películas de la franquicia Street Dance y de Step up, buscando los movimientos para Maya y Prometeo, empapándome de la danza callejera.
Fue mirando Street Dance 2 cuando la idea se forjó en mi mente y supe que Cuba, quiero bailar la salsa iba a ser importante en esta novela porque significaría algo muy importante para los protagonistas y un cambio de vida para Maya.
¡Feliz día! J
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