Lecturas...
¡Buenos
días! Llegó el viernes… Tengo ganas de deslizarme por las pistas de esquí y
perder el miedo después de mi caída. Aunque quizás cuando me calce las botas voy a sentir el peso de lo sucedido. Pero soy
fuerte y quiero esquiar, así que lo haré con una sonrisa.
No
habrá entradas este fin de semana, pero el lunes regresaré con las pilas
cargadas y con ganas de compartir con vosotros mis experiencias. Este
rinconcito de la Web me permite
desmelenarme cada mañana, ¡es maravilloso!
Espero
que el sol sea mi compañero estos días, que no nieve y que el frío no apriete.
Pero la verdad es que la previsión es malísima… Bueno, lo máximo que me puede pasar
es que acabe en el bar de las pistas congelada y con una taza de té en las
manos para calentarme.
Estoy
leyendo, por fin he vuelto a coger el Kindle
para sumergirme en las letras de otras personas. Quizás será la manera de
descansar definitivamente de mi ritmo de escritura, mi mente necesita un receso,
unos días de tranquilidad y sosiego. Supongo que mi inspiración regresará con
fiereza en algún momento y seguiré adelante con LUE. De momento está en un
lugar lejano para llenarse de nuevas e inquietantes historias.
Me
gusta leer, siempre me ha inundado de ilusión descubrir las tramas que los autores
tejen. Me encanta viajar con la mente a otros lugares, usurpar otros cuerpos
mientras continúo estirada en el sofá con la manta hasta la barbilla y la luz
que se cuela por la ventana.
Para
escribir bien hay que leer. Durante mi infancia, mi adolescencia y mi juventud
fui una lectora voraz. Devoraba los libros con una intensidad, eran mis
compañeros de viaje, mis pequeños tesoros. Una de las actividades que más me
llenaban era la de caminar por mercados de libros de segunda mano, ahí buscaba
pequeños tesoros para alfombrar mis estanterías.
Las
novelas de amores imposibles me acompañaron durante muchos años, cuando buscaba
lecturas entre los libros de mi abuela. Me recuerdo estirada en la cama, con
una manta y un libro abierto frente a mis ojos ansiosos. Cada vez que terminaba
un manuscrito deseaba iniciar otro…
En
uno de mis cumpleaños, ahora no recuerdo cuántos años cumplía, mi padre me
trajo El Ocho y me abrió la puerta a
lo que yo realmente quería escribir de mayor. ¡Qué increíble me pareció esa
novela! La he leído unas tres veces y siempre me sorprende y me engancha.
A
partir de ese momento mis lecturas fueron más variadas: temas esotéricos, thrillers, misterio, novela negra… Ahora
leo de todo, aunque soy más selectiva y si no me gusta el estilo de un libro o
la manera en la que me sumerge en sus páginas, soy incapaz de terminarlo…
¡Feliz
día! ¡Feliz fin de semana! J
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