La vida son dos días
¡Buenos
días! Llueve, el día es gris y apático, parece que hace frío en el exterior y a
mí solo me apetece estar dentro de la cama escribiendo un ratito. Por suerte es
sábado, no hay obligaciones laborales ni estrés ni nada por el estilo,
sencillamente tengo unas horas por delante para hacer lo que me apetezca.
Lo
mejor del fin de semana es levantarse pronto y permitir que las primeras horas
de la mañana sean silenciosas, tranquilas y perfectas. Hoy que mi marido
trabaja por la mañana me he propuesto pasar unas horitas tapada con el nórdico
para aporrear las teclas con ilusión.
A
veces tomas decisiones que suponen un cambio de rumbo en tu vida, otras debes
luchar con uñas y dientes para sacar adelante los proyectos. Tras mucha
reflexión sé que dedicarme únicamente a la literatura es un imposible y que los
años han sumado sin avances en ese campo. Por eso debo caminar hacia un lugar
nuevo, donde mis dos mundos convivan en harmonía.
Escribir
forma parte de mí. Ahora tengo pocos lectores, pero los suficientes para
continuar con la senda de las novelas. Este año ha sido el más productivo de mi
faceta literaria gracias a que no esperaba nada más que desligar las tramas en
el folio. Tengo a mis compis del despacho que me leen, a mi querida Mabel, a mi
padre, a mi hermana y a mi agente. ¿Qué más puedo pedir?
Mi
actual decisión no tiene que ver con la literatura. Sé que a pesar de los
pesares mi vocación es novelar mis mundos paralelos y que aquella obsesión por
publicar y vivir de mis escritos se ha desvanecido con el tiempo. No le haría
ascos a una realidad parecida, pero tampoco voy a centrar mi futuro en ello.
El
cambio de agencia ha removido por unos días mis emociones. Durante un par de
semanas he vuelto a tener esa sensación de que algo maravilloso estaba a la vuelta
de la esquina, por suerte al final he conseguido centrarme y entender que las
cosas han de seguir su camino. De acuerdo, me ilusiona que Lola me incluya
entre sus autores, pero no debo perder de vista que el mundo del libro está en
plena crisis y que quizás los años vuelvan a pasar sin noticias maravillosas.
Así
que quiero avanzar en otro terreno y cambiar mi percepción de muchas cosas. A
mi edad ya no voy a modificar mi manera de ser. Soy buena organizando,
implementando procedimientos administrativos, analizando balances, preparando
el modelo de contabilización… No es mi trabajo soñado, pero es el que tengo, y
quiero prosperar en él. A ver si con paciencia consigo mi objetivo.
La
vida son dos días, la realidad que me tocó vivir con la muerte de mi cuñado
hace casi tres años, la actual mala noticia que nos han dado en la familia, la
muerte de mi suegro, la realidad que nos envuelve… ¡Hay que aprovechar el
tiempo y ser lo más felices que nos permitan nuestras circunstancias! Así que ahí
voy, dispuesta a comerme el mundo.
¡Feliz
día! J
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