Todavía hay nubes...
¡Buenos
días! El frío intenso sigue asolando la calle y yo todavía no me he repuesto de
mi decepción. Hay cosas que te llegan al alma y es difícil masticarlas, pero
como el tiempo lo cura todo estoy segura de que en pocos días volveré a
brillar.
Ayer
por la tarde tuve un mensaje precioso que me hizo sonreír, a veces las cosas
cambian a mejor, aunque nos cueste creérnoslo. Me encanta esta nueva etapa en
mi mundo literario, ¡ojalá en mi otra faceta las cosas fueran tan bien!
Cuando
analizo los años que he esperado y las ilusiones que tenía en conseguir mis
metas me doy cuenta de que a veces ser fiel a unos ideales ayuda a encontrar el
camino. Ahora debo recapacitar sobre otras cuestiones y, sobre todo, calmar mis
emociones.
Soy
temperamental, como muchas de mis protagonistas. Me tomo las cosas demasiado a
pecho, eso me lo dicen siempre. Y peco de confiada, siempre me pasa lo mismo,
traslado mi forma de pensar a los demás, como si pudieran leer en mi interior y
actuaran como yo.
Por
desgracia en este mundo hay gente de todas clases y a veces no valoran lo que
tienen de la misma manera que tú. Por lo tanto hay que apretar los dientes y
tirar hacia delante con una sonrisa y la cabeza bien alta. Aunque primero
necesito apaciguarme.
Mientras
escribo la cuarta novela de la serie Estrada tengo a mis compañeros del
despacho, a mi hermana, a mi padre y a mi querida Mabel leyendo las otras. Me
encanta escuchar sus comentarios, integrarlos en la narración, conseguir una
historia más limpia gracias a sus ideas.
La
verdad es que la escritura me ayuda a vivir diferente las decepciones. Es
maravilloso tener mi mundo interior y refugiarme en él cuando las cosas no
salen como esperaba. En las páginas puedo ser Pam Casas, Marta Noguera, Puri
Castro, Sandra Pons… Por unos instantes dejo de ser Pat Casalà y me convierto
en alguien más atrevido, más intrépido, menos temperamental…
Y
sí, ahora mismo visualizo cómo sería mi vida si las palabras fueran mi único
sustento. Me levantaría temprano, igual que ahora. Prepararía el desayuno, la
comida de mis niños, la ropa… Y luego me volvería a meter dentro de la cama con
el ordenador en el regazo para darles vida a las tramas.
No
escribo sentada, siempre lo hago estirada en el sofá o en la cama, con el
portátil sobre un cojín y un poquito de música lenta y tranquila que dispara mi
sensibilidad.
Por
la tarde me dedicaría a bailar, a leer y a corregir manuscritos antiguos para
encontrar la perfección. ¡Solo con imaginármelo ya sonrío! Pero bueno, toca
regresar a la realidad, encarar la jornada sin pensar en lo negativo y darlo
todo aunque otros no lo valoren.
¡Feliz
día! J
Me he sentido identificado con la parte final de tu escrito como si me hubieses robado algún pensamiento. Sí qué bonito sería poder...
ResponderEliminarSería precioso... ¡Buenos días! :-)
EliminarQuerida, Pat. Eres así porque tienes una hermosa edad, de enorme vitalidad. Tus sueños y esperanzas van contigo.
ResponderEliminarQue tengas un buen día.
Y porque soy muy temperamental... Jajajaja. ¡Feliz día! :-)
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