Un gran paseo
¡Buenos
días! Se terminó el fin de semana… Con lo bien que se estaba en casita… Hay que
levantarse, desayunar con la sonrisa bien ancha e irse a trabajar, que aunque
no tenga el mejor trabajo del mundo, tengo uno y eso ya es un gran triunfo.
El
frío es intenso, tanto que solo con pensar en salir a la calle me produce
escalofríos. A mí me gusta el calor, el sol, la serenidad de un día despejado…
Vivir
en Barcelona tiene muchas ventajas, hay mar, un casco antiguo precioso, una
cantidad de museos increíble y un sinfín de actividades lúdicas y culturales
que no se acaban.
Ayer
por la tarde nos fuimos con mi hija al Born. Ella tenía que hacer un trabajo
para la escuela sobre la catedral de Santa maría del Mar y mi marido y yo
decidimos aprovechar la ocasión para pasear por ese magnífico barrio. Hacía
años que no entraba y admiraba la preciosa obra arquitectónica en la que se
inspira la novela La Catedral del Mar.
Luego
caminamos hasta el antiguo mercado del Born, donde vimos las ruinas románicas
que se sacaron a la superficie al excavar en la zona. Me fascinó la manera en
la que han restaurado el edificio y dan a conocer esa parte de nuestro
patrimonio histórico.
Al
salir anduvimos un rato por las callejuelas. Había tiendas abiertas y mucha
gente. Es una gozada observar a los transeúntes y descubrir la mezcla que
impera en ese espacio de mi ciudad. Los turistas se paran en las esquinas cámara
en mano, los estudiantes bohemios caminan en grupo, los vecinos viven la calle…
La
verdad es que quizás debo hacerle más caso a mi marido y no pasarme todas las
horas libres escribiendo. Es magnífico crear mundos paralelos, pero también lo
es pasear en familia, charlar, observar a la gente, descubrir la viveza de mi
ciudad… Debería encontrar el equilibrio.
Quiero
hacer tantas cosas que a veces me resulta difícil priorizar. He escrito tres
novelas en diez meses, he empezado la cuarta, tengo una idea de por dónde irá
el argumento, me apetece sumergirme en su historia… Pero voy a tomarme un
respiro, unas semanas de descanso, un tiempo para que mi cabeza desconecte y se
relaje.
Es
sano compaginar las actividades. Tengo unos manuscritos que deseo leer, otros
para corregir y mil tareas pendientes. Y voy a tomármelo con calma, voy a
disfrutar de la capacidad de distraerme y a dejarme seducir por unos días por
otras cosas alejadas de la escritura. ¡Vacaciones en toda regla!
¡Feliz
día! J
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