Aparcar la cobardía
¡Buenos
días! El viernes es el mejor día de la semana, el que nos abre las puertas del
descanso y nos hace sonreír. Hace un viento fuerte que arrastra las hojas de
los árboles y se enreda en la terraza. Escucho su silbido como si fuera el
rumor anunciador de que ha llegado la hora de mirar algunas realidades a la
cara.
El
miedo a lo desconocido, a quedarse solos ante el peligro, a capear los
temporales que nos asolan sin medida, a enfrentarse a un no, a veces nos frenan
a la hora de actuar. Cuando le das demasiadas vueltas a las cosas y las miras
desde todos los ángulos posibles es fácil descubrir qué esconden.
Dar
un paso al frente puede significar un gran esfuerzo por nuestra parte, caminar
en línea recta hacia un lugar determinado, aunque encontremos piedras en el
camino, es algo realmente difícil si pierdes la confianza en ti mismo. Y muchas
veces es culpa nuestra, por infravalorar nuestra capacidad de aparcar la
cobardía.
¡Qué
complicados somos los humanos! Con lo sencillo que sería decir las cosas tal
como se piensan, preguntar cuando toca para no quedarnos con la duda y arriesgarnos
sin más… Pero siempre nos queda el poso de lo que sucederá después, el miedo a
un «no» que puede significar un «se terminó».
Siempre
he pensado que la vida tiene su propia manera de asentarse y que todo llega,
aunque sea tarde. Darse cuenta de algunas realidades no es fácil, igual que
tomar la iniciativa y lanzarse al vacío. Y no quiero pasarme los años lamentándome
en secreto por no atreverme a decir las cosas por su nombre.
No
quiero ser la última en una larga lista de prioridades ni pensar que no vale la
pena luchar. No puedo continuar tragándome los pequeños inconvenientes diarios
sin asomar la cabeza ni esperando a que sean los otros quienes se percaten de
qué me corresponde.
Esta
semana me propuse dos cosas y de momento sigo con el miedo en el cuerpo y la
falta de valentía necesaria para saltar al ring. Uffffff, no quiero quedarme
sentada esperando a que los astros se alineen a mi favor, debo avanzar yo
solita, así que la semana que viene agarraré el toro por los cuernos y me
lanzaré de cabeza a vencer la cobardía.
Un
no puede ser gratificante si como mínimo sabes que lo has intentado…
Bueno,
tengo una jornada intensa, así que voy a ducharme y a salir zumbando para el
despacho, donde me esperan un sinfín de papeles en mi mesa…
¡Feliz
día! J
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