Alojamiento en Bako National Park (Borneo)
¡Buenos días! Hoy me despierto con una gran
sonrisa, a pesar del frío, de la lluvia, de la humedad en el ambiente, sonrío. Parezco
una batidora, con mil cosas en la cabeza y un sinfín de instantes, quizás esa
es la razón de mis cambios de humor, o simplemente cuando doy saltos al vacío
las cosquillas en el estómago son mi motor.
A veces recibo mails increíbles, y me alegran la mañana,
consiguiendo despejar los los nubarrones de mi cabeza. Hace meses
acepté la inevitable verdad de la importancia de ser feliz con lo que se tiene
y no con lo que se desea. Y lo aplico cada día, a las pequeñas hazañas, a las
ideas, a la sucesión de momentos que componen un día.
Ayer fui incapaz de concentrarme en UUDC… Tenía la
sensación de que había escrito lenta, pero no es así, vuelvo a hacerlo a mi
ritmo normal, con una previsión de acabar el primer borrador en cuatro o cinco
meses. Aunque escribir romántica adulta sin crímenes me cuesta, estoy
disfrutando muchísimo de la experiencia.
Sigo sin las fotos del viaje… Espero que mi marido
consiga arreglar el ordenador y recuperar la copia de seguridad, porque es una
pena perder cuatro mil fotos de un viaje inolvidable. De momento os dejaré las
de Internet, donde hay mil instantáneas del paradisíaco Bako National Park.
Ahora, a la vista del álbum Hofman, único recuerdo
que me queda del viaje, me percato de la maravilla natural donde fuimos, con
recuerdos increíbles de las caminatas, de la sensación de libertad en ese
alejado paraje del mundo conocido, de la viveza de una selva llena de vida…
Llegamos al embarcadero en taxi. Habíamos
reservado la noche en el parque por Internet, tras una búsqueda en la red para
saber cuál era la mejor cabaña. No había muy buenas críticas del alojamiento en
Bako, en todas las entradas de blogs hablaban de un lugar lleno de bichos, sin
aire acondicionado, mosquitos… La opción más adecuada era una Forest Terrace
Lodge Type 5, ya que son las cabañas modernas y no tienen madera ni agujeros
para que se cuelen los roedores.
El precio de la habitación es ridículo,
veinticinco euros los cuatro una noche. Lo reservamos desde esta dirección (enlace)
en el mes de febrero, al cabo de tres días recibimos la confirmación vía email
y les escribimos un par de veces para estar tranquilos, ya que pedían el pago
una semana antes, pero no nos daban cuenta bancaria. Nos contestaron
explicándonos que se paga en la taquilla del parque una vez llegas al
embarcadero. Y eso hicimos, abonamos el viaje en barca hasta el parque, las
tasas y el alojamiento al llegar.
¡Feliz día! J
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