¡Noche de brujas!

8:48 Pat Casalà 6 Comments


           ¡Buenos días! Hoy por la noche celebramos Haloween a la americana, aunque nuestra fiesta real es Todos los Santos, el 1 de noviembre, un día en el que la tradición cristiana convoca a todos los vivos a rememorar a los muertos y a llevarles flores a la tumba.       En Cataluña lo celebramos con las castañas, los boniatos y los panellets.
            En Estados Unidos, Irlanda el Reino Unido y Cadnadá le dan mucha importancia a la noche del 31 de octubre, día en el que celebran Haloween o la noche de brujas. Es una festividad de origen celta que deriva del Samhain, fin del verano. Durante esta noche se pensaba que los espíritus eran capaces de traspasar la línea que los mantenía en Otro Mundo y que podían bagar por la Tierra como espectros.
            Las reuniones familiares y la festividad eran para conmemorar a los ancestros de la familia y ahuyentar a los espíritus malignos. Se vestían con máscaras, muchas veces hechas de calabazas,  para evitar que los reconocieran las almas maltrechas y que los dañaran. Se reunían frente a una hoguera, quemaban cultivos y ofrecían sacrificios a los dioses.
            Hoy en día se ha perdido un poco el sentimiento primario de esta festividad y se ha convertido en una noche llena de calabazas, disfraces, historias terroríficas, visitas de los niños a las casas,… ¡La calle se viste de Haloween! Y cada vez más se va imponiendo la moda de Estados Unidos y las calles de nuestras ciudades se visten de naranja y negro.
            En muchos de los blogs que suelo frecuentar los autores se han dedicado a ofrecernos interesantes historias de miedo para unirse al halo de misterio que nos aporta este día que los antiguos druidas creían que era el único momento del año en el que la límite entre el mondo de los muertos y de los vivos se desdibujaba lo suficiente para permitir el tránsito de los espectros.
            Podría intentarlo, ¿qué os parece?
            …Era una fría y lúgubre noche de finales de octubre. Las estrellas se habían ocultado bajo una capa de gruesas nubes amenazantes que de un momento a otro se deshincharían sobre los árboles, un viento gélido soplaba con tanta fiereza que su silbido se enredaba con las hojas de los árboles y creaban una sinfonía que acompañaba los resuellos de Arna.
            La noche había sido intensa, con sobresaltos que habían destruido para siempre su hogar, su tribu, sus tradiciones. Y Arna necesitaba huir, encontrar un lugar donde ellos no pudieran encontrarla, donde preservar las costumbres de sus ancestros y la casta de su linaje.
            Cuando el sol se había ocultado tras las montañas su comunidad se había reunido frente a la hoguera para celebrar la festividad de aquel día tan señalado, iban todos vestidos con ropajes negros, con caretas naranjas, con sus corazones solemnes. Cantaron frente al fuego, agradecieron las cosechas y pidieron un invierno menos crudo que el anterior.
            Mariesa, la líder, se había alzado sobre una tarima para recitar los conjuros de la noche y ahuyentar a los espíritus malignos que se acercaran a su pequeña aldea. Era una mujer fuerte, alta, con un carisma especial. Sus salmos se elevaron hacia el cielo con una entonación mística, cada una de las palabras pronunciadas en un idioma antiguo y olvidado se enredaron con los árboles, las plantas, los animales, los ríos y los océanos. Convocaba a los dioses del bien, a aquellos que les ayudarían a sobrevivir durante los meses de frío y les otorgarían una nueva y brillante cosecha en los meses cálidos.
            Sus ojos estaban fijos en el fuego, era como si a través de ellos las llamas crearan unas nuevas formas sinuosas y adoptaran la figura de los dioses que los protegerían. Arna había asistido a la ceremonia como cada año, pero esta vez sabía que las cosas iban a ser distintas, Mariesa la había advertido de cuál era su cometido y del mal que las acechaba.
            De repente el viento silbó con tanta fiereza que la hoguera se fue apagando hasta quedar en ascuas. Recordando las palabras de Mariesa, Arna se había escondido en una pequeña cueva cercana al asentamiento. Desde allí descubrió cómo el viento traía palabras envenenadas, párrafos que iban derrumbando a sus familiares y amigos, frases que entraban por sus pabellones auditivos, eclosionaban en su cerebro y hacían que cayeran al suelo flácidos, sin vida, con los ojos abiertos y una expresión de terror pintada en su cara de facciones contraídas.
            Arna utilizó unos vendajes que Mariesa le había dado la noche anterior para taparse las orejas, durante una solemne conversación en la que la había instruido acerca de su cometido. Los ojos se le anegaron en lágrimas mientras observaba impotente la masacre y descubría cómo el poder de las palabras podía destruir a su pueblo. Mariesa había sido implacable en sus órdenes: “no puedes salir de la cueva, nuestro destino es perecer a manos del conjuro de los brujos negros, el tuyo es vengarnos y volver a repoblar la Tierra con nuestros descendientes.”
            Cuando todo había acabado Arna salió de su escondite y corrió tanto como sus piernas le permitieron. Llevaba cuatro horas de intensa carrera por el bosque, con los recuerdos de la muerte horrible de su familia y amigos acosándola, sintiendo el peso de la responsabilidad que había caído sobre sus hombros, llorando su soledad. ¿Podría algún día volver a sonreír?
           
            ¡Un beso y feliz Haloween!

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¡Qué difícil es educar!

8:28 Pat Casalà 6 Comments


            ¡Buenos días! Parece que la lluvia ha decidido darnos una tregua y conceder al sol su reinado durante el día de hoy. ¡Es un día fantástico para pasear y disfrutar de la calma y la tranquilidad de los domingos! Y también es idóneo para comprar unas castañas y degustarlas sentados en un banco, viendo pasar a la gente, observando qué nos rodea, absorbiendo cada instante.
            ¡Qué difícil es a veces ser madre de un adolescente! Me parece que fue ayer cuando mi hijo mayor estaba en la cunita y era un bebé pequeñito que necesitaba de mis cuidados. ¡Han pasado tan rápido los años! Ahora es un chico de casi 1,75, con un cuerpo atlético, ancho de espaldas y una buena musculatura. ¡Y cuando riño lo hago mirando hacia arriba!
            Pero a pesar de la altura y de los cambios en su cuerpo sigue siendo un niño en muchos aspectos y todavía no tiene la capacidad de pensar como un adulto, ¡por eso es un adolescente!
            La niña también está creciendo a marchas forzadas, ya no queda mucho de aquella personita pequeñita que correteaba por la casa. Ahora está madurando, saca su carácter en todo momento e intenta conseguir lo que quiere y cree justo. Pero todavía conserva su vena cariñosa y me abraza cuando lo necesito.
            Ante la sociedad consumista de hoy en día cuesta muchísimo poner en una balanza todo cuanto te piden y valorar qué estás dispuesto a darles y qué no. ¿Quién no ha dicho aquella mítica frase: “todos lo tienen” para conseguir algo? Todos los niños y los jóvenes recurren a ella cuando desean algo con fervor. Luego, ante tu negativa, aparece la amenaza velada: “por tu culpa voy a ser el raro”. Y entonces te sientes culpable por seguir negándote.
            La verdad es que a mí me alucina ver niños de según qué edades con un móvil última generación, de aquellos que valen 500 o 600 euros, dos consolas último modelo, un iPod, un ordenador fabuloso,….  ¡Todavía son niños! Si ahora les concedes estos caprichos, ¿qué te van a pedir a los dieciocho o a los veinte años?
            Me sabría muy mal si con estas palabras hiero la sensibilidad de alguien, pero no puedo negar mi manera de pensar, de ver las cosas y de enfrentarme a la difícil tarea de ser madre. Porque es un trabajo que no viene con instrucciones y en muchos casos resulta difícil. ¡Siempre he pensado que todos cometemos fallos! ¡Somos humanos y es imposible ser perfectos! Pero sí tengo claro que debo ser fiel a mis convicciones.
            Todos los niños de hoy en día tienen de todo; ordenadores, móviles, consolas, maquinitas,…. ¡Y no les ayudamos en nada si se lo damos todo sin esfuerzo! Es importante hacerles entender que las cosas cuestan de ganar, que en esta vida nadie regala nada y que todo cuesta un esfuerzo.
            Muchas veces topamos con jóvenes que han luchado para llegar donde están y que viven con pasión su trabajo, que intentan superarse día a día, y nos alucina que sean tan trabajadores y dispuestos. Sin embargo también abundan los que están acostumbrados a tener todo lo que quieren sólo pidiéndolo y a esos les cuesta mucho entender que han de trabajar para ganárselo.
            Por eso yo intento no dárselo todo, ponerles objetivos para conseguir lo que piden y creo que pueden tener y ayudarlos a entender lo que cuesta ganarlo. Así cuando han logrado alcanzar las metas propuestas y tienen en sus manos lo que deseaban tienen una satisfacción tan grande que valoran muchísimo más la posesión del objeto.
            ¡Os deseo un feliz domingo!!!!

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Castañas y "panellets"

8:58 Pat Casalà 2 Comments

            ¡Buenos días! Entramos en un puente largo, uno en el que muchas personas han cogido fiesta y están preparadas para pasar unos días fantásticos en familia, con los amigos, en soledad,… ¡Hay tantísimas posibilidades! La cuestión es pasarlo bien, descansar y reír, ¡que para eso están los festivos!
        Se acerca el día de Todos los Santos. Las pastelerías se inundan de “panellets”, en las calles encontramos las castañeras en sus paraditas, siempre atentas a los transeúntes que desean degustar unas castañas o unos boniatos.
            Mis recuerdos de infancia me las traen con unos guantes de lana cortados a mitad del dedo, un delantal marrón y un pañuelo en la cabeza. Recuerdo que me encantaba pararme a observarlas cómo removían las castañas  y vendían las paperitas a la gente.
            Por aquella época a principios de noviembre hacía frío, un frío no muy intenso, pero suficientemente fresco como para desear calentarse las manos con las paperitas hechas con papel de periódico donde te servían tu ración de castañas.
            ¡Cómo ha cambiado todo! Claro que lo que más ha cambiado soy yo misma, que ya no soy una niña y tengo un montón de responsabilidades. Ahora a principios de noviembre ya no hace frío, no hay tantas castañeras y no me fijo tanto en esos detalles como antes.
            Parece como si la vida se hubiera acelerado, como si el ritmo urbano hubiera engullido aquella serenidad con la que encarábamos el devenir diario y nos hubiera privado de disfrutar las pequeñas cosas cotidianas que pueden aportar felicidad y alegría.
            Caminamos con el acelerador a todo gas. Pasamos por delante de las situaciones más entrañables con los ojos puestos en otro lugar y la mente ocupada en miles de cosas que nada tienen que ver con lo que nos envuelve. Es como si hubiéramos abandonado la costumbre de descubrir las pequeñas cosas que nos rodean y nos centráramos en conseguir más, en trabajar más, en quejarnos más.
            De alguna manera nos hemos dejado invadir por los anuncios, las angustias, la ansiedad,… ¡Cada vez se venden más ansiolíticos! ¡Y aumentan lasa visitas al psicólogo! ¡Y las quejas se multiplican!
            Este puente me he propuesto volver a descubrir la alegría de vivir en una ciudad como la mía, de descubrir la manera en la que los árboles se van deshojando y dejan su huella en el suelo en forma de hojas que son arrastradas por el viento, de ver las paradas de las castañeras y comprarles una paperita para llenar el estómago, de caminar frente al mar y oler el aroma a sal que me llega envuelto en la brisa matutina, de caminar por las Ramblas y contemplar a cada uno de los turistas que pasean embobados, de sentarme en un banco otra vez y vivir la esencia de estar aquí, de pasar las horas sin más necesidad que disfrutar de lo que tengo al alcance de la mano.
            Y también quiero volver a la tradición de antaño y preparar los “panellets” con mis hijos, mezclando la masa en la cocina, ensuciándonos las manos, calentando el horno y riendo juntos. ¡Y luego veremos si el día 31 tienen ganas de disfrazarse para ir a llamar a las puertas a la americana! ¡Que lo de truco o trato tiene su gracia!
            Así que cuando toda la casa se levante nos iremos a pasear, un ejercicio sano y agradable y que encima no vacía los bolsillos. Caminaremos por Barcelona y buscaremos las razones por las que somos dichosos.
            ¡Espero que cada uno de vosotros encuentre la manera de pasarlo bien!
            ¡Feliz día!

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Isaac, la lluvia y la escritura

7:47 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días!! ¡Y ya es decir! Porque con la lluvia que está cayendo no sé yo si se puede etiquetar el día como bueno…. Aunque el otoño tiene eso y, ¡ya era hora de que el clima se estabilizara un poquito! Que ya me veía con las sandalias hasta en Navidad,…
            El otro día estuve investigando un poquito en le red acerca de la época en la que nació Isaac. Es un milenio después de la aparición de los prigenios, por lo tanto nos trasladamos al siglo V a.C. ¿Qué os parece si lo hacemos nacer en Grecia? Esa civilización fue súper proclive en el arte, en las leyes, en miles de cosas que podrían favorecernos en la narración. (Bueno, si se va del bosque, claro). De todas maneras estoy abierta a sugerencias. ¡Vosotros siempre me dais pistas interesantes!!!
            La semana que viene seguiremos con la trama, hoy tengo muchas cosas en la cabeza y estoy demasiado dispersa para centrarme en la narración.
            He ido mirando los primeros capítulos de la página Los Cofres del Saber. Cuando acabe con la re-re-revisión de la novela me voy a pasar unos días puliendo del todo el contenido para que si algún nuevo viajero quiere ponerse al día tenga la posibilidad de hacerlo con facilidad.
            ¡Me gusta el título que elegí! Nadie me ha comentado nada al respecto, así que lo voy a dejar tal cual. ¿De acuerdo?
            La experiencia de escribir aquí cada mañana antes de que mi casa amanezca es muy agradable. El ejercicio mental que requiere encontrar un tema con el que llenar un folio una vez al día es perfecto para no desfallecer en la idea de que la escritura es algo importante, agradable y que realmente me aporta mucho.
            Transmitir a través de las palabras los sentimientos que me embargan al despertar y compartirlos con la blogosfera es también una terapia fantástica. Agradecer cada día la huella de las personas que han pasado por aquí y que han regresado, de aquellos a quienes les gusta leer y empaparse con los párrafos es algo tan gratificante que me ayuda a encontrar cada día algo que decir.
            Los días de lluvia mi ciudad se colapsa. Parece que los coches se multipliquen, que los autobuses vayan más llenos de lo normal, que la circulación padezca una especie de simbiosis con el tiempo y también se empape de bocinazos, colas y caos.
            ¿Habéis probado subiros a un autobús lleno de gente y con todas las ventanas veladas por el vaho? ¿O coger el coche y armaros de paciencia al encontraros con los miles de conductores que han decidido sacar a pasear sus vehículos? ¡Sólo con pensarlo ya estoy decidida a mojarme con la moto!
            Y es que en Barcelona no estamos demasiado acostumbrados a lluvias torrenciales o a muchos días lluviosos. Mi ciudad es más bien de motos llenando la calzada, de personas caminando y de algún que otro caos circulatorio en las horas punta, pero no del absoluto desastre en el que se convierte cuando las primeras gotas hacen su aparición.
            ¿Por qué no puede llover por la noche y salir el sol de día? ¡Sería genial! ¡Tendríamos agua y buen tiempo! ¡Todo en el momento adecuado!
            Bueno, yo voy a coger la moto y a mojarme, ¿ok?
            ¡Un beso para todos los visitantes! ¡Y feliz día!

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¡Feliz día!

7:47 Pat Casalà 3 Comments


            ¡Otro día más!!! ¡Buenos días! Cada jueves me pasa lo mismo, miro atrás y pienso que la semana ha ido tan rápida que casi no he tenido tiempo de saborearla. Entre tantas y tantas cosas que hago a diario no me es posible detener el avance imparable del tiempo.
            Gracias por vuestros comentarios y vuestro apoyo de ayer. La verdad es que esto de escribir parece que te interne en un tiovivo de emociones que dan vueltas y más vueltas a lo mismo. Es como si la inseguridad se solapara a la seguridad y oscilara de un lado a otro sin pausa.
            A diario veo gente que lo está pasando muy mal por esta dichosa crisis que no nos deja ni respirar. Todos queremos encontrar una salida a este túnel negro y opaco que se está encargando de destrozar muchas ilusiones y muchos sueños. ¡Y me encantaría que las palabras les llegaran! ¡Y que como mínimo encontraran un conato de consuelo en ellas!
            Nada de lo que sucede se puede solucionar con párrafos en un papel, aunque estén cargados de significado e intenten llegar al corazón de las personas que necesitan alegría, fe y un nuevo rumbo, pero sí pueden ayudar a pintar la vida de colores, a buscar algo a lo que aferrarse para encontrar el camino, a permitir que la mente descanse por unas horas y viaje a lugares donde todo es posible.
            Hoy el sueño se ha resistido más de lo normal, ¡y eso es decir mucho! La verdad es que mi cabeza parece emperrada en darle vueltas a todo, en intentar encontrar sentido a muchos sinsentidos y en buscar una manera de ayudar a quienes lo necesitan. ¡Y eso me marea tanto que mi insomnio se incrementa!
            Pero la verdad es que voy a seguir viendo el baso medio lleno, voy a seguir dando las gracias por todo lo que tengo y a no pensar en lo que no tengo, voy a irme a trabajar sonriendo, a ocuparme de la casa y los niños con ilusión a irme a mi clase de baile aunque esté cansada y me cueste un mundo coordinar los movimientos. Porque ahí reside nuestra fuerza, la verdadera, la que nos impulsa a caminar con alegría y no internarnos en la depresión. Esa fuerza reside en nuestra capacidad de tirar adelante, de encontrar cada día aquella esperanza que parece marchita, aquella brizna de ilusión que nos ayuda a no pensar en las largas noches, en las penas, en las angustias.
            Y eso es lo que intento con estas líneas diarias,  llegar a vuestro corazoncito, ofreceros una visión alegre y feliz de nuestro entorno, arrancaros esa sonrisa que os pedía el sábado, compartir un sendero directo a la luz, para iluminar las paredes del túnel en el que estamos inmersos y descubrir que tiene una salida, que la luz entra por algún lado y que por muy pequeño que sea el agujero por el que se filtra, a través de él conseguimos recuperar el oxígeno que nos ha ahogado.
            Así que hoy hagamos todos un ejercicio de reflexión, repasemos todo lo que nos ha dado la vida, olvidémonos de pensar lo que no nos ha dado, lo que hubiéramos debido hacer para no llegar aquí, lo que queremos y no podemos alcanzar… ¡Sólo vale mirar lo que sí nos hace ilusión! Como una sonrisa, una mirada, una frase, una lectura, un paseo, un rincón, un instante…
            ¡Me encantaría regalar a los que ese están ahogando un poquito de aire directo a sus pulmones! ¡Y enviarles salvavidas para capear el temporal! ¡¡Y verlos sonreír a pesar de las angustias! ¡Ese sería el mayor regalo que me podríais hacer!
            ¡Un beso! ¡Y feliz día!

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Observando el otoño

7:57 Pat Casalà 6 Comments


           ¡Buenos días! Parece que el otoño ha aparecido por fin. Ayer las temperaturas fueron más acordes con la estación y las calles se llenaron de chaquetas, botas, pañuelos y medias. ¡Me encanta observar el cambio de vestuario de la gente! Es divertido comprobar cómo algunos despistados se congelan con unas sandalias y unos pantalones cortos y otros exagerados se asan con una parka demasiado gruesa.
            Los días de cambo de tiempo, cuando las temperaturas oscilan en el termómetro y todavía no se ha asentado un clima concreto, los transeúntes eligen diversidad de vestuarios. A mí me gusta observar esos atuendos, pensar en si la persona está muerta de frío, de calor o perfecta. ¡Es un cuadro divertidísimo ver tanta variedad!
            Luego se asienta el otoño y las personas andamos con uniforme. Las mujeres nos vestimos como si fuéramos a montar a caballo, todas con pantalones pitillo y las botas de mosquetero por encima, largas y estrechas. ¡Y con parkas abombadas que nos llegan hasta las rodillas!
            Así que ahora es un buen momento para observar los cambios paulatinos de la población. Es algo parecido a cuando los árboles van perdiendo sus hojas. Los hay que lo hacen de golpe y se quedan pelados al instante y otros que tardan lo suyo en ir deshojándose, que dejan caer las hojas una a una, como si les diera pereza soltarlas todas de golpe.
            Ayer estaba muy ofuscada, la última revisión se está llevando del todo la confianza que tenía en mi trabajo. La verdad es que me he pasado estas dos últimas semanas rastreando la Web, buscando las diferencias entre delante y adelante, entre donde y adonde, entre ante mí y delante de mí… ¡Ahora ya no sé ni cómo se escribe mi nombre! La verdad es que revisar tanto la gramática me ha hecho dudar de todo.
            En cuanto al estilo, llevo seis años mejorando, aprendiendo, avanzando,… Tras la revisión del verano daba el manuscrito por bueno. ¡Ojalá se inventara un botón para programar mi cerebro y me ayudara a ver lo que no veo!
            Mientras la tarde iba avanzando me senté en un banco de la calle y me dediqué a mirar a las personas, a ver qué llevaban puesto, a inventarles una vida, unos sentimientos, un pasado. ¡Siempre me ha gustado fantasear con la vida de los demás! Según la cara que hacen les doy una u otra personalidad. Este ejercicio siempre me ayuda a ver la vida mejor, a descubrir instantes maravillosos, a sentirme feliz.
            Cuando regresé a casa abrí el portátil y me senté en mi esquinita del sofá. ¡Y escribí un poco de mi nueva novela! Y lo hice con muchísima ilusión, sin pensar en la gramática ni en las correcciones ni en nada. ¡Sólo me importaba la trama! ¡Dotar de sentimientos y anhelos la narración! ¡Vivir dentro de mis personajes!
            ¡Quizás debería cambiar de tercio y apuntarme a un curso de guiones cinematográficos! ¡Quizás me equivoqué cuando decidí de pequeña ser escritora!
            Pero por muchas vueltas que le de a todo, por mucho que las cosas no acaben siendo como me gustarían, no voy a dejar nunca de aporrear las teclas, porque forma parte de mí. ¿Qué haría yo sin mi portátil? ¿Sin mis escritos? ¿Sin mis fantasías?
            ¡Así que si esta tarde vuelvo a ofuscarme, que se prepare el banco, que ahí voy! Y volveré a observar, a crear y a fantasear para regresar a casa y escribir, escribir y escribir.
            ¡Feliz día!


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Una pequeña disertación y la trama 34

7:57 Pat Casalà 3 Comments


            ¡Buenos días! La entrada de ayer no tuvo mucho éxito, el blog sólo recibió 39 visitas, ¡nada que ver con las 59 del último mes! Pero creo que es importante el tema que toqué, porque sin lectores no existen los escritores y si la imaginación se marchita y se pierde la vida puede resultar muy gris y apagada. Así que insisto, ¡se ha de leer, leer y leer! ¡Para que todos nosotros podamos escribir, escribir y escribir! ¡Y así no se rompe la cadena!
            La lluvia no se resiste a abandonar las calles de Barcelona, las nubes llevan más de veinticuatro horas deshinchándose sobre las calles tristes y oscuras. ¡A mí me gusta el sol! ¡La luz! ¡La energía de los colores que nos aporta el astro rey! Y cuando llueve me cuesta un mundo encontrar la inspiración.
            He acabado la primera vuelta del manuscrito, he encontrado muy pocas cosas y estoy un poco ofuscada. Cuando me aseguran que hay personas que pueden escribir bien a la primera se me cae el alma a los pies. ¡Llevo ya tantos años trabajando sin descanso para pulir mi estilo que ya no sé si vale la pena pensar que algún día lo lograré! A mí la novela me gusta, no he logrado cambiar demasiados errores gramaticales y sigo creyendo que la historia es buena. ¿Tengo razón?
            Ahora la voy a dejar reposar un par de días y le daré el último repaso. ¡Y luego la suerte estará echada!  ¿Vamos con Isaac???
            …Los años se fueron superponiendo con una rapidez vertiginosa. Isaac vivió aislado del mundo en aquel paraje solitario que había elegido como hogar. Sus capacidades mentales fueron madurando, avanzando, aprendiendo a dominar cualquier técnica que la evolución le había otorgado.    El niño se convirtió en un hombre fuerte y autosuficiente. Cazaba, recolectaba, pescaba, construía nuevos avances para su cabaña…
            Con la mente viajaba a países extraños, divisaba personas ajenas y se sorprendía añorando compañía humana. Cuando sus viajes mentales le llevaban junto a su familia y los veía reír, llorar, vivir, sentía un vacío en su interior, una necesidad de compartir sus largas noches solitarias y de sentir amor, ternura, ilusión, felicidad.
            Pero la oscura amenaza de los guardianes acechaba más allá de su casa, siempre alerta, siempre rastreando el mundo en busca de personas como él, siempre destruyendo a los pocos que nacían con la evolución.
            Isaac había aprendido a neutralizar sus embistes con una técnica aprendida a base de esfuerzo y tesón. Cada vez que rastreaban su mente lograba convertirla en una mente normal a ojos de aquellos desalmados. Pero la amenaza de ser descubierto le creaba una angustia indescriptible, porque sabía que era el único con la capacidad de crear una estirpe de personas que pudieran conceder a los humanos la posibilidad de recuperar lo que los prigenios les habían robado.
            A los dieciocho años se había convertido en un hombre fuerte, de anchas espaldas, larga cabellera negro azabache, unos ojos negros que desafiaban la oscuridad con su porte altivo, grandes músculos desarrollados a base de horas a la intemperie, corriendo para alcanzar a sus presas, trabajando sin descanso con los juncos que le servían de pared,…
            Una fresca mañana de verano, mientras Isaac estaba lavándose en el río, escuchó unas voces acercándose. Al principio le asaltó el miedo a ser descubierto, estaba en medio del río, desnudo, sin ningún tipo de protección contra los guardianes. ¿Y si lo habían descubierto?
            Se quedó quieto, inmóvil y recurrió a su mente para visualizar a las personas que caminaban por aquel paraje solitario que lo había albergado durante tantos años sin ser importunado. Caminó con la mente hasta reconocer una familia de cinco personas que andaban hablando entre risas, felices, como si desafiar a la naturaleza con su avance no fuera un impedimento para reír y ser felices….
            ¡Hasta mañana!
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Leer, leer y leer

7:47 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Feliz lunes a todos! Os deseo un principio de semana enérgico y feliz. Seguro que todos tenéis mil cosas que hacer y que vais a aprovechar a tope el tiempo, pero recordar la sonrisa en la cara y mirar siempre el baso medio lleno. ¡El que se ha de ir a trabajar debe ser feliz de tener trabajo!
            Este fin de semana me lo he pasado genial. ¡Corregir, corregir y corregir! Eso es lo que más he hecho, sentarme en mi espacio del sofá y acoplarme a él con mi portátil para encarar la ardua tarea de la re-re-revisión de la novela. ¡Y me encanta este trabajo no remunerado! Aunque también me fui a pasear por la zona antigua de Barcelona con mi familia durante una tarde porque la vida no sólo se reduce a los mundos paralelos que moran en el ordenador.
            Si fuera por mí las horas libres las pasaría escribiendo y leyendo, las dos actividades que más emociones intensas me aportan. La lectura forma parte del aprendizaje de cualquier ser humano, perderte en las historias de otros, viajar a sus mundos inventados, irrumpir en la piel de un personaje y sentir sus soledades, sus ilusiones, sus desgracias, sus logros… es un subidón adrenalítico que nos despierta todos y cada uno de los sentidos dormidos y nos abre la puerta de la imaginación.
            Recuerdo mis horas de lectura infantil, cuando las colecciones que leía absorbían mis tardes y mis anhelos. ¡Me encantaba llegar a casa del colegio y avanzar en la historia! Y cuando acababa uno cogía el siguiente de la colección, devorando cada una de las palabras y cada una de las aventuras de los protagonistas. Y por la noche me dormía viviendo en la piel de ellas o ellos, repasando sus batallitas, sintiéndome otra.
            ¡Hubo tantas y tantas colecciones leídas en mi litera de arriba, con la luz de pared amarilla iluminando las hojas! Y con mis problemas para dormir, que me vienen de pequeña, a veces acababa leyendo bajo las sábanas con una linterna para no despertar a mi hermana pequeña.
            Crecí con todas esas historias en mi mente. Ya os había comentado cuáles fueron mis primeros títulos: Todas y cada una de las colecciones de Enid Blyton (Los Cinco, Los Siete Secretos, Torres de Malory, Santa Clara….), las novelas de Agatha Christie, La Historia Interminable,… ¡Hubo tantas! Pero quizás las que he mencionado fueron las más importantes.
            Cuando alcancé la adolescencia y las hormonas empezaron su revolución interna me surtí de las estanterías de mi abuela, una lectora empedernida de historias de románticas de la era victoriana. Pensad que leía tantas que me dormía cada noche deseando esas pastas de té que siempre tomaban los protagonistas y luego soñaba con amores imposibles y pasionales, con hombres a caballo, con los prados ingleses de aquella época, con las vicisitudes de las pobres protagonistas. ¡Acabé con todos los títulos de los estantes!
            Me encantaba caminar entre los libros usados que se vendían en ferias callejeras, caminaba entre las paradas, buscando ejemplares raros que llamaran mi atención. Esa afición la mantuve hasta que empecé la universidad y renuncié a mi sueño de convertirme en escritora. ¡Pero era maravilloso! Había buscado de todo, dependiendo de la época en la que estuviera inmersa.
            La constatación de cuál iba a ser mi  estilo narrativo la tuve cuando mi padre apareció un día con El Ocho bajo el brazo. ¡Cómo me gustó ese libro! Fue como si de repente descubriera que existía un mundo aparte de las novelas románticas, uno en el que el misterio y el pasado podían unirse para llevarte a lugares insospechados. Y a partir de ese momento mis gustos literarios fueron otros. Y empecé a leer novela negra, novela histórica, novela de misterio, de terror, de policías y detectives, de tintes paranormales…
            Fue por aquella época cuando empecé a buscar información acerca de las artes mágicas. Me recorría las paradas de libros usados buscando tratados sobre magia antigua, sobre pociones, sobre el Tarot, sobre piedras mágicas… ¡Y también sobre las pirámides de Egipto! Esos eran mis temas predilectos a la hora de investigar. ¡Por eso ahora tengo un estante lleno de tesoros donde consultar cuando escribo!
            En fin, mi vida siempre ha transcurrido rodeada de libros, lecturas y escritos. ¡Así que ya veis lo importante y maravilloso que es para mí un libro! Y creo que todos y cada uno de vosotros debería seguir mi ejemplo y leer, leer y leer.
            ¡Un beso! ¡Y feliz lunes!

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¡Gracias por vuestras sonrisas!!!

9:39 Pat Casalà 4 Comments


            ¡Buenos días!!! Ayer recibí muchos mensajes, mails i llamadas con varias sonrisas, incluso el chat fue un medio de hacerme llegar varias de ellas. ¡Gracias a  todos por estar ahí! ¡Por leer estas líneas! ¡Por compartir conmigo un poquito de vuestro tiempo!
            Hay mañanas en las que me levanto sin inspiración, sin ganas de escribir, pero cuando miro las estadísticas del blog y descubro que cada día va aumentando el número de visitas y que la media del último mes roza ya las 57 visitas por día, encuentro la ilusión por continuar y por buscar algo que contar.
            Creo que la mejor manera de seguir un sueño es no desfallecer nunca, perseverar, seguir cada día el camino que nos lleve a él, aunque ese camino esté trazado en Zig-Zag o pasemos por trechos donde retrocedemos hasta un punto anterior. ¡La constancia siempre gana! ¡Y la ilusión! ¡Y la felicidad que reporta seguir adelante sin rendirse!
            Ayer leí en El Blog de Anxana una entrada interesante acerca de la importancia para los escritores noveles darnos a conocer en la Web, porque nuestra única manera de no quedar en el anonimato es que alguien hable de ti y logres llegar a la mayor parte de gente.
            También María Martínez nos hablaba acerca de la necesidad de ser discretos acerca de lo que escribimos, de no dar títulos ni sinopsis ni nada. Yo no he seguido esa regla, nadie me la había explicado, pero tampoco me agobia, la verdad es que ya no sé si algún día llegaré a ver nada publicado. Y si lo que hago gusta de verdad, ¿qué más da el resto?
            Para mí lo importante de llegar a la gente es compartir anhelos e inquietudes y recibir las muestras de solidaridad que me instan a continuar. En realidad, creo que aquellos sueños infantiles de llegar a Hollywood y ver colas para firmar ejemplares de mi libro se han diluido un poco en la ilusión que me reporta el día a día en el blog.
            ¡Me encantaría que hablaran de mí! Pero siempre como de alguien cercano, alguien que ha conseguido levantar esa sonrisa en una cara marchita, que ha logrado despertar un conato de ilusión en un desierto de angustias, de alguien con quien compartís un espacio de vuestras vidas. ¡Ese es mi verdadero deseo!
            Las ansias de que mis escritos llegaran al público eran una manera de exteriorizar la ilusión por compartir experiencias, anécdotas, sensaciones e ilusiones. Así que gracias otra vez por estar ahí.
            Aunque nunca voy a dejar de soñar con la larga cola de gente que espera para que le firme un ejemplar, y en mis sueños aparecen todas las caras sonrientes de las personas que me han acompañado estos meses y estos años de intensa determinación y trabajo. ¡Qué ilusión me haría!
            Por eso no cejo en el empeño de corregir y escribir las novelas, y como ahora lo hago con verdadera emoción, sin angustias ni obsesiones absurdas, disfruto de cada momento. ¡Aunque esta última corrección se está llevando parte de mi aplomo! ¡Veo tan pocas cosas! Que me da un miedo atroz presentar el manuscrito con tan pocos cambios, pero, ¿y si los cambios la empeoran??
            Tengo mis lugares para escribir: en la Cerdanya utilizo mi querido sillón de IKEA súper cómodo delante de la chimenea y aquí en Barcelona la esquina del sofá en forma de L. ¡Mi marido dice que si sigo ahí más horas el sofá me absorberá!!! Jajajaja, dice que acabaré formando parte del mobiliario.
            Así que ahora me voy a colgar la entrada, a hacer un Sacher para celebrar el cumpleaños de mi padre y a ocupar la esquinita, a ver si el sofá me hace un hueco y me deja convertirme en parte de él.
            ¡Pasad un gran día!!!!

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En busca de vuestras sonrisas

8:19 Pat Casalà 5 Comments


            ¡Buenos días! Mi misión de hoy consiste en despertar una sonrisa en cada uno de vosotros, porque si logro como mínimo tres ya estaré contenta, pero si llego a muchos más rostros para perpetrar una oleada de felicidad, aunque sea momentánea, voy a estar sonriendo durante horas.
            Ayer leí en un blog que sigo (enlace) la importancia de la lectura en nuestras vidas, y más en épocas como ahora en las que la crisis llega a muchos hogares y trae tristeza y angustia a muchísimas familias. ¡Leer es volar! ¡Vivir otras vidas! ¡Viajar! ¡Alejarse de los problemas por unas horas! Muchas veces en las páginas de un libro se encuentran anécdotas que pueden despertar la imaginación para superar los problemas, te pueden dar pistas y te acompañan en los momentos más importantes de tu vida.
            Si no llega a ser por los miles de libros que devoré de pequeña ahora no estaría aquí, sentada delante del ordenador a las ocho de la mañana de un sábado, dándole al teclado, permitiendo que mis propias emociones traspasen la barrera de la distancia y se plasmen en esta página desierta del Word dando un sentido a los párrafos.
            ¡Hay tantas cosas que nos pueden ayudar a superar los malos momentos! ¡Tantas por las que merece la pena una sonrisa! ¿Por qué nos empeñamos en ver el baso siempre medio vacío y no podemos verlo medio lleno? De todo lo malo se aprende y mirar la vida con optimismo, encontrar un resquicio de ilusión en cada instante es la única manera de aparcar las angustias y descubrir cuántas cosas nos perdemos cuando nos empeñamos en dejarnos llevar por la corriente de la autocompasión.
            Una sonrisa vale más que mil tesoros, ver la felicidad en cuantos nos rodean, sentir su calor, su amor, su cercanía, entender que gracias a ellos podemos caminar por la senda de la vida en compañía nos debería aportar una subida de adrenalina. Mirad a vuestro lado, descubrid quien ocupa un espacio importante y conferidle la dimensión que se merece. ¡Padres, madres, abuelos, hijos, nietos, maridos, mujeres, amigos, animales…! Todos aportan un granito de arena en nuestro devenir y a todos se les debería valorar con la misma alegría.
            Cada día hay miles de motivos por los que sonreír. El primero es poder levantarse de la cama, abrir los ojos, desayunar, estar vivo. ¿Quién puede sentir si no está vivo? La vida es un regalo que no debemos desperdiciar, así que alegraros de estar aquí, de vivir, de respirar, de hablar, de soñar.
            Una vez hice una lista con todas y cada una de las cosas positivas que me regalaba un día cualquiera. Me propuse buscar en cada pequeño instante una parte positiva y escribirla para recordar lo mucho que tengo y lo poco que en realidad se necesita para ser feliz. ¿Por qué no lo intentáis? Se trata de ver siempre algo bueno en todo, de encontrar la esencia positiva en cualquier gesto, en cualquier mirada, en cualquier tropiezo….
            A mí leer me hace feliz, y bailar, y tomar el sol, y salir a pasear con mi marido, y hablar con mis hijos, y escribir, y tener trabajo, y respirar, y sentir, y ver series de tele, y escuchar música, y… ¡Ufff! ¡Mi lista es tan larga que no acabaría!
            Se puede vivir la vida amargado, deseando siempre lo ajeno y no percatándose de lo que se tiene. Yo prefiero encontrar una razón para sonreír en mi día a día, apreciar aquello que sí tengo y que me reporta un conato de felicidad. ¡Me encanta soñar, crear, escribir, escribir y escribir! Sin leer y escribir mi vida estría un tanto marchita, por eso estoy aquí cada día y mientras escribo sonrío y consigo esa ilusión que necesito para empezar un nuevo día con intensa emoción.
            En cada entrada os dejo una pista de mi forma de pensar, de vivir, de sentir y de mirar la vida. He pasado momentos buenos y momentos malos, pero ver crecer el marcador de visitas cada día, recibir vuestros mails de apoyo, saber que he despertado ilusiones en algunos de vosotros también me alegra el día, ¡así que seguid sonriendo! Si consigo eso, una pequeña sonrisa de cada uno de vosotros, la mía se puede convertir en perenne.
            ¡Pasad un feliz sábado!

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De críticas y situaciones

7:47 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos y felices días! Parece que los viernes los empezamos con mayor ilusión que el resto de días de la semana, ¡todos anhelamos los dos días de descanso que nos vienen detrás!
            Ayer las noticias no tenían desperdicio: el fin de la era de terror de ETA y la muerte de Gadafi. ¡Cómo está el mundo! Yo soy de esas que mira muy poco los noticiarios, mi filosofía es siempre la misma; para ver desgracias, prefiero no saber. Pero estoy informada de todo lo importante gracias a mi marido.
            ¡Qué ilusión que ETA deponga las armas! Esto es un notición, un gran avance hacia una vida un tanto más tranquila para mucha gente que vivía con miedo y angustia, un adelanto significativo en la democracia de este país. ¡Ojalá sea un cese de violencia definitivo!
            En mis libros hay asesinos, malvados y situaciones tensas en las que las protagonistas se enfrentan a hechos traumáticos que son difíciles de encarar. La verdad es que en mi vida ha habido muy pocos de esos momentos, aunque siempre hay descalabros emocionales, ¡nadie tiene una vida plana!
            Este último mes he dejado leer La Baraja a algunas personas cercanas para que me ayudaran a ver lo que yo no encuentro. He pedido críticas constructivas, impresiones reales y, sobre todo, que me señalen aquello que no les gusta. Me he preparado para encarar todos los comentarios. Las cosas bien dichas nunca sientan mal y sirven para mejorar. ¡Y es lo que necesito!
            Desde luego para el ego es maravilloso escuchar un: ¡me ha encantado! ¡No tocaría ni una coma! ¡Lo he leído de un tirón! Pero en la vida hay gustos para todo y, sobre todo, se ha de estar abierto a encajar las diversidades de opinión y a aprender de las críticas ajenas.
            Ayer recibí un mail con los comentarios de una amiga. Gracias, me han servido muchísimo de ayuda. Ella me preguntaba cómo podía retratar las emociones de los personajes en situaciones límite si yo nunca me había enfrentado a ellas. Incluso insistió en indagar si me había sucedido algo parecido.
            Pues no. La verdad es que nunca me he enfrentado a descalabros familiares como los de Pam y Hugo ni a situaciones como las que le tocan vivir a Sofía o a su madre. Pero cuando me meto dentro de su piel y les confiero una personalidad en mi mente se produce una especie de simbiosis perfecta y soy capaz de sentir lo que escribo.
            No sé si lo explico bien. Yo escribo con la mente anclada en otro lugar. Veo la escena de manera etérea ante mis ojos, como si fuera una película sin contornos que flotara delante de mí. Casi puedo escuchar la música de fondo, los ruidos externos, los pensamientos de cada personaje.
            Si la protagonista está en una situación tensa, mis hombros suben y se agarrotan, siento un nudo en el estómago y se me dispara el corazón. Y eso es lo que describo en el libro, la sensación que me acompaña al ponerme en su piel y ver, oír u notar lo que sea que la angustia.
            El único inconveniente de mi manera de sentir a los personajes es que quizás pequen de un poco de parcialidad, porque los doto de las reacciones que yo tendría ante las situaciones concretas a las que se enfrentan. ¡Pero ahí está la gracia de ser la autora! En realidad para mí es lo mejor, poder vivir sus vidas en mi mente y pasar aventuras y desventuras sin que eso interfiera en la tranquilidad de mi vida real. ¿A quién no le gustaría ser por unas horas otra persona?
            Espero con ilusión el resto de críticas. Creo que es necesario contar con opiniones de todos los gustos y saber acatar bien tanto las negativas como las positivas. En todas se pueden encontrar ideas interesantes.
            ¡Os deso un feliz día! 

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Los dones de Isaac (la trama 33)

8:07 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! ¡Jueves otra vez! Siempre os hablo de la rapidez en la que se suceden los días de la semana, en la fugacidad de las horas de luz, de las jornadas que se escapan a nuestro control. Y cuando miramos atrás nos encontramos con un cúmulo de recuerdos efímeros que nos acercan a la realidad: el tiempo corre a una velocidad vertiginosa.
            Hoy mi padre cumple sesenta y cinco años. ¡Increíble! Me parece que fue ayer cuando celebramos sus cincuenta…. Por suerte sigue al pie del cañón, con una energía envidiable y unas ganas de vivir que dejarían sin habla a mucha gente. A pesar del susto del martes, un mal día lo puede tener cualquiera, es un hombre con buena salud y muchas ilusiones. ¡Si no mirad la Web que hay en enlaces y veréis cómo canta y toca la guitarra! ¡Es un gran artista! ¡Sólo espero llegar a su edad con la mitad de vitalidad!
            Bueno, como llevo unos días con nuestra trama aparcada, voy a seguir un poquito más con ella, ¿OK?
            …Isaac tardó unos meses en aclimatarse a la nueva situación y mitigar el miedo que le producía la existencia de los guardianes. A medida que fue capaz de dominar sus nuevas facultades fue consciente de que cuando notaba el embiste de unos ojos negros introduciéndose en su cerebro era capaz de bloquearlos con un esfuerzo considerable.
            Era como si la mirada del guardián penetrara en su cerebro con fiereza y él creara una pantalla donde proyectaba una visión distinta de él mismo, como si no fuera más que un niño normal. Cada vez que se enfrentaba a esa situación se quedaba quieto, paralizado, con los músculos contraídos y el sudor perlándole la frente como muestra del esfuerzo extremo que estaba realizando. Y cuando los ojos se fundían en el recuerdo de la nada, Isaac caía al suelo desplomado, con una flacidez increíble en los músculos y una oscuridad implacable en sus pensamientos.
            A medida que los meses se sucedían fue aprendiendo a dominar las facultades que la naturaleza le había concedido. Al principio su mente sólo escuchaba el ruido a su alrededor y las jaquecas le golpeaban con fiereza. Era como si pudiera escuchar los pensamientos de todos cuantos le rodeaban y una sensación de mareo le invadiera. Con el tiempo descubrió cómo concentrarse únicamente en una mente o cómo dejar la suya en blanco.
            Todos los sentidos se le agudizaron. La vista alcanzaba más allá de los confines de su mirada, lograba caminar por las llanuras lejanas, por el mar, por otras civilizaciones. Era como si sus ojos se elevaran y pudieran abastecer todo el planeta, como si pudiera ver cualquier cosa que estuviera en su mundo.
            A través del tacto podía sentir los estados anímicos de quienes le rodeaban, era como si al tocar su piel se conectara con sus sistemas y empatizara con ellos. Con los animales y las plantas le pasaba lo mismo. Al tocarlos podía saber qué necesitaban, sus angustias, sus penas, sus ilusiones.
            El gusto le proporcionaba una conexión con los seres vivos que habían conformado su comida. Podía reproducir las escenas de caza que le habían traído el trozo de carne y la vida del animal, los años de crecimiento de un árbol, las vicisitudes que habían pasado los arbustos, los cuchicheos mientras los recolectores recogían el fruto…
            Y el olfato era una fuente de inspiración para recrear escenas y momentos que habían marcado su vida. Era como si al oler una esencia se transportara al primer momento en el que la había olido y fuera capaz de convertirse de nuevo en ese niño y en entrar en comunión con su yo pasado. Al cabo de un tiempo esa capacidad se fue incrementando hasta lograr el mismo efecto con quienes le rodeaban.
            Esos dones eran difíciles de llevar sin descubrirse. Las jaquecas y los desvanecimientos lo acompañaban a todas horas, las intensas sensaciones, la lectura de los pensamientos ajenos, las empatías,… Pasados cinco meses de aislamiento social Isaac comprendió que su sino era abandonar la aldea y establecerse en soledad en algún lugar donde pudiera aprender a controlar todo cuanto le había sido concedido.
            Una fría madrugada de primavera, al amparo de un cielo medio negruzco que empezaba a despertar, Isaac caminó por el bosque con un pequeño fardo a la espalda y lágrimas en los ojos. No se había atrevido a despedirse de sus padres ni de sus hermanos, se había escabullido como un prófugo, dejando atrás la confortable casa donde había nacido y vivido sus primeros años.
            Acompañado por su visión del mundo caminó durante semanas hasta llegar a un claro de un bosque lejano, en un paraje cercano a un riachuelo con aguas claras y cristalinas procedentes del deshielo de la montaña. Allí construyó una cabaña de troncos y se instaló para pasar los próximos diez años en soledad…..
            ¡Pasad un feliz día!
            
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¡Tenemos mucho!

7:57 Pat Casalà 5 Comments


            ¡Hola! Hoy me gustaría reflexionar sobre lo importante que es la familia para todos. Este año, después de la trágica muerte de mi cuñado, veo las cosas desde un ángulo distinto y me percato más a menudo de la suerte que tenemos de estar vivos, de tener una existencia tranquila y de tener al lado personas que nos quieren y nos acompañan.
            ¡Ayer mi padre nos dio un susto increíble! Todavía estoy un poco alterada. Iba en moto con mi madre y se dio cuenta de que se iba a desmayar. Por suerte tuvo la sangre fría de parar, poner el caballete y caerse sentado sobre un banco. Entonces se le fue la conciencia. ¡Y mi madre se desesperó!
            He de decir que siempre hay gente buena en todas partes, porque una señora de una autoescuela los ayudó, llamó a una ambulancia y consoló a mi madre. ¡No me quiero ni imaginar lo que le pasó por la cabeza en esos momentos! Por suerte todo fue una lipotimia por culpa de un desarreglo intestinal, pero los minutos de angustia no nos los saca nadie. ¡Y menos a mi madre!
            A veces nos quejamos de los problemas, los agobios diarios y las miles de cosas que nos suceden en el día a día, pero quizás deberíamos reflexionar y darle las gracias a la vida por lo que tenemos en vez de lamentarnos por lo que nos falta.
            ¡A todos nos gustaría tener más! Pero la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, en los pequeños gestos, en apreciar lo que hay a nuestro alrededor y aprender a ser felices con lo que nos ha tocado en gracia.
            Esta sociedad de consumo nos engulle de tal manera que los árboles no nos dejan ver el bosque. Porque parece que si no tienes tal cosa no eres nada y en realidad todos somos mucho.
            Para mí la familia siempre ha sido muy importante, creo en el pilar de mantenernos unidos, de comer juntos una vez por semana, de apoyarnos los unos a los otros. Tanto en mi casa como en la de mi marido siempre hemos mantenido la tradición de vernos una vez por semana, de hablar casi a diario por teléfono y de compartir los buenos y los malos momentos.
            Estos casi ocho meses en los que nos ha acompañado el duelo hemos intentado estar siempre cerca de mi hermana, apoyarla y darle ánimos. ¡Seguro que ella ha sentido nuestra proximidad! Y eso es lo que realmente cuenta, la capacidad de la familia de formar una piña, de apoyarse, de ayudarse.
            Así que ya que desde el blog acostumbro a lanzar globos sonda, hoy lo vamos a lanzar en pro de ser capaces de levantarse de la cama con la ilusión por la vida, por estar rodeados de una familia que nos quiera por tener unos amigos que valgan la pena, un trabajo que seguro algo nos aporta y por estar vivos.
            ¡Feliz día!
             

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Los inventos de mi vida

7:57 Pat Casalà 4 Comments


¡Muy buenos y felices días! Como mi cabeza sigue emperrada en darle vueltas a lo mismo y yo estoy total y completamente mareada, y un poco agobiada de buscar, no encontrar y dudar de todo, he decidido cambiar de tercio y explicaros otras cosas, a ver si la distraigo un poquito y me deja en paz por unas horas. ¡Aunque lo veo difícil porque tarde o temprano tendré de coger el ordenador y seguir corrigiendo!
            Ayer tuve una conversación súper interesante con mis hijos que me hizo pensar en esta entrada en concreto. Me preguntaron a quién tenía en el Facebook y en el Messanger cuando era jovencita. Entonces les expliqué que nuestra adolescencia y primera juventud fue sin móviles, sin Internet y con tres canales de tele.
            La verdad es que los dos se quedaron asombrados y un tanto descolocados. “¿No había móviles?” me preguntaron atónitos. “¿Y cómo quedabais?” La verdad es que responder a la batería de preguntas intrigadas de los dos me trajo un montón de recuerdos olvidados: las llamadas desde cabinas telefónicas, las horas y horas de conversación telefónica en casa con mis padres pidiéndome encarecidamente que colgara, los programas de la tele que todos veíamos a la vez….
            ¡Hay tantas cosas nuevas desde entonces! ¡Tantas tecnologías increíbles que han cambiado nuestras vidas! ¿No os parece difícil pasar ahora sin el móvil? ¿O sin el ordenador?
         Así que entre los cuatro, mi marido también estaba, hicimos una lista de los inventos que han cambiado nuestra vida en estos últimos años y que nos han facilitado algunas tareas.
            Para mis hijos el aparato estrella fue la Roomba, el robot aspirador que compré el mes de mayo y que realmente les ha facilitado algunas cosas. ¡Es un gran robot! Aspira de verdad, solo, sin ayuda y mientras estás fuera de casa y deja el suelo impecable (pensad que pasé el algodón una vez y salió blanco). Lo compré para Estavar, para que el suelo estuviera siempre limpio. Eso es lo que les facilitó las cosas a mi familia, porque ahora ya no me tienen que ayudar a barrer cada vez que ensucian, ¡tenemos la Roomba! Al final ha acabado yendo de acá para allá, ¡va tan bien que también la quiero en Barcelona!
            Otro de los artilugios que me ayuda cantidad en el día a día es el despertador Oregon, uno de proyecta la hora en el techo. Ya os habréis dado cuenta que lo mío no es dormir bien y una de las cosas que necesito en mis constantes despertares nocturnos es saber qué hora es sin desvelarme. ¡Para eso el Oregon es único! Sólo tengo que abrir un poquito los ojos, mirar al techo y volià, ahí está la hora. Tengo uno en Barcelona y otro en Estavar y si viajo me lo llevo conmigo.
            ¿Y qué haría por las mañanas sin mi ordenador y mi blog? ¿Y cómo me comunicaría con los demás sin mi súper mega móvil nuevo? Aunque estos adelantos son un poco triviales, todos los tenemos, me encantan. Realmente no me hubiera nunca lanzado a escribir sin el Word y los correctores Online, así que gracias por existir.
            La cafetera Nespresso supuso un antes y un después en mi casa. Tengo la cafeína prohibida a partir de lasa dos de la tarde, por eso el café de después de comer se convertía en un foco de tensiones: yo lo quería descafeinado y mi marido normal, ¿qué hacíamos? ¡Pues con la Nespresso quedó todo solucionado! Por eso también tengo una en Barcelona y otra en Estavar. ¡Un problema menos!
            Y para terminar algo que está inventado desde hace mucho tiempo, pero que si me quedo sin me agobia cantidad: ¡la moto! ¿Cómo iría yo por Barcelona sin ella? Nunca llegaría a ningún lado a la hora y me cogería un ataque de nervios entre la circulación. Así que la incluyo, ¿OK?
            Creo que os he dado la lista de los principales inventos que me hacen la vida más fácil, aquellos que me ayudan a vivir con mayor tranquilidad y alegría. ¿Cuáles son los vuestros? ¿Vais a dejarme un comentario para explicármelo?
            ¡Pasad un día genial!

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Se llama Úrsula (la trama 32)

7:57 Pat Casalà 2 Comments




            ¡Otra vez lunes! Cada vez que llegamos al primer día de la semana miro hacia atrás y me parece mentira que se haya escurrido ante mis ojos una semana más y que empecemos una nueva. ¡Tengo tantísimas cosas que hacer durante las jornadas que apenas me percato que me pasan delante!
            Este fin de semana he logrado dar una vuelta a 107 páginas de La Baraja. La verdad es que no he podido dedicarle todo el tiempo que me hubiera gustado. ¡Estoy un poco colapsada! ¡Yo no veo demasiados fallos! Eso quiere decir que me tengo que leer los párrafos tres veces y analizar cada detalle de tal manera que al final no me gusta ni una palabra. ¡Ese es el riesgo de corregir, corregir y volver a corregir!
            Me repito, lo sé. Pero es que me tiene un tanto alterada lo de encontrar bien la novela porque entonces me surgen un millón de dudas: ¿No sé más? ¿Acaso no puedo encontrar esos fallos que están ahí? ¿O es que estamos rizando tanto el rizo que es difícil encontrar el punto de equilibrio? ¿No sirvo para convertirme realmente en escritora editada? ¿Tengo que aprender más? ¿Algún día me dirán que ya está y subiré otro peldaño de la larga escalera hasta la meta? ¿O me voy a quedar para siempre en el tercero?.....
            Cuando me dicen que hay gente que de manera innata sabe escribir bien y a la primera tiene un gran informe de lectura es como si me dieran un garrotazo a mi autoestima y cuando me piden que vuelva una y otra vez al manuscrito para detectar errores, después de un esfuerzo considerable por dejarlo perfecto, se me hace una montaña el pensar que debo volver a empezar. Y entonces me desanimo bastante. ¡A ver si he corregido cosas que estaban bien!
            ¡Basta ya! Se lo estoy diciendo a mi cabeza, es que me está mareando. Vamos a seguir un ratito con Svet y a ver si puedo concentrarme en otra cosa, así intentaré deshacerme por un ratito de tantas dudas y agobios.
            …Mientras Eduardo realizaba unas cuantas averiguaciones Svet se levantó de la cama y caminó arrastrando los pies hasta la cómoda donde tenían la maleta abierta. Rebuscó entre sus cosas hasta encontrar el pijama de fieltro que se puso sin perder tiempo. Su mente seguía anclada en el pasado, en el incendio que había borrado deliberadamente durante los últimos años y que ahora se le presentaba como una experiencia intensa.
            Tenía el bolso colgado de la silla. Rescató de su interior la fotografía medio quemada donde las caras sonrientes de su familia le saludaban desde los recovecos del pasado. Era una fotografía antigua, un tanto ajada por el paso de los años y por la exposición al fuego aquel lejano día. Era el único recuerdo que conservaba de su familia, el único anclaje con aquella realidad que se había perdido entre las sombras.
            Fiona era la única que no sonreía a la cámara, en sus ojos se leían las huellas de la frustración y del anhelo por seguir un rumbo distinto al que se le había trazado. Su hermana era una niña altiva, soberbia, resentida con la vida por haberla obligado a nacer en el seno de una familia con pocos recursos, con un carácter agriado por las circunstancias y un genio desmedido que hería a todos los que la trataban con cariño.
            Pero quemar la casa de sus padres con toda la familia dentro… Svet empezó a dudar de sus recuerdos. Se sentó en la silla que se encajaba en el escritorio acariciando la fotografía, con las lágrimas resbalando impunes por sus mejillas y el dolor estrujándole el corazón, como si alguien lo estuviera apretando con sus manos y casi la ahogara.
            ¿Realmente Fiona había sido capaz de hacer algo así? El timbre de una voz masculina se fue colando por sus recuerdos, era una voz fuerte, dura, inflexible. Una voz que gritaba algo en un idioma extraño. Una voz que acompañaba los actos criminales de su hermana. Una voz que le aguijoneaba el cráneo con unos gritos intensos, como si la estuviera llamando.
            -Se llama Úrsula Espona. –Eduardo se sentó a los pies de la cama con una libreta abierta entre sus manos-. Es la viuda de un rico empresario que se ha quedado con toda su fortuna. ¡Su hijastra enloqueció con la muerte de su padre!
            Svet intentó procesar las palabras de su marido, pero aquella voz seguía acosándola. Cada vez se hacía más fuerte, más insistente, más atronadora. Levantó la mirada hacia Eduardo con la intención de contestarle, pero un dolor agudo la obligó a agarrarse la cabeza con ambas manos, a cerrar los ojos con fuerza, a dejarse llevar por el sonido de la voz, por las frases que no llegaba a dilucidar….
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¡Qué distinta es la vida en el campo!

9:51 Pat Casalà 0 Comments


    
     ¡Buenos días! Tal y como reza el título de hoy me parece mentira lo distinta que es la vida en el campo, con su ritmo pausado, la falta de estrés, rapidez, humo, coches, agobios y prisas. Es como si al entrar en un entono rural estuviéramos saliendo de una máquina del tiempo y pudiéramos respirar la esencia de otros tiempos.
       La casa de Tivissa de la prima de mi marido se llama Can Silveri. Es un caserón construido a principios del siglo XX que bien podría ser el escenario de una película de época, o de una de miedo. Da a un callejón adoquinado un tanto estrecho que culmina en la plaza de la iglesia. Tiene una enorme puerta de madera, que se abre con una enorme llave de hierro, y un tirador en forma de garra para llamar a la antigua. ¡Aunque esta puerta siempre está abierta! ¡Dentro hay una de factura moderna con un timbre de los actuales!
     El interior es grande y espacioso, con una vista muy bonita a la comarca desde los balcones de cada piso. ¡Tiene cuatro y un sótano! Aunque sólo se habitan dos y los otros están cerrados. El suelo es de baldosas con mosaico, unas baldosas que algunas noches de invierno, durmiendo en una de las habitaciones con una virgen sobre la cama, muerta de frío y angustia, no hay calefacción y hace un fío de mil demonios, con el silbido del viento acompañándome y las sombras de los muebles acechando en la oscuridad y la necesidad imperiosa de bajar al baño, me han parecido frías y desiguales, como si quisieran atraparme.
       El distribuidor de la planta superior siempre me recuerda a mi época de juventud en la que habíamos ido a pasar algunos fines de semana ahí y al día en el que hace quince años la prima de mi marido se vistió de novia y le hicieron el reportaje fotográfico junto al piano, a la butaca de mimbre, a los cuadros,… ¡Y es que habíamos ido bastante de jovencitos!
       ¡Si vierais la cocina! Es en forma de U, con muebles de madera antiguos y una pila enorme de algo nacarado, con dos grandes barreños para lavar los platos a mano, dos neveras, una gran despensa,… ¡y las ollas colgando en la pared!
        Aquí se respira un aire limpio, nítido, agradable. Casi se puede oler el sosiego del campo, escuchar el ritmo de la tranquilidad, de la esencia de estas gentes que encaran el día a día con otro talante, tocar sus mentes serenas, saborear el agradable sabor de tomarse la vida de otra manera.
       J., mi anfitrión, nació y vivió sus primeros dieciocho años de vida en este pueblo de calles adoquinadas, con las paredes de los callejones estrechos pintadas de blanco y salpicadas de puertas de madera de diversos colores, rodeado de campos, de almendros, de otras costumbres.
       Ayer nos llevaron a la pequeña construcción que tiene en los campos que heredó de su padre. Son unos campos preciosos, donde se cultivan las almendras que en otros tiempos valían una fortuna y que a día de hoy no dan ni para reinvertir en ellas. Pero J. sigue trabajando la tierra los fines de semana, recogiendo los frutos de sus árboles para venderlos, tratándolos, limpiando el campo de malas hierbas y matorrales, cuidando con mimo una zona que a principios del siglo veinte daba mucho dinero.
       Tiene también algarrobos, ¡me explicó que el chocolate y muchos cosméticos se nutren de este fruto!, y aceituneros de los que extrae un aceite genial (la producción la vende entre sus conocidos y le abastece su demanda personal de todo un año). Yo lo he probado y es una aceite excepcional, con un sabor fuerte y delicioso que sólo acompañado con un mendrugo de pan te deleita el paladar. ¡Está hecho con aceitunas arbequinas!
       Por la tarde fuimos a visitar el pueblo íbero que se encontró en las cercanías de Tivissa. ¡Es muy grande! ¡Y se conservan muchas partes! Aunque todavía hay que excavar mucho para sacarlo todo a la luz. ¡No os podéis imaginar que vista más maravillosa del río Ebro hay desde allí!
        He creado una página en el Facebook del blog, ahí voy a colgaros algunas fotos del paisaje y del pueblo para que podáis ver un poco lo bonito que es: Enlace a la página del FB
         ¡Feliz domingo!!!!!!!!

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.......¡Sigo buscando!

7:57 Pat Casalà 2 Comments



            ¡Buenos días! El fin de semana y los días festivos las visitas al blog descienden considerablemente, aunque últimamente aquella media de 38 visitas diarias se ha elevado a 53, ¡así que he de lanzar un globo sonda de agradecimiento a todos los que en un momento u otro del día o de la semana os pasáis por aquí a leer mis escritos!
            Hoy me voy a pasar el fin de semana a casa de la prima de mi marido, a un pueblecito pequeño de la provincia de Tarragona llamado Tivissa. Es un sitio hermoso, con calles adoquinadas y la tranquilidad que ofrece el campo, la ausencia de contaminación, de ruido, de estrés,… ¡Lo que no sé es si mañana encontraré el tiempo para la entrada! ¡Es que no voy a estar en mi casa!
            Ayer seguí con la búsqueda de los fallos perdidos, pero he de admitir que me colapsa un poco no encontrar demasiados. ¡Y cuando descubro que hay tanta y tanta gente que ya logra un buen estilo de buenas a primeras! ¡Deben tener el estilo innato!
            En mi caso lo único innato es la imaginación y la capacidad de dar sentido a una historia y de estructurarla en mi cabeza. Ya he explicado en alguna ocasión mi manera desestructurada de estructurar las tramas. ¡Sencillamente voy escribiendo y con cada nueva idea vuelvo atrás para corregir lo ya escrito!
            La parte positiva es que a pesar de saberme la historia de La Baraja total y absolutamente de memoria, ¡hasta a veces reproduzco capítulos enteros en mi mente como si fueran trocitos de películas!, me sigue gustando cuando la vuelvo a leer. Para ser sincera hay trozos que más y otros que menos, pero en conjunto estoy alucinada de que pudiera armar ese manuscrito en tres meses, con documentación y primera corrección incluida. Hay momentos en los que pienso que nunca más en mi vida voy a ser capaz de semejante hazaña.
            El problema de esta última corrección es que en verano fui muy concienzuda y dejé el manuscrito muy arregladito. ¡Ya sé que siempre todo es mejorable! Pero hay que detener en algún momento el engranaje de la corrección y disfrutar del texto.
            Total, que cada vez que me pongo delante del ordenador me enfrasco en la historia. Me meto tan dentro que las frases y los párrafos se pierden en visualizaciones inconscientes de las escenas, de los lugares, de las sensaciones… ¡Y entonces he de parar y leer en voz alta!
            Si tenéis en cuenta que a mí me encanta corregir al aire libre, en una hamaca, en la terraza de un bar, en un parque,… os podéis imaginar la reacción de cuantos me rodean. ¡Encima a medida que declamo gesticulo! Todo mi cuerpo parece poseído por lo que estoy leyendo y voy moviendo la cabeza, las manos, los hombros,… ¡Todo un espectáculo! ¡Espero que un día no llamen a un médico!
            Debo encontrar el tiempo para volver a leer. ¡Lo necesito! Cualquier buen escritor debe nutrirse de las novelas de otros, encontrar la ilusión en escritos ajenos y permitir que su imaginación se mantenga siempre en marcha. ¡A ver si encuentro el espacio para la lectura en mi horario!
            A mí me gustan las novelas rápidas, de acción y suspense, llenas de sentimientos y exaltaciones, con escenas que te ponen al límite y te enganchan a las páginas y consiguen mantenerte pegadas a ellas durante tantas horas que al final te duelen hasta los ojos de tanto mirarlas.
            Los personajes me gustan definidos, con mucho sentimiento, con partes pasionales que logren acercarme a ellos. Con los que tienen una personalidad demasiado plana no logro encontrar una manera de conectar con ellos, y entonces me parecen demasiado lejanos.
            En cuanto a los malos me gusta dotarlos de una parte sentimental, de un trocito de humanidad a pesar de su maldad latente. Igual que los buenos han de tener su punto malo, aquél que en algunos momentos los hace comportarse de una manera irracional o equivocada.
               ¡Pasad un feliz sábado!

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En busca de los fallos perdidos

7:47 Pat Casalà 4 Comments


           ¡Viernes otra vez! ¡Ufffff!!!! Entre el día de fiesta y la intensidad de la semana casi no he tenido tiempo de ver desfilar los días. Reuniones importantes de trabajo, un nuevo miembro del equipo, mi teléfono nuevo, una comida, otra comida, poco sueño y mucha agitación. ¡A ver si la próxima semana es un poquito más calmada! Aunque lo veo difícil.
            He empezado con la nueva revisión de La Baraja, pero o yo estoy espesa o no encuentro muchos fallos. ¡Ayyyyyy!!!!! Es que si no los veo quizás es que no pueda alcanzar el nivel necesario para volver a enviarla.
            Ya me veis ayer por la tarde en el bar del club, delante del ordenador, un Rooibos de vainilla a un lado, ¡me encanta esa infusión!, el teléfono nuevo en el otro, lo del WhatsApp es impresionante, y la firme intención de proseguir con la corrección que en casa no había podido hacer, ¡tenía una cantidad increíble de trabajo!
            Bueno, pues me puse a leer lentamente el capítulo que me tocaba, intentando por todos los medios no meterme demasiado en la trama para detectar los errores gramaticales que pudiera haber. ¡Bufff! ¡Lo veía todo mal! ¡No os podéis ni imaginar mis dudas! Cada uno de los adverbios que encontraba me hacía detenerme a pensar si era el correcto, si se necesitaba, si debía cambiarse,…. ¡Dudaba hasta de las comas, de los puntos y de todas las frases!
            Al final decidí acabarme el Rooibos, cerrar la tapa del portátil y ponerme a whatsappear con las amigas antes de tirarle la taza a la pantalla. ¡Quién me mandaría a mí meterme a escritora! Quizás he errado el camino y debería ser guionista o periodista o conformarme con ser responsable de la administración, la contabilidad y la fiscalidad de una empresa. ¡Que con tanta duda no se puede corregir!
            Casi me sienta peor no conseguir detectar los fallos que saber que los hay. ¿Alguien puede inventar un corrector de estilo Online ya???? ¡Pero uno que fuuncione con mi prosa!!!! Es que me iría bien un poquito de ayuda externa y, sobre todo, una dosis enorme de confianza en mí misma. ¡Ah! Y puestos a pedir, ¿por qué no la capacidad de escribir bien a la primera?
            Siempre que hablo con gente que ha leído mis novelas me nombran los guiones de cine. ¿Y no era yo la que de pequeña soñaba con irme a Hollywood a rodar una película basada en uno de mis libros? ¿Por qué no soñaba con escribir el guión directamente? Aunque ahora, después de tantos años invirtiendo mi esfuerzo y mi tiempo en aprender técnicas de escritura no me cambio de bando ni muerta. ¡Las cosas hay que lucharlas hasta el final!
            Quizás me pesa mucho el handicap de la disortografía, o sencillamente estoy un poco atacada, pero ahora necesito algún superpoder que me ayude a detectar los fallos a subsanarlos y a enviar algo digno de ser presentado a las editoriales. ¡Con los tiempos que corren se necesita un doce sobre diez! ¡Y está visto que a mí me cuesta un montón llegar a él!
            Bueno, basta de lamentaciones. Hoy voy a coger el toro por los cuernos y a ver lo que se debe ver, ¿OK? ¡Es más fácil decirlo que hacerlo! ¡Ya os contaré si lo consigo!
            ¡Un beso! ¡Y feliz día!

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