De críticas y situaciones

7:47 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos y felices días! Parece que los viernes los empezamos con mayor ilusión que el resto de días de la semana, ¡todos anhelamos los dos días de descanso que nos vienen detrás!
            Ayer las noticias no tenían desperdicio: el fin de la era de terror de ETA y la muerte de Gadafi. ¡Cómo está el mundo! Yo soy de esas que mira muy poco los noticiarios, mi filosofía es siempre la misma; para ver desgracias, prefiero no saber. Pero estoy informada de todo lo importante gracias a mi marido.
            ¡Qué ilusión que ETA deponga las armas! Esto es un notición, un gran avance hacia una vida un tanto más tranquila para mucha gente que vivía con miedo y angustia, un adelanto significativo en la democracia de este país. ¡Ojalá sea un cese de violencia definitivo!
            En mis libros hay asesinos, malvados y situaciones tensas en las que las protagonistas se enfrentan a hechos traumáticos que son difíciles de encarar. La verdad es que en mi vida ha habido muy pocos de esos momentos, aunque siempre hay descalabros emocionales, ¡nadie tiene una vida plana!
            Este último mes he dejado leer La Baraja a algunas personas cercanas para que me ayudaran a ver lo que yo no encuentro. He pedido críticas constructivas, impresiones reales y, sobre todo, que me señalen aquello que no les gusta. Me he preparado para encarar todos los comentarios. Las cosas bien dichas nunca sientan mal y sirven para mejorar. ¡Y es lo que necesito!
            Desde luego para el ego es maravilloso escuchar un: ¡me ha encantado! ¡No tocaría ni una coma! ¡Lo he leído de un tirón! Pero en la vida hay gustos para todo y, sobre todo, se ha de estar abierto a encajar las diversidades de opinión y a aprender de las críticas ajenas.
            Ayer recibí un mail con los comentarios de una amiga. Gracias, me han servido muchísimo de ayuda. Ella me preguntaba cómo podía retratar las emociones de los personajes en situaciones límite si yo nunca me había enfrentado a ellas. Incluso insistió en indagar si me había sucedido algo parecido.
            Pues no. La verdad es que nunca me he enfrentado a descalabros familiares como los de Pam y Hugo ni a situaciones como las que le tocan vivir a Sofía o a su madre. Pero cuando me meto dentro de su piel y les confiero una personalidad en mi mente se produce una especie de simbiosis perfecta y soy capaz de sentir lo que escribo.
            No sé si lo explico bien. Yo escribo con la mente anclada en otro lugar. Veo la escena de manera etérea ante mis ojos, como si fuera una película sin contornos que flotara delante de mí. Casi puedo escuchar la música de fondo, los ruidos externos, los pensamientos de cada personaje.
            Si la protagonista está en una situación tensa, mis hombros suben y se agarrotan, siento un nudo en el estómago y se me dispara el corazón. Y eso es lo que describo en el libro, la sensación que me acompaña al ponerme en su piel y ver, oír u notar lo que sea que la angustia.
            El único inconveniente de mi manera de sentir a los personajes es que quizás pequen de un poco de parcialidad, porque los doto de las reacciones que yo tendría ante las situaciones concretas a las que se enfrentan. ¡Pero ahí está la gracia de ser la autora! En realidad para mí es lo mejor, poder vivir sus vidas en mi mente y pasar aventuras y desventuras sin que eso interfiera en la tranquilidad de mi vida real. ¿A quién no le gustaría ser por unas horas otra persona?
            Espero con ilusión el resto de críticas. Creo que es necesario contar con opiniones de todos los gustos y saber acatar bien tanto las negativas como las positivas. En todas se pueden encontrar ideas interesantes.
            ¡Os deso un feliz día! 

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