Gimnasia cerebral

8:58 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Ayer fue una jornada complicada, aunque por suerte era viernes y las horas pasaron como una exhalación. He conseguido madurar a los cuarenta en el tema literario, pero todavía me queda camino por recorrer en otras facetas de mi vida.
Debería sentarme a recapacitar y poner cada punto en su lugar, de manera que me fustigue únicamente por mis errores y no acabe asumiendo el cien por cien de la culpa. Ufffffff, es fácil decirlo, pero con una cabeza como la mía, que no para de darle vueltas y más vueltas a las cosas, es complicado encontrar ese sendero perfecto que ubica cada acto en su sitio justo.
Ahora toca apechugar con las consecuencias y encararlas con dignidad. Pero no quiero hablar de cosas tristes, es fin de semana, hace un día horrible, un frío glacial y he dormido fatal, pero sonrío. Dos días de descanso, de escritura, de empezar a leer unas novelas que me hacen muchísima ilusión, de no pensar (jejejejeje, eso no me lo creo ni yo), de bailar…
 Por suerte esta tarde hay una clase de Fran, una de aquellas en las que nos disfrazamos y bailamos al son de una música concreta. Hoy toca rockstarts. Estoy segura de que la música será de mi época discotequera y que me lo pasaré genial. Aunque he de confesar que a mí eso de disfrazarme no me encanta…
Y mañana a las once hay Free Style con Alberto. Gimnasia cerebral en toda regla, de aquella que te hace desconectar del ahora para contar tiempos de ocho con la coreografía en la cabeza. Cuanto más difíciles son los pasos, más concentración requieren y más paro mi engranaje cerebral de pensamientos.
Ayer no fui a Zumba. No me gusta demasiado esa clase y siempre encuentro escusas para no ir. Esta vez sencillamente decidí quedarme en casa, con el ordenador en el regazo, escribiendo. Conseguí desatascar un capítulo de LUE y corregir algunas cosas de LMR que mis compañeros lectores me mencionaron.
A veces me pregunto por qué me empeño en quedarme horas enteras aporreando las teclas y no aprovecho para ir a pasear, a comprar, a tomar algo con mis amigas… Mi única ilusión en las horas libres es construir historias que acaban en mi disco duro…
No hay una respuesta coherente a esa pregunta ni tampoco es del todo cierto que no hago otras cosas. Cocino algunas veces, paseo otras, compro cuando es necesario, bailo, juego al Candy Crush y pronto empezaré a esquiar.
Necesito la escritura, es otra de mis gimnasias mentales, una que aleja los nubarrones durante horas y me mantiene enganchada a esas historias que mi mente me regala. Es maravilloso permitirle guiarme en cada estadio de la trama, incluso en aquellos finales inesperados que de repente aparecen como la única solución viable a un manuscrito.
  Y sí, en mi mundo ideal me dedicaría únicamente a escribir, leer y crear historias. Sin embargo la vida real te exige que ingreses un dinero cada mes, que seas competente en tu trabajo y que asumas las responsabilidades que te has impuesto a lo largo de los años. Por lo tanto es importantísimo cuidar tu faceta laboral.
No sé qué pasará el lunes, pero ahora no quiero preguntármelo. Lo que tenga que ser, será y entonces ya me preocuparé… De momento tengo un desayuno con una amiga y horas de escritura por delante…

¡Feliz día! J

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2 comentarios:

  1. Tú sabes aprovechar cada uno de los 86.400 segundos que tiene el día. ¡Mis felicitaciones!

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