¡He vuelto!
¡Buenos
días! El sol parece que quiere salir para iluminar el martes. Estoy un poco
desubicada tras cuatro días de descanso en las montañas. Han sido perfectos,
con horas para corregir y leer, con tiempo para pasear, con la tranquilidad y
el sosiego suficiente para reorganizar mi mente acelerada.
Terminé
la primera corrección de LDE, en general no había muchos fallos de coherencia y
el final, que llevaba días sin ver claro, ahora creo que es la mejor manera de
darle la vuelta a la historia. Ayer por la noche se la mandé a mi gran lectora beta, la primera de todas.
Ahora
estoy cambiando algunas cosas de LMR, creo que con ellas el texto mejora. He
adaptado algunos de los consejos de mi lectora beta actual, he dividido algunos capítulos y he aumentado alguna
información que resulta necesaria para continuar con la lectura.
Y
LUE, la nueva novela que estoy gestando, ya tiene algunas cosas claras: la idea
del argumento, de los personajes principales y del inicio. Aunque quiero
esperar un poco para escribirla, antes tengo varias correcciones pendientes y
un millón de cosas por hacer.
Este
puente nos hemos encontrado bastante aislados de cobertura en casa. No sé qué
pasaba, pero no había Movistar ni 3G ni nada parecido. No he mirado casi el email ni he esperado que las cosas se
precipitaran. Estar alejada de las redes sociales y de Internet tantas horas ha
sido genial.
Vuelvo
relajada, tranquila y serena, pero con las ideas muy claras. Sé qué quiero en
mi futuro, cómo deseo que sean mis días y a dónde quiero llegar con mi
escritura. No voy a pasarme el día angustiada como antes ni esperando
respuestas ni correos que nunca llegaban, de momento voy a esperar a que los
cambios que se avecinan finalmente se plasmen en realidades y luego creeré que
vale la pena luchar.
Sé
que hay momentos en los que el estrés no me deja pensar con claridad, igual que
soy consciente de que el peso de las realidades a veces me aplasta con
contundencia. Por eso me pongo nerviosa y deseo y anhelo de una manera
equivocada.
Las
circunstancias de la vida me han llevado a un lugar diferente al que pensaba.
Espero que las cosas salgan bien y en breve pueda anunciaros las novedades,
pero si eso no pasa no voy a perder la fe en mí ni la creencia de que algún día
podré dedicar mis horas a las palabras.
Y
así, con esta ilusión, con una sonrisa radiante, con la emoción presente en mi
interior y con el deseo de recibir noticias interesantes, me voy a la oficina.
Espero que la inmersión en la jornada laboral no borre mi capacidad de sonreír…
¡Feliz
día! J
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