Prohibido perder la sonrisa
¡Buenos días! Me gustaría que las cosas fueran
diferentes a veces, que si en la página de una editorial se anuncia una respuesta
negativa, si es el caso, no se comuniquen contigo en un año ni te contesten a
un email, pero así es la industria editorial.

Elijo cuidadosamente a quien le envío un
manuscrito, no hago propuestas masivas ni creo ya en aquella oportunidad genial
que podría convertirme en una escritora best
seller. Aceptar mi lugar me ha costado muchísimos años, y ahora me siento
feliz con la escritura, sin más.
Igualmente ningún escritor que se precie negará la
ilusión primaria de compartir sus escritos. Una cosa no quita la otra. Deseo
publicar, claro que sí, pero no es una prioridad en mi vida ni algo que me
quite el sueño. Si algún día llega una gran oportunidad, la disfrutaré con
emoción y si nunca aparece, seguiré con la sonrisa, sin perder la ilusión de
novelar mis mundos paralelos.

Evidentemente hay actores trabajando de otra cosa,
pintores sin destacar, cantantes con la esperanza de triunfar algún día… Los artistas
hemos de convivir con la posibilidad del fracaso, de la falta de canales para
llegar al lugar donde moran nuestras esperanzas, redimensionando constantemente
nuestros sueños para adaptarlos a la realidad.
Es lo que hay, no se puede anhelar un imposible
después de luchar con uñas y dientes durante años, es mejor disfrutar del acto
creativo y no hacer castillos en el aire. La vida es demasiado increíble para pasársela
lamentando lo que no es. Tras años en la senda equivocada por fin lo acepté, lo
interioricé y descubrí un mundo de emociones en el camino, con la capacidad de
elevarme en el cielo de la felicidad.
Ahora solo reivindico el derecho a recibir respuestas,
a no permitir que la incertidumbre se instale a nuestro alrededor, a que las
editoriales sean consecuentes con sus anuncios y cumplan con sus promesas.
Detrás de una novela siempre hay un escritor esperanzado.
¡Feliz día! J
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