Muy orgullosa de mis chicos
¡Buenos días! Muchas veces la tarea de madre es
ingrata, sobretodo en la adolescencia de los chicos, cuando la relación con tus
hijos empieza a convertirse en un campo de batalla en el que siempre necesitas
armarte de paciencia. Por suerte encuentras instantes maravillosos en el camino
y te paras a sonreír con emoción, felicitándolos.
Ayer mi hijo mayor se examinó de cinturón negro de
Taekwondo frente a un examinador de la federación catalana de Taekwondo. Àlex
lleva desde los siete años practicando este deporte dos tardes a la semana, con
constancia e ilusión. Es un honor llegar a cinturón negro, espero que se lo
den.
Hace dos años que tenía pendiente realizar el
examen, pero nosotros le aconsejamos esperar. En España llegar a este nivel
significa que te conviertes en arma blanca y por lo tanto pesa en tu contra si
alguna vez te defiendes en un incidente, a pesar de que te ataquen primero.


Me sentí orgullosa al comprobar cómo ha mejorado,
su técnica, su manera de moverse, la ilusión con la que afrontaba el examen.
Estaba muy nervioso, llevaba desde el viernes estudiando y preparándose. Fue
una hora antes a la academia para acabar de repasar con el profesor.

Son esas veces de la vida en las que sientes la
emoción de ser madre, de estar ahí acompañándoles en sus logros. Para mí ya
tiene el negro de corazón.
Y para rematar la jugada mi hija Irene ha sacado
un diez en un examen de matemáticas. Si tengo en cuenta que suele suspender
esta asignatura, es un logro alucinante.
¡Hoy me siento feliz de ser madre de unos chicos
maravillosos!
¡Feliz día! J
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