Castañas y "panellets"
¡Buenos días! Entramos en un puente largo, uno en el que muchas personas han cogido fiesta y están preparadas para pasar unos días fantásticos en familia, con los amigos, en soledad,… ¡Hay tantísimas posibilidades! La cuestión es pasarlo bien, descansar y reír, ¡que para eso están los festivos!
Se
acerca el día de Todos los Santos. Las pastelerías se inundan de “panellets”,
en las calles encontramos las castañeras en sus paraditas, siempre atentas a
los transeúntes que desean degustar unas castañas o unos boniatos.
Mis
recuerdos de infancia me las traen con unos guantes de lana cortados a mitad
del dedo, un delantal marrón y un pañuelo en la cabeza. Recuerdo
que me encantaba pararme a observarlas cómo removían las castañas y vendían las paperitas a la gente.
Por
aquella época a principios de noviembre hacía frío, un frío no muy intenso,
pero suficientemente fresco como para desear calentarse las manos con las paperitas
hechas con papel de periódico donde te servían tu ración de castañas.
¡Cómo
ha cambiado todo! Claro que lo que más ha cambiado soy yo misma, que ya no soy
una niña y tengo un montón de responsabilidades. Ahora a principios de
noviembre ya no hace frío, no hay tantas castañeras y no me fijo tanto en esos
detalles como antes.
Parece
como si la vida se hubiera acelerado, como si el ritmo urbano hubiera engullido
aquella serenidad con la que encarábamos el devenir diario y nos hubiera
privado de disfrutar las pequeñas cosas cotidianas que pueden aportar felicidad
y alegría.
Caminamos
con el acelerador a todo gas. Pasamos por delante de las situaciones más
entrañables con los ojos puestos en otro lugar y la mente ocupada en miles de
cosas que nada tienen que ver con lo que nos envuelve. Es como si hubiéramos
abandonado la costumbre de descubrir las pequeñas cosas que nos rodean y nos
centráramos en conseguir más, en trabajar más, en quejarnos más.
De
alguna manera nos hemos dejado invadir por los anuncios, las angustias, la
ansiedad,… ¡Cada vez se venden más ansiolíticos! ¡Y aumentan lasa visitas al
psicólogo! ¡Y las quejas se multiplican!
Este
puente me he propuesto volver a descubrir la alegría de vivir en una ciudad
como la mía, de descubrir la manera en la que los árboles se van deshojando y
dejan su huella en el suelo en forma de hojas que son arrastradas por el
viento, de ver las paradas de las castañeras y comprarles una paperita para
llenar el estómago, de caminar frente al mar y oler el aroma a sal que me llega
envuelto en la brisa matutina, de caminar por las Ramblas y contemplar a cada
uno de los turistas que pasean embobados, de sentarme en un banco otra vez y
vivir la esencia de estar aquí, de pasar las horas sin más necesidad que
disfrutar de lo que tengo al alcance de la mano.
Y
también quiero volver a la tradición de antaño y preparar los “panellets” con
mis hijos, mezclando la masa en la cocina, ensuciándonos las manos, calentando
el horno y riendo juntos. ¡Y luego veremos si el día 31 tienen ganas de
disfrazarse para ir a llamar a las puertas a la americana! ¡Que lo de truco o
trato tiene su gracia!
Así
que cuando toda la casa se levante nos iremos a pasear, un ejercicio sano y
agradable y que encima no vacía los bolsillos. Caminaremos por Barcelona y
buscaremos las razones por las que somos dichosos.
¡Espero
que cada uno de vosotros encuentre la manera de pasarlo bien!
¡Feliz
día!
Tienes razon Pat, hoy en día se vive demasiado deprisa y muy mal, y nos henos olvidado de vivir, como cuando eran pequeñas.
ResponderEliminarRecuerdo que no me gustaban las castañas, pero las compraba para calentarme las manos y luego se las dama a mi madre.
Aunque pongamos el freno en nuestra vida, la sociedad y sus nuevas leyes, provocan ansiedad, que no veamos pequeños detalles, la vida pasa demasiado deprisa y en un momento puedes perder todo lo que tienes, por las mismas leyes de la sociedad.
Me ha encantado, me ha hecho recordar esas castañas, Pat, entre otras cosas.
Espero que pases un buen día!
La verdad es que a mí me encantaban las castañas, ¡siempre que veía a las castañeras le estiraba a mi madre de la manga para que me comprara una paperina!!! Pero con este calor.... ¡Vamos a ver si igualmente compramos alguna! ¡Pasa un feliz día!
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