Un porqué y la trama 31

7:36 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! Hoy proseguiré un poquito con la trama, tal como os prometí ayer, pero antes me gustaría intentar dar respuesta a algún que otro mail que he recibido últimamente. La pregunta que me han lanzado un par de amigos es muy clara, pero muy difícil de responder: ¿Por qué quieres publicar los libros? Incluso mi hija de once años me hizo esta misma pregunta hace dos días. ¡Así que vamos a intentar darle una respuesta!
            En realidad, analizar el porqué de un deseo es una tarea total y absolutamente complicada. Los deseos están dentro de ti, nacen en tu interior como si fueran pequeños embriones que van tomando forma con el paso de los años. Quizás la semilla está en todos los libros que me apasionaron de pequeña, en la ilusión de tener entre mis manos uno escrito por mí y de ofrecer a los demás una lectura tan maravillosa como la que yo tenía entre las manos.
            Creo que ahí empezó a germinar. Luego el embrión se fue alimentando de ilusiones, sueños y anhelos que se rompieron de repente cuando me encontré con la traba que yo creía insalvable de la disortografía. Pero él seguía ahí, latiendo en mi interior, deseando salir y ocupar un sitio importante en mi vida.
            Y creció a medida que mis ideas iban pasando al papel, se fue convirtiendo en una criatura de mayor envergadura en mis fantasías, fue tomando un cuerpo real y casi tangible. Entonces empecé a creer y esa credibilidad me ayudó a escribir sin pausa, a no parar ni a tomar aire, a expulsar todas las ideas que llevaban años anidando en mí, sacando las telarañas de ellas, limpiándolas, haciéndolas brillar.
            Y entonces la criatura se transformó en algo real, en un deseo necesario para proseguir, en la meta que debía tocar para continuar. En realidad es un anhelo que la mayoría de personas que escribe tiene. Para mí no es importante la fama ni el dinero, aunque no se puede negar que ayuda, lo que me impulsa a desear la publicación es la realización personal que me daría, la subida de autoestima, la ilusión de perdurar más allá de la muerte.
            Mis visualizaciones siempre son descubriendo a alguien que sostiene el libro y lo lee con el entusiasmo pintado en la cara. ¡Sería tan alucinante! Quiero esa escena con una persona anónima, quiero acercarme a ella y preguntarle qué le parece el libro porque estoy pensando en comprármelo y quiero que me lo recomiende con pasión. Eso querrá decir que he conseguido hacerle pasar un buen rato.
            ¿Contesta eso a la pregunta?
            …Svet se secó las lágrimas con uno de los pañuelos de papel que Eduardo le había acercado. Seguía envuelta en la toalla, temblando de frío y angustia, con las imágenes del incendio fijas en ella y la sensación de estar cayendo en un pozo negro donde la realidad era tan horrible que apenas quería mirarla a la cara.
            Los recuerdos fragmentarios de aquel lejano día en el que su vida sufrió un cambio radical se habían convertido en sombras opacas que la acosaban en la oscuridad, deseando poseerla de nuevo, regalarle las sensaciones pasadas, estrujarle el corazón con una realidad que no estaba dispuesta a asumir.
            Le había explicado a su marido entre tartamudeos y sollozos lo que había recordado. Había admitido que su hermana tenía algo que ver con el incendio, pero había algo más, algo que la acosaba: ¡su hermana no estaba sola! En sus visualizaciones se veía saliendo del armario con la mirada fija en Fiona, quien estaba de espaldas a ella en el umbral de la puerta. ¿Quién la había golpeado entonces? ¿De dónde había salido la mano que blandía el objeto con el que le pegó en la cabeza?
            Cuando había despertado en la cocina y se había arrastrado tosiendo hasta el salón había logrado ver cómo su hermana se escurría al exterior y cerraba la puerta. No había ni rastro de otra persona, pero ella sabía que Fiona tenía que contar con un cómplice. ¿Acaso sería alguno de sus hermanos?
            Eduardo se levantó de la cama dispuesto a tirar de sus contactos para averiguar algo acerca de la presentadora de televisión que había despertado los recuerdos dormidos de Svet.
            -Es Fiona –le había asegurado su mujer unos minutos antes-. Esa voz era la de Fiona, estoy segura. Se puede cambiar la cara, el cuerpo y el color de los ojos, pero la voz perdura a pesar de todo y esa voz es la de mi hermana….
            ¡Feliz día!
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