Ser madre

8:08 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! ¡Qué poquitas ganas de escribir tengo hoy!!!! Creo que las sábanas se me han pegado un poco y que mi cabeza está espesa, así que intentaré componer algunas frases con sentido. ¡A ver si lo consigo!!!
            Ayer un poco más y me olvido de la reunión de segundo de ESO del cole del niño, ¡suerte que la providencia estuvo de mi lado y me llamó una madre para otra cosa! ¡Un poco más y me voy a bailar! Suerte que no me fui, porque la reunión fue muy interesante. Siempre es genial conocer a los profesores, verlos hablar y saber qué esperan de nuestros hijos. Aunque salí un poquito asustada, repitieron las palabras “esfuerzo” y “exigencia”  tantas veces que llegué a casa y le di una charla.
            La verdad es que ser madre de un adolescente en plena ebullición de hormonas es difícil en algunos momentos, pero también es gratificante descubrir cómo aquel bebé pequeñito que acunabas ha ido creciendo hasta convertirse en un chico de metro setenta, con un cuarenta y cuatro de pie, una musculatura envidiable y con ideas propias. ¡Y lo que le queda por crecer! ¡Madre mía si no va a caber en la cama si sigue así!!!!
            La niña está en sexto y es su último curso en el colegio de primaria. También se me está haciendo mayor a marchas forzadas y me cuesta un poquito dejarlos ir. Es que eran tan pequeñitos,… Me ha encantado todo el proceso de verlos adentrarse en la difícil tarea de ir madurando, de ir adquiriendo personalidad, de ir asumiendo responsabilidades. Parte del cometido de una madre es estar a su lado en todo cambio y ayudarlos en la medida de lo posible.
            Todavía recuerdo cuando estaba recién casada y soñaba con tener un niño entre mis brazos. Sólo tenía veinticuatro años cuando decidí tirar adelante con mis ilusiones y tenía un montón de preguntas acerca de cómo iba a conseguir aprender a ser madre. ¡Lo que no me imaginaba es que ellos te enseñan a serlo! A medida que los cambios van sacudiendo su forma de ver la vida tú te adaptas a las nuevas circunstancias como si fueras un camaleón capaz de adoptar el rol necesario en cada estadio de su vida.
            Hay instantes en los que sus reacciones te sobrepasan o que te pones extremadamente nerviosa con sus actitudes o contestaciones, pero siempre estás ahí, siempre reconduces la situación, siempre buscas la manera de darle la vuelta y concederle la posibilidad de aprender y cambiar su manera de actuar.
            Y sí, ahora hay más discusiones que antes. Es que por mucho que los expertos y los profesores te digan una y otra vez que hay que pactar, no siempre es fácil el pacto y en ocasiones los nervios te traicionan. ¡Aunque la idea del pacto surge efecto en muchísimas ocasiones!  
            Pese a todo estoy súper contenta de haber tenido a mis dos hijos de joven, de haber estado ahí mientras crecían, de haberles visto reír, llorar, divertirse, vivir, soñar,  pelearse entre ellos…. ¡Hay tantas anécdotas que me vienen a la mente! ¡Tantos momentos memorables que me llenan de emoción! ¡Tantas razones para sentirme orgullosa de ellos!
            Seguro que de aquí unos años miraré atrás y seguiré pensando que todo ha valido la pena, que he vivido unos años muy felices junto a ellos y que todavía me quedan muchos maravillosos por vivir.
            ¡Un beso! ¡Y feliz día!

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