Leer, leer y leer
¡Feliz
lunes a todos! Os deseo un principio de semana enérgico y feliz. Seguro que
todos tenéis mil cosas que hacer y que vais a aprovechar a tope el tiempo, pero
recordar la sonrisa en la cara y mirar siempre el baso medio lleno. ¡El que se
ha de ir a trabajar debe ser feliz de tener trabajo!
Este
fin de semana me lo he pasado genial. ¡Corregir, corregir y corregir! Eso es lo
que más he hecho, sentarme en mi espacio del sofá y acoplarme a él con mi portátil
para encarar la ardua tarea de la re-re-revisión de la novela. ¡Y me encanta
este trabajo no remunerado! Aunque también me fui a pasear por la zona antigua
de Barcelona con mi familia durante una tarde porque la vida no sólo se reduce
a los mundos paralelos que moran en el ordenador.
Si
fuera por mí las horas libres las pasaría escribiendo y leyendo, las dos
actividades que más emociones intensas me aportan. La lectura forma parte del
aprendizaje de cualquier ser humano, perderte en las historias de otros, viajar
a sus mundos inventados, irrumpir en la piel de un personaje y sentir sus
soledades, sus ilusiones, sus desgracias, sus logros… es un subidón adrenalítico
que nos despierta todos y cada uno de los sentidos dormidos y nos abre la
puerta de la imaginación.
Recuerdo
mis horas de lectura infantil, cuando las colecciones que leía absorbían mis
tardes y mis anhelos. ¡Me encantaba llegar a casa del colegio y avanzar en la
historia! Y cuando acababa uno cogía el siguiente de la colección, devorando
cada una de las palabras y cada una de las aventuras de los protagonistas. Y
por la noche me dormía viviendo en la piel de ellas o ellos, repasando sus
batallitas, sintiéndome otra.
¡Hubo
tantas y tantas colecciones leídas en mi litera de arriba, con la luz de pared amarilla
iluminando las hojas! Y con mis problemas para dormir, que me vienen de
pequeña, a veces acababa leyendo bajo las sábanas con una linterna para no
despertar a mi hermana pequeña.
Crecí
con todas esas historias en mi mente. Ya os había comentado cuáles fueron mis primeros
títulos: Todas y cada una de las colecciones de Enid Blyton (Los Cinco, Los
Siete Secretos, Torres de Malory, Santa Clara….), las novelas de Agatha
Christie, La
Historia Interminable ,… ¡Hubo tantas! Pero quizás las que he
mencionado fueron las más importantes.
Cuando
alcancé la adolescencia y las hormonas empezaron su revolución interna me surtí
de las estanterías de mi abuela, una lectora empedernida de historias de románticas
de la era victoriana. Pensad que leía tantas que me dormía cada noche deseando
esas pastas de té que siempre tomaban los protagonistas y luego soñaba con
amores imposibles y pasionales, con hombres a caballo, con los prados ingleses
de aquella época, con las vicisitudes de las pobres protagonistas. ¡Acabé con
todos los títulos de los estantes!
Me
encantaba caminar entre los libros usados que se vendían en ferias callejeras,
caminaba entre las paradas, buscando ejemplares raros que llamaran mi atención.
Esa afición la mantuve hasta que empecé la universidad y renuncié a mi sueño de
convertirme en escritora. ¡Pero era maravilloso! Había buscado de todo,
dependiendo de la época en la que estuviera inmersa.
La
constatación de cuál iba a ser mi estilo
narrativo la tuve cuando mi padre apareció un día con El Ocho bajo el brazo. ¡Cómo
me gustó ese libro! Fue como si de repente descubriera que existía un mundo
aparte de las novelas románticas, uno en el que el misterio y el pasado podían
unirse para llevarte a lugares insospechados. Y a partir de ese momento mis
gustos literarios fueron otros. Y empecé a leer novela negra, novela histórica,
novela de misterio, de terror, de policías y detectives, de tintes paranormales…
Fue
por aquella época cuando empecé a buscar información acerca de las artes mágicas.
Me recorría las paradas de libros usados buscando tratados sobre magia antigua,
sobre pociones, sobre el Tarot, sobre piedras mágicas… ¡Y también sobre las pirámides
de Egipto! Esos eran mis temas predilectos a la hora de investigar. ¡Por eso
ahora tengo un estante lleno de tesoros donde consultar cuando escribo!
En
fin, mi vida siempre ha transcurrido rodeada de libros, lecturas y escritos. ¡Así
que ya veis lo importante y maravilloso que es para mí un libro! Y creo que
todos y cada uno de vosotros debería seguir mi ejemplo y leer, leer y leer.
¡Un
beso! ¡Y feliz lunes!
0 comentarios: