A fuego lento
¡Buenos
días! Qué silenciosa está la casa a estas horas, parece como si el tiempo se
detuviera un instante mientras escribo cuatro palabras en el ordenador… Parece
que hoy será otro de esos días primaverales que huelen a serenidad.
Me
encanta quedarme frente a la ventana y observar el cielo que lentamente se tiñe
de azul. Es bonito el azote de la suave brisa contra las plantas que alfombran
mi terraza. Respiro con tranquilidad a estas horas, sin la vertiginosidad del
paso del tiempo ni de las tareas pendientes que debo abordar durante la jornada.
Hoy
me he levantado guerrera… Quiero hacer mil cosas, buscar información para
llenar mi cabeza de datos, novelar la historia que crece cada día en mi
interior. Uffff, es increíble la capacidad que tiene mi cerebro para inventar,
a veces me colapsa.
Iris
es una mujer diferente a como pensaba en un principio, es más luchadora, más
intrépida y con mayor grado de autosuficiencia de la que la quería dotar. André
se ha revelado como un romántico empedernido que desea desentrañar un misterio
del pasado.
Se
conocen de una manera interesante. Siempre cambio la idea inicial sobre la
marcha, pero aprovecho una parte… Quería algo distinto, algo sorprendente, pero
estoy más centrada en el pasado que en el presente. Sé que habrá química entre
los dos personajes principales, aunque todavía no tengo claro cómo surgirá.
El
principio de una novela es cuando más energía necesitas para arrancar con
intensidad…
Mi
mente parece decidida a darle un giro a mis escritos, a intentar abordar una
tarea ambiciona y distinta. Por fin he conseguido escribir despacio, dándole vueltas
a cada párrafo, conduciendo la trama hacia el punto exacto al que debe llegar.
Hacía
tiempo que no me pasaba algo parecido… Siempre avanzo a medida que la historia
se forma en el papel, sin buscar más allá del ahora. Esta vez es como si
volviera al punto de partida de El
Secreto de las Cuartetas y supiera con absoluta claridad dónde quiero
llegar.
Sé
que DUO no es una novela que se puede escribir en pocos meses, hay que
documentarse, caminar de la mano de la realidad, sentir el peso de las letras y
darle varias vueltas de tuerca antes de lanzarse a escribirlas. ¡Ojalá logre
mis propósitos con este manuscrito!
De
momento voy a continuar con mi rutina. Ahora mismo colgaré el borrador en el
blog para darle un último vistazo en la oficina, me ducharé y me subiré a mi
moto hecha polvo para irme a trabajar…
¡Feliz
día! J
Según he podido comprobar, por lo que indica este medio has subido el post hace tres horas y si partimos de la base de que según el reloj de mi pc son las 13.15 ¿a qué hora comienzas a trabajar?
ResponderEliminarEmpiezo a trabajar a las ocho. Me levanto a las seis, desayuno, preparo el post, lo pongo en borrador, me ducho y me voy a trabajar. Cuando en la oficina tengo un momento (cada día es a una hora distinta), lo reviso y lo subo al blog...
EliminarDe ser una realidad lo que he podido observar, en términos literarios bien se podría interpretar como un mero fallo de control; pero cómo sabemos que la realidad incluso puede superar con creces a la ficción...
ResponderEliminarGracias por tu excelsa aclarción.
ResponderEliminarUn saludo.