Cuestión de confianza
¡Buenos
días! Parece que fue ayer cuando decidí sentarme frente al ordenador para
escribir mis primeras letras… Era un momento convulso en mi interior, tenía un
miedo atroz a no ser capaz de comunicarme por escrito, a no encontrar el cauce para
plasmar mi desbordante imaginación en historias.
Recuerdo
con tristeza el año en el que decidí quemar mis libretas de infancia y juventud
para abandonar mis sueños, fue una manera simbólica de claudicar ante las
afirmaciones de mis profesores de que jamás conseguiría escribir un libro.
Me
costó un gran esfuerzo recuperar la confianza en mí para estudiar un año entero
de ortografía y gramática a escondidas y lanzarme a novelar La Luna de Ónixon, una historia que se hilvanaba
desde mi tierna infancia. Muchos han sido los obstáculos que me han bloqueado
el camino en esta carrera de fondo, no en vano tenía un déficit a la hora de
narrar, pero los esfuerzos, la ilusión y, a veces, la mala interpretación de
mis deseos, han acabado por dar forma a mi capacidad de escribir.
Ahora
puedo afirmar que he escrito once novelas, que todas ellas forman parte de mí y
que no hay día en el que no me sienta orgullosa de ese logro. Es bonito saber
que mis mundos imaginarios pueden emocionar a alguien, aunque solo sean mis
cinco o seis lectores beta.
La
confianza es la base de la vida, has de tener claro dónde quieres llegar y
apoyarte en las personas adecuadas, no decaer, valorar lo que eres capaz de
hacer y disfrutar de tus pequeñas
victorias. Durante años me sentí inmersa en una espiral de ansiedad y
desasosiego, siempre con el alma en espera, rogándole al email que me trajera
noticias. Hace un par de años comprendí que estaba equivocada, que esa no era
la esencia de mis ilusiones, y mis novelas cambiaron.
¡Qué
injusta es a veces la vida! Cuando me percato de las malas experiencias ajenas
soy consciente de lo mucho que tengo. Por eso cada día sonrío y doy gracias por
lo que he conseguido, sin anhelar llegar a la cima de mis pasadas aspiraciones.
A
veces cometo errores, confío en mi instinto y me lanzo a preparar ideas locas
que implican a alguien querido. Confiar en que personas a las que hace tiempo que
no ves, pero que sientes que son de fiar, sabrán encontrar las palabras para terminar
con dignidad es un error de cálculo, aunque yo seguiré con mi idealismo de
siempre, creyendo en mis compañeros de viaje, valorando mis intuiciones y con
la precaución a partir de ahora de saber hasta dónde puedo llegar.
Hay
personas que se merecen que la vida les regale una oportunidad y no es justo
que las cosas siempre les salgan mal. Así que hoy quiero y deseo que la ruleta
de la fortuna se pare en el número correcto…
¡Feliz
día! J
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