Rumbo a Perhentian
¡Buenos días! Tercer día de trabajo… Parece
mentira que los días avancen tan rápido en el calendario, apenas he contado con
tiempo de saborear el lunes y el martes y ya nos hemos plantado en miércoles.
Llevo un par de días sin ganas de escribir, es
como si al regresar a la rutina se me secaran las palabras. Sin embargo ni me
agobio ni me estreso, no tengo ninguna prisa y contar una historia significa
pasarlo bien, así que cuando mi mente decida colaborar avanzaré por el
intrincado mundo de UUDC.
Almaceno recuerdos maravillosos de mi viaje
veraniego y quiero compartirlos con vosotros, fue una experiencia increíble. A
veces no somos conscientes del mágico poder de visitar otros lugares, aunque
sean cercanos a tu hogar, no hace falta cruzar medio mundo para descubrir
nuevas e interesantes ciudades o pueblos.
De todos los puntos solo quitaría la visita
relámpago a la capital malaya, ya que no me gustó. El resto es altamente
recomendable para cualquier viajero intrépido.
Perhentian es un paraíso, el lugar donde ahora
mismo me evadiría para pasar un largo año sabático. Quizás la única pega es la
cantidad de transportes que has de coger para llegar, ya que son dos islas
perdidas en la costa nororiental de Malasia, en el mar de la China Meridional,
a unos setenta kilómetros de la frontera con Tailandia, y la solo son
accesibles por mar.
Esa noche, tras una frugal cena en el restaurante
del The Saujana Hotel Kuala Lumpur, un resort maravilloso muy cercano al
aeropuerto, nos fuimos a dormir con la angustia de no saber qué pasaría con las
dos maletas retrasadas en Singapur.
Mi marido y yo nos mantuvimos despiertos hasta las
dos de la madrugada, llamando a Singapur para averiguar qué harían con el
equipaje, nerviosos por los emails que nos mandaron y sin saber si retrasar
nuestro viaje a Perhentian para rescatar las maletas.
Allí esperamos quince minutos, que aprovechamos
para comprar un par de camisetas y un bañador para mi marido, y subimos a la lancha
rápida rumbo a Perhentian. En media hora avistamos la playa de nuestro hotel.
Llegar no es fácil, una vez cerca de la arena has de cambiar a una de las
barcas pequeñas, que te deja en la orilla, mojándote los pies…
¡Mañana más! ¡Feliz día! J
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