Últimos coletazos del verano
Buenos días,
Los últimos coletazos de las vacaciones se alargan entre días de sol, paseos, descanso, lectura y un poco de escritura.
No quiero pensar en la idea de las vacaciones permanentes, de la necesidad de buscar un nuevo rumbo, de empezar de cero otra vez. Quizás por eso no lo pienso y dejo pasar los días sin afrontar demasiado la situación.
Me he propuesto hacerlo en un par de semanas, plantarme entonces y dibujar lo mejor posible un camino directo al futuro.
El verano me ha servido para colocar muchos sentimientos en su lugar, para dejar atrás la responsabilidad ya no ostentada, para redistribuir mis prioridades y para descubrir qué quiero y trazar una hoja de ruta, aunque todavía es un esbozo al que le falta mucho trabajo.
Viajar obra siempre la magia de descubrirnos nuevas maneras de serenar el alma, de dejar atrás unos deseos para recomponer otros con un color diferente. Porque los sueños se pueden recalibrar y cambiar a lo largo de la vida, cuando es necesario. Sin embargo, los sucesos muchas veces nos abren ventanas impensables.
Toca crear una nueva rutina, adaptarse a la realidad, caminar sin sentir el peso de lo que se queda atrás y recomponer los sueños con unos llenos de luz. Porque eso lo tengo claro, cualquier nuevo reto profesional se llenará de intensidad, de sonrisas y de ilusiones.
Este verano he viajado, me he ido unos días con amigas a la montaña, he encontrado algún que otro rumbo para seguir y he descubierto muchísimas cosas por las que vale la pena sonreír cada día. Porque tengo una familia maravillosa con la que he recorrido Vietnam, porque la vida me ha traído unas amigas increíbles con las que hablar de todo hasta las tantas, porque ahora tengo algo de tiempo para mí y quiero dedicarlo a mil cosas diferentes, porque la vida es mucho más que un trabajo.
El lunes volveré, empezaré a relataros mi viaje por Vietnam, os enseñaré las fotos que mi hija ha lanzado consiguiendo atrapar los colores, los sabores, la magia del lugar, os descubriré mis sentimientos, mis vivencias y cada paso por tierras extranjeras.
Y seguiré escribiendo, porque esa sensación de formar parte de los personajes, de vivir con ellos y de caminar a su lado en una historia que llena mis sentidos es algo mágico.
¡Feliz día! J
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