Se acerca la Navidad
¡Buenos días! Se acercan las fiestas navideñas, todos los
escaparates se visten de fiesta y la calle se llena de bolsas, alegrías y
búsquedas del regalo perfecto.
Recuerdo la ilusión que me embargaba en estos días cuando era
pequeña y todavía creía en la magia de la Navidad, cuando escribía mi carta a
Papá Noel, cuando esperaba en mi cama despierta hasta bien entrada la madrugada,
intentando escuchar los pasos de un hombrecillo vestido de rojo. Me preocupaba
que en mi casa no hubiera chimenea…
Entonces ya era imaginativa y pintaba con ideas cada instante.
Para mí los Reyes Magos y Papá Noel eran seres maravillosos que aparecían una
vez al año para alegrarte la vida y endulzarte el corazón. Me pasaba noches
enteras inventando sus vidas, sus casas, sus meses de aislamiento en un limbo
donde nadie los veía.
Quizás esa creencia de que eran de carne y hueso, de que poseían
una magia especial para detener el tiempo y surcar las distancias en una sola
noche para entregar juguetes a destajo era la única manera en la que mi mente
hiperactiva conseguía entender que pudieran estar en tantos sitios a la vez.
¡Ya os he dicho que pienso demasiado!
Las noches del 24 de diciembre y del 5 de enero solía acostarme
con una ansiedad difícil de aplacar. Me mantenía con los ojos abiertos y los
oídos agudizados para captar cualquier movimiento. A veces incluso caminaba de
puntillas hasta la puerta de la habitación.
En esos momentos esperaba sentir algo, descubrir cómo los Reyes
Magos o Papá Noel conseguían parar el reloj y transitar por todas las casas del
mundo regalando felicidad. Me miraba las manos, los pies, el cabello, buscaba
indicios de que me había quedado quieta en un lugar durante rato, me examinaba
el cuello, por si estaba agarrotado,…
Mi imaginación era poderosa, me pasaba el día fantaseando con
mundos interiores que no compartía con nadie. Eran mi refugio, mi lugar de
encuentro con personajes diversos, con situaciones excitantes, con amores
pasionales, con seres mágicos…
El día en que la realidad acerca de la Navidad se despegó de los
labios de mis padres lloré amargamente durante horas. Fue como si de repente la
única parcela de fantasía que podía catalogar de verídica acabara de traspasar
la frontera de que separaba mis mundos paralelos del real.
Durante años investigué acerca de los misterios de la Humanidad, de
los arcanos que relucen en la historia, de las creencias, de la magia, de las
pirámides... Devoraba cualquier libro que cayera en mis manos acerca de temas
fantásticos o de amores imposibles, soñaba con crear mis propias historias, con
cambiar las tramas de las novelas que leía, con dotar de movimiento a mis personajes
y darles vida en el papel.
Ahora respiro el aire navideño con una mezcla de nostalgia e
ilusión. A veces me paro en un escaparate y vuelvo la vista atrás, me veo
reflejada en el cristal con los ojos chispeantes y un sinfín de emociones
recorriéndome. Y sé que aquella niña que me saluda desde el pasado ha logrado
parte de sus sueños, ha conseguido escribir, superar las trabas de la dislexia,
luchar por sus sueños y abrir este blog que cada día decora con sus pensamientos.
¡Feliz día! J
Nosdías :-)
ResponderEliminarEstoy embarcada en el traslado de mi blog, haciendo un trabajo "de chinos" así que casi no abro redes sociales para no quedarme colgada... pero aquí sigo.
Adoro el espíritu navideño, que, por otra parte, a mí me gusta sentirlo todo el año :-)
¡Hola Pilar! ¡Espero qe el trabajo de tu blog quede genial! :-)
EliminarPues ya me dirás, si lo visitas, que te parece. :-)
EliminarGracias. Nasnoches.