Punto y aparte.

10:01 Pat Casalà 2 Comments


Buenos días! Ayer llegamos a Estavar de noche, cuando el frío azotaba las montañas con inusitada fiereza y congelaba el interior de esta casa que tantas alegrías me aporta. Ahora el sol luce impasible en el exterior, con un dominio absoluto sobre el cielo azul y claro, acariciando con su luz la naturaleza y regalándome una sonrisa.
Es muy temprano y estoy sola en el salón, mi familia duerme apaciblemente en sus camas mientras yo contemplo en silencio las llamas que me calientan, unas llamas que yo misma he encendido y de las que me siento muy orgullosa; no siempre supe encender la chimenea a la primera…
A veces me sorprendo de las dualidades extrañas por las que camino. Soy activa, habladora, movida, agitada, pero adoro el silencio, la soledad matutina, la tranquilidad de sentarme frente a la chimenea y ver danzar el fuego mientas escribo en el portátil. Quizás haber nacido bajo el signo de Géminis me convierta en una persona de contrastes.
Recuerdo con pasmosa claridad mis desvelos de jovencita, cuando soñaba con un mundo lleno de historias, de mundos imaginarios, de horas de solitaria entrega a urdir tramas cargadas de emoción. Y sé que este sillón donde ahora estoy es en parte un lugar parecido a la buhardilla en la que me proyectaba, una buhardilla de madera, repleta de libros, con una exigua lámpara que iluminaba el papel que yo emborronaba con mi letra manuscrita.
Pero escribir no era lo mío, las caras de las profesoras a las que confesaba mi vocación eran siempre iguales, se contraían en un rictus de seriedad, como si les costara encontrar las palabras para explicarme que yo era incapaz de darles coherencia a los textos, de tejer un capítulo leíble, de componer una frase sin fallos gramaticales y ortográficos.
—Dedícate a las matemáticas —me decían.
Y yo le hice caso.
Ahora ya no me imagino un mundo de colores donde las ilusiones se hacen realidad. He aprendido a no esperar, a no sentir que el tiempo se acaba, a no desesperarme si no llegan las noticias. Cada mañana me levanto con una sonrisa y me digo a mí misma: «Pat, tienes tantas cosas maravillosas que se acabó la escritura, punto y a parte.»
Creo que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar y le da la importancia justa a las cosas; madurar requiere de un aprendizaje difícil y a veces doloroso que nos prepara para vivir de otra manera. Necesito un receso, un descanso, un punto y seguido en mi historia personal.
Las responsabilidades en mi trabajo tras el ascenso son altas y no puedo faltar a mi compromiso con él. Y eso me resta muchas horas para promocionar, para escribir, para pensar y para avanzar en un mundo que parece una jungla donde por más machetazos que des sigues encontrando lianas en el camino.
El oasis de paz que respiro cuando subo a las montañas me transporta a esos instantes de la niñez en los que me sentía viva, feliz, soñadora. La roca de Marta era mi lugar, mi escondite de mundo exterior, el espacio que destinaba a vivir intensamente un futuro lleno de horas para crear.
Últimamente siento que se terminó, que cuando en enero termine con mi agente cerraré un capítulo de mi vida que difícilmente se volverá a abrir. Tengo La Baraja abierta, con una felicitación de una persona a la que aprecio muchísimo y sus notas para mejorarla. Esta novela la escribí aquí sentada, en verano, en soledad, con una retahíla de ilusiones encendidas por las palabras de mi agente y un sinfín de momentos mágicos.
Es curioso como al releer los párrafos descubro el momento exacto en el que lo escribí. Huelo el aroma que me acompañaba, me descubro sentada en un lugar, escuchando el rumor del viento, el terapéutico silencio de los días soleados, sintiendo aquellas cosquillas en el abdomen, la adrenalina fluir por mis venas, mis pensamientos traspasar la barrera de la imaginación para construir un mundo de frases enredadas en el papel…
No sé si quiero pulir, creer, releer y luchar, solo sé que el tiempo camina hacia delante con su porte altivo, regalándome momentos repletos de emoción que me encaminan hacia un futuro incierto. ¡Y ese futuro es muy extenso!
¡Feliz día! J

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