Encontrar el equilibrio
¡Buenos
días! Hoy parece que el cielo quiere caerse sobre nuestras cabezas… Nunca me ha
gustado la lluvia, la oscuridad de las nubes se cierne en mi interior como si
quisiera destilar melancolía. La calle se llena de coches, pitidos y gente con
paraguas, la calzada está mojada y la luz grisácea del cielo apaga la claridad
del día.
Hoy
no sé si tengo la cabeza para escribir… ¡A ver a las siete cuando llegue a
casa! Quizás entonces la lluvia se ha retirado y encuentro las palabras.
He
encontrado el equilibrio. Antes vivía por y para publicar un libro, siempre
expectante, esperando a que me llegara un email
con buenas noticias, soñando en esas colas en el FNAC para firmar libros el día de Sant Jordi, con la emoción de pensar que estos años de lucha
culminarían en algo maravilloso. Ahora me levanto por las mañanas con ilusión y
deseos de transitar por la vida sin metas inalcanzables, escribo para ser feliz,
sin esperar nada a cambio, con los lectores que tengo hay suficiente, y no sé
qué me depara el futuro, pero tampoco me importa.
No
estoy desanimada ni triste ni frustrada, sencillamente vivo el momento y me
dejo llevar por los acontecimientos sin plantearme más allá de mi ahora. Eso es
encontrar el equilibrio: escribir sin la presión autoimpuesta de llegar a algún
destino, disfrutar de cada palabra, de cada idea, de cada personaje.
LME
debía acabarse pronto, pero a medida que avanza descubro que todavía queda
mucho por el contar y que no puedo poner la palabra fin hasta que la trama se
cierre. Cada tarde, después de trabajar, bailar, ocuparme de la cena, de las
comidas y de los niños, intento escribir un capítulo, y luego me paso el día
con la cabeza enredada en las historias para darles consistencia.
Así
que no me faltan ánimos ni emoción ni motivaciones. Solo he redimensionado mis expectativas
y he aprendido a ser feliz con lo que tengo y no con aquello que deseo tener.
La vida es muy larga, nunca se sabe cómo terminará, pero es importante darle la
importancia justa a cada momento para no perderse las cosas buenas.
Sigue
lloviendo… Hoy el despacho estará oscuro, desde mi ventana veré la calle
apagada, con las gotas de lluvia repiqueteando sobre el asfalto, el tránsito
enredado y el cielo apático… ¡Suerte que tengo tanto trabajo que apenas contaré
con tiempo de deprimirme!
¡Feliz
día! J
Un feliz día... ya casi de noche desde el AVE que me lleva de vuelta a Málaga... día viajero de nuevo.
ResponderEliminarY sí, no hay nada mejor que ser feliz con lo que se tiene, ya sabes eso de que no es más feliz quien más tiene sino el que menos necesita (o algo así) :-)
Un beso y sigue disfrutando de todo lo que tienes y te rodea... CARPE DIEM.
¡Feliz regreso! La vida es maravillosa cuando sabes vivirla con emoción... ¡Un beso! ¡Y buenas noches! :-)
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