The end, se acabó, punto y final

7:07 Pat Casalà 2 Comments


     ¡Buenos días! Lunes otra vez… En ocasiones la rutina tiene un punto de agobio, aunque si he de ser sincera no sabría vivir sin ella. Es maravilloso saber que te espera un trabajo y que vas a cobrar a final de mes, aunque sea poco, ¿no creéis?
      The end, se acabó, punto y final… Cuando llega el momento de terminar una novela tengo un sinfín de sentimientos encontrados: alegría, tristeza, emoción, melancolía… ¡Es como si me subiera a un tiovivo y fuera rotando cada vez más rápido entre un lado y otro!
    Durante un tiempo las peripecias de mis personajes ocupan mi cerebro durante horas, los siento cercanos, casi como de la familia, e interactúo con ellos, metiéndome en su piel, emocionándome con ellos, sufriendo sus desventuras y disfrutando sus triunfos.
    Es una sensación agridulce. Sé que la historia se ha acabado, que mis protagonistas han llegado a su destino, que sus vidas continúan en mis mundos paralelos, incluso hay veces en las que les pinto un futuro en mi cerebro, igual que hago cuando termino un libro o una película que me ha encantado.
       Es difícil desligarse de personas que te han llevado a vivir una aventura lejos de tu casa… De acuerdo, yo soy de las escribe rápido y quizás si convives con los personajes unos meses hay menos tiempo de quererlos, pero escribir rápido no significa para nada que sea menos intenso.  
Hace días que sabía que LME estaba en su recta final, de hecho quería terminarla antes, pero no podía dejar tantos cabos sueltos… Ya entonces me daba pena poner el punto y final…
       En estadísticas la novela ha acabado así: 175 folios, 93.647 palabras, 438.971 caracteres sin espacios, 530.705 caracteres con espacios, 2.196 párrafos y 7.370 líneas en dos meses y medio. ¡Jolín!
     Me propuse escribir esta novela despacio, llegar al verano con pocos fletes para finiquitar, guardarme esos días tranquilos para la corrección… Pero mi mente va por libre, estaba empeñada en avanzar a una velocidad de vértigo, era como si las palabras surgieran solas, sin momentos de quedarme en blanco, sin días de angustia frente al papel. El torrente de ideas y aventuras que me ha apresado durante estos dos meses y medio me han hecho vibrar, ¡hacía tiempo que no vibraba con la escritura!
      Antes quería terminar para entregarle la novela cuanto antes a mi agente, para que la colocara, para que la vendiera. Esta vez he avanzado para mí, porque quería caminar al lado de mis personajes, porque cuando llegaba a casa reventada después de horas de intenso trabajo lo único que deseaba era perderme en mis mundos paralelos.
       Ahora mi cabeza ya teje la nueva historia…
      ¡Feliz día! J

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