Un día genial
¡Buenos días!
Sigue el anticiclón. A través de mi ventana veo el cielo de un azul que enamora
y el sol iluminando la claridad del día. Las hojas de mi terraza se mueven al
son de un viento suave que se ha levantado en el exterior. El silencio de mi
casa dormida es relajante. Estoy estirada en el sofá del salón, tapada con una
manta, tecleando palabras en el portátil y siento una paz intensa, como si la
soledad momentánea me regalara unos instantes de sosiego.
Los fines de
semana pasan demasiado rápido. A veces el tiempo se nos escurre entre actividades
lúdicas que nos distraen, es como si cuanto más te diviertes más rápido
avanzaran las manecillas del reloj. ¡Me parece mentira que ya estemos a
domingo!
Ayer pasamos
una maravillosa jornada con el grupo de Mallorca. Nos conocimos en 1990, cuando
unos cuantos estudiábamos primero de carrera en la isla Balear. El porqué
llegamos ahí fue bastante parecido en cada caso, ¡las dichosas notas de
selectividad!
Yo saqué una
media baja por culpa de la operación de apendicitis que me practicaron en mi
año de COU. Lo cierto es que el colegio no me ayudó demasiado y, teniendo en
cuenta que me pasé un mes en la cama, no colaboraron a la hora de subir un poco
la media, así que me fui a estudiar a Malorca, con mi amiga Miamar.
Allí conocí a
mi marido. Parece mentira que tuviera que cruzar el Mediterráneo para conocer a
alguien que vivía a cuatro calles de la mía. El grupo de Mallorca está formado
por personas que no entraron en la universidad de aquí y decidieron irse a una
en la que sí les aceptaron: la de Palma de Mallorca.
Fueron dos
años maravillosos. Por suerte mis notas fueron buenas y el tercer curso logré
trasladarme a la Universidad de Barcelona.
Cuando regresamos
a nuestras casas decidimos instaurar un día al año para vernos y como dos de
los componentes del grupo son de Tarragona nos pareció genial hacer una calçotada anual. La verdad es que los
primeros años nos vimos más a menudo, preparábamos salidas en Barcelona, en
Tarragona…
Ahora solo
nos vemos una vez al año, pero es genial. El grupo ha crecido a lo largo de los
años. Primero aparecieron las parejas y luego los hijos. También hemos pasado
por novios o novias que no han cuajado, por gente que ya no viene…
Siempre os
digo que lo maravilloso de la vida es ser capaz de vivir con intensidad cada
instante. Ayer fue un cúmulo de momentos mágicos, de conversaciones aparcadas
hace un año y retomadas como si no hubiera pasado ni un minuto, de alegrías,
risas y mucha comida.
¡Qué bonito sábado!
Hoy tengo
pendiente avanzar en LME. Si todo va bien entre hoy y mañana rubricaré el fin.
¡Me parece increíble que haya conseguido tiempo para escribirla en menos de
tres meses!
A ver qué le
depara el destino…
¡Feliz día! J
FELIZ domingo :-)
ResponderEliminarY sí, vivir con intensidad y disfrutando de cada momento es lo mejor.
Eso, con intensidad...
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