Sentir
¡Buenos días! El calor cada vez es más asfixiante y el olor
a verano inunda las calles con su calidez. Me encanta esta época del año,
cuando hasta el sonido es diferente, como si la calma del sol, de la ausencia
de colegios y de las altas temperaturas pudiera cambiar el curso de la atmósfera
para hacerla sentir serena.
Me queda poco para unas vacaciones demasiado largas para mi gusto,
unas que me alejarán del lugar donde durante nueve años he volcado toda mi
energía y al que se lo he dedicado todo.
Prefiero no pensar en el mañana, encontrármelo cuando llegue
el momento, entender entonces el significado de este adiós definitivo y
enfrentarme a ese dolor cuando corresponda.
A veces me gustaría domar estos sentimientos desbocados que
anidan en mi interior, darles una consistencia más tenue y no permitirles
llenarme de tantas tormentas sentimentales.
Pero entonces ya no sería yo.
Hace poco salió una reseña en la que comentaba mi tendencia
a escribir sobre dramas de la vida, sobre circunstancias que truncan la vida de
mis personajes y sobre su proceso de cicatrización.
Es cierto. Me cuesta encontrar una buena historia en una vida
cotidiana, aunque las hay, existen mil situaciones alucinantes de gente a la
que la desgracia no ha tocado a su puerta. Pero a mí me gusta explorar cómo
actuaría si me sucediera un hecho en concreto, imaginar mis reacciones, mis
emociones, mi marea emocional en ese instante.
Mi estado anímico siempre es un detonante a la hora de darle
vida a una historia. A veces no es sencillo encontrar el tono para una trama
porque a mí me hace falta sentirla como propia, verla en mi mente, dejarla
invadir hasta el último resquicio de mi interior para crecer conmigo.
Quizás por eso mi última novela se ha teñido de drama, de
dolor, de lazos que se crean despacio, a través de los años, y un día evolucionan.
Habla acerca del amor, de la amistad, de los traumas mal
superados, de enfrentarse al pasado, de superar dolores, de crecer, madurar,
luchar por los sueños.
De sentimientos.
Porque los sentimientos son el motor de nuestras vidas y
todos ellos nos conforman como persona, definen nuestra personalidad, nos dotan
de capacidad para afrontar cuanto nos encontramos por el camino y para
redefinirnos cuando el momento lo requiere.
Estoy tardando más de lo habitual en encontrarle las
palabras a la segunda parte. Busco profundidad, introspección, momentos intensos
y una historia que me toque el corazón como lo hace mi realidad.
¡Feliz día! J
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