Pat 2.0

7:47 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! ¿Conocéis aquella sensación de estar al borde de un momento épico? ¿Cuándo sabes que vas a tener una epifanía? ¿Y hasta puedes saborear la chispa con los dedos?
Ser feliz no es una cuestión de búsqueda infinita hacia fuera, es la necesidad de absorber la positividad en cada momento, de mirar más allá, de encontrar sin esfuerzo. Porque al final solo es un estado mental, uno en el que dejas atrás las malas vibraciones para solo captar las buenas, uno en el que es tu decisión consciente de aplastar el dolor para abrazar la ilusión.
Mi vida ha cambiado en este último año y medio. Ha sido un cambio sorprendente a todos los niveles, me ha hecho ver muchas cosas desde una perspectiva muy alejada de mi pasado y me ha ayudado a encontrar ese camino de liberación para abrazar la verdadera felicidad.

A veces, pasar por un trago amargo abre la puerta a una paz imperecedera, a un conocimiento más profundo de uno mismo, a una felicidad sin límites. Porque superar los obstáculos te hace más fuerte y te da una visión menos sesgada de la realidad. 
Para mí construir mundos paralelos sobre el papel es como crear un mapa de sentimientos, profundizar en las mentes ajenas, sumergirme en situaciones intensas e imaginar cómo me sentiría en ellas, cómo reaccionaría, cómo las superaría. Y me encanta meterme en la mente de los personajes, ser parte de su corazón, empatizar con sus emociones. 
La base de mis novelas son los sentimientos. No me importa tanto la parte física de mis «chicos» como la emocional, porque la vida está compuesta de pequeños destellos de sentimiento, de reacciones viscerales, de amor, pasión, dolor, tristeza, ilusión… Por eso siempre he sido tan abocada a sentir en estéreo. A veces, cuando algo me afecta con más intensidad que a otros lo expreso en voz alta, quizá llorando —sí, soy una llorona empedernida, y a mucha honra—, con una frase: «si no reaccionara así, no podría escribir mis novelas».

Me he dado cuenta con las últimas que ahora siento diferente. Ni mejor ni peor, solo de una manera distinta. Y es bonito porque me gusta esta nueva Pat 2.0. Me gusta sentirme feliz a cada paso, disfrutar de la ilusión sin desfallecer, ver cómo mi vida laboral crece y la literaria le sigue a la zaga. Descubrir cómo mi mente no deja de crear y cómo mi capacidad para liderar un equipo no ha mermado. He pasado de dirigir quince personas a hacerlo de ciento quince. Y me encanta darlo todo, luchar, vibrar y descubrir cada día cómo avanzar. Porque el pasado ha conformado mi presente, me ha convertido en alguien más sabio y que cada día aprende algo más.

Foto de YURI MANEI en Pexels

Quiero sentir así, quiero ser yo quien abrace la felicidad por decisión propia. Quiero disfrutar de cada paso, de cada palabra, de cada decisión, de mi familia, de mi vida y de todo cuanto me rodea. Porque no necesito un éxito aplastante para sentir cómo hasta la última fibra de mi corazón se llena de calidez, se expande, lo ocupa todo y me llena de chispas de emoción. Un solo lector, un solo guiño de mis amores, una sola frase alentadora de alguien del trabajo puede hacerme saltar a la estratosfera de la ilusión.
¡Feliz día! J 

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