Montada en una nube (con purpurina y todo)
¡Buenos días! Hace poco que Caramel macchiato ha llegado a las estanterías de las librerías. Esta vez ha sido en formato digital y en papel porque detrás tengo una editorial de mayor tamaño que las otras. Es como alcanzar un pedacito de cielo, como si al fin, después de veinticuatro novelas publicadas, diera un pequeño salto hacia arriba, aunque ahí siempre se siente el vértigo de caer al vacío, porque entonces la caída sería más grande.
Normalmente soy positiva, aunque a veces me ahoga la inquietud de no lograr mis ilusiones, mis sueños, mis metas. Hace mucho tiempo aprendí a dimensionar las que me había propuesto de niña a unas más realistas. Durante años no he cejado en mi empeño, he seguido adelante sin desfallecer, he caminado, he escrito, he palpado la emoción de crear y en ningún momento he vuelto a sufrir como al principio, cuando la realidad del mundo literario todavía no me había engullido las esperanzas mal forjadas.
Rendirse nunca me ha cruzado por la mente porque adoro escribir, ser la titiritera en el mundo de mis personajes, decidir hacia dónde van y cómo caminan, darles esa evolución necesaria para que prosperen o se hundan. Esa ilusión es intensa y me hace muy feliz. Porque me encanta mi trabajo de creación, es mágico. Pero sin vosotros no sería nada.
Si hay algo que he aprendido tras luchar con uñas y dientes durante muchísimo tiempo, a veces con desilusiones y muchas otras con mil emociones, sobre todo al recibir vuestros mensajes o leer vuestras reseñas o comentarios, es a caminar siempre hacia delante, porque no se puede mirar tanto hacia atrás ni sentirse inundada por lo que en ese instante del pasado no se consiguió. ¿Quién nos asegura que no lo lograremos con el próximo paso?
Caramel macchiato me está dando unas alegrías inmensas. Holly y Clark vienen pisando fuerte, tanto en mi corazón como en vuestros dispositivos o en vuestras estanterías. Y es increíble. Quizá si seguimos la estela de sus pasos pronto conozcamos a Troy y a Dinah en más profundidad. Y la vida seguirá con otros personajes, con más historias, con mil nuevos rumbos e ideas de esas que suelen invadir mi mente hiperactiva y feliz.
Mi niño está en el Top 100 de los más vendidos de Apple Books, se está leyendo mucho en Nubico, está en las librerías físicas, ha conquistado las listas de los más vendidos en romántica de FNAC, de La Casa del Libro, Kobo y de El Corte Inglés… Y es como ir montada en una nube de esas que suelta purpurina multicolor al avanzar. ¿No creéis que falta el unicornio rosa y un arcoíris?
A veces los sueños pueden atraparte, aunque sea durante unos instantes. Y es importante saborearlos, masticarlos, sonreírles, sentirlos. Porque la vida es mucho más que expectativas y trabajo duro, también es ser capaz de atesorar los instantes perfectos.
Espero contar con vosotros para seguir la estela de mis ilusiones, que me acompañéis en el camino y que los otros tres libros de la serie Little Falls lleguen a vuestras manos muy pronto. ¡Incluso me encantaría que me pidierais más de cuatro! —vale, de acuerdo, ahora me he pasado, pero ¿quién dice que soñar no sea bonito?—.
¡Feliz día! J
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