¡Hoy toca soñar!
Los
sueños son algo intrínseco a la condición humana, una extensión de nuestra
propia esencia, una parte importante en la lucha por avanzar y no quedarse
estancado para siempre en una posición que nos haga sentirnos pequeños u
olvidados.
¿Quién
no ha sentido el impulso por conseguir un sueño como una meta a la que llegar? ¿Quién
no se ha dejado seducir por ilusiones, esperanzas o deseos? ¿Quién no ha
visualizado la consecución de aquellas metas que su mente ha fijado? En mayor o
menor medida todos hemos sentido esa fuerza en algún momento de nuestras vidas,
ese motor que nos ayudaba a luchar a pesar de las adversidades.
El
cúmulo de ilusiones que forman nuestros anhelos se condensan en unas imágenes claras
y concisas de lo que deseamos, en un mundo de sensaciones y empuje que nos acercan
irremediablemente a tocar los sueños y nos aportan la energía necesaria para
continuar creyendo en ellos, avanzando por caminos más o menos tortuosos,
intentando encontrar la senda en línea recta que nos lleve a ellos, dejando atrás
las curvas intrincadas que han nublado la meta durante un tiempo.
¡Es
tan fuerte el lazo que se forma entre el sueño y la determinación! Parece que
se unen entrelazando una y otra vez la cuerda que los acerca hasta convertirlos
en una única unidad compenetrada, porque lo uno no existe sin lo otro. Necesitas
soñar para luchar por ese sueño y la lucha sin meta carece de sentido.
Recuerdo
cuando alguna vez había sintonizado el canal donde ofrecían los castings de
Operación Triunfo, cuando en la cara de los aspirantes vislumbraba una fuerza y
una determinación que los había llevado a la cola interminable de personas
cuyos deseos eran uno mismo, y estaban ahí, con los nervios en punta y las
sensaciones hormigueándoles bajo la piel, con una intensa emoción que les
producía descargas de adrenalina y les creaba una ansiedad sin precedentes. Y
luego se veía la euforia de haber pasado a la segunda ronda o la desesperación
al saber que todo había acabado y que su oportunidad se había fundido en unos
minutos de intensa ilusión. Entonces cambiaba de canal, porque esa sensación de
vacío que te atrapa cuando descubres que el sueño se ha convertido en un charco
de agua que se va evaporando bajo tus pies atrapaba a los concursantes mis ojos
se deshacían en un mar de lágrimas de amargura y no era capaz de soportar esa
realidad.
Mis
sueños se construyen de imágenes, de instantes, de emociones, de un mundo mágico
donde todo es posible. Los muros que erigen esas realidades paralelas son
endebles, pero yo intento cimentarlos una y otra vez, sin permitir que se
desplomen como si no fueran más que un castillo de naipes derruido por el
viento.
Los
estímulos me ayudan a sujetar una parte de la cima inalcanzable que se alza
sobre mi cabeza imaginaria. Cuando he perdido una sensación, una idea o un
instante recurro a la música, al baile, a un paseo, a oler el silencio del
verano, a contemplar la lluvia, a reír o a llorar. Busco la manera de volver a
construir una y otra vez ese mundo de fantasía donde se representan la
consecución de todos y cada uno de mis sueños y vuelvo a sentir de manera
intensa cómo sería alcanzarlos y vivirlos.
Es
un ejercicio increíble, poner una musica que despierte las emociones necesarias
en tu interior para verte en ese lugar en el que deseas estar, para abrazar esa
ilusión que te impulsa a continuar. Mientras tos labios tararean la canción tu
cuerpo se mece al ritmo de las notas, sintiendo la melodía despertar las emociones,
dándoles vida, creando una visualización real y absoluta de tus deseos,
estrechando la mano a quien llevas años deseando conocer, besando al hombre o a
la mujer por la que tu corazón suspira, accediendo al puesto de trabajo que
aspiras, conduciendo el coche que quieres,…. ¡Cualquier cosa es válida! Lo único
que debes hacer es vivirlo por unos instantes, disfrutarlo y sentirlo tuyo.
¡Así
que hoy toca soñar! ¡Feliz domingo!
0 comentarios: