¡Llegó la lluvia!!!!!!!
¡Qué sábado más chulo
pasamos ayer! ¡Y qué negro se ha despertado el día de hoy! Parece mentira cómo
se pueden suceder unas jornadas tan contrastadas, con el sol y el calor de ayer
no estaba nada preparada para la lluvia torrencial de esta madrugada ni para
las nubes que amenazan con volver a deshincharse sobre este paraje montañoso,
tranquilo y agradable.
Estoy acabando con la
corrección de la novela. Creo que el trabajo lo he hecho bastante en la línea
que se me sugirió, así que me siento orgullosa de mi intento, aunque luego
pueda no llegar al sitio donde se espera de mí.
Ayer el sol radiante
brilló en un cielo azul que apenas se veía empañado por cuatro nubes que se
ocultaban tras las montañas. Hice una plata de macarrones enorme, compré un
melón al payés, preparé los platos, los
cubiertos, los basos y el mantel y me llevé a mi familia, junto al amigo de mi
hijo mayor, a un pic-nic en el río de La Tour de Carol, un sitio maravilloso
donde los niños remontaron un poco el cauce del río y se bañaron mientras mi
marido y yo tomábamos el sol en bañador. ¡Parece mentira que eso fuera posible
el 17 de setiembre!
Luego volvimos a casa y me
puse en bikini en el jardín, estirada en la hamaca, con el portátil abierto
para corregir la novela. Y me pasé casi tres horas enfrascada en la trama, en
los personajes, en sus reacciones y, sobre todo, en la manera de redactarlas.
¡Fue genial! ¡Aunque como este año me ha salido un poquito de alergia al sol
luego me pasó factura!
Es curioso, cuando me
preguntan qué es para mí un día perfecto siempre lo visualizo con mis horitas
para escribir o corregir, aunque a mi familia no le hace demasiada ilusión que
esté enfrascada en ello, porque si me hablan gruño. ¡Es que necesito
concentración!
Realmente he cambiado mi manera de afrontar la
escritura y eso sí que me hace feliz, porque por primera vez en mi vida voy a
entregar el manuscrito y a no esperar con aquella angustia en el estómago a que
guste, a que sea valorado, a que lleguen las noticias que siempre se pierden en
algún lugar indefinido.
¡Escribo porque lo
necesito! Es parte de mí misma, una extensión de mi propio ser, una vocación
que me proporciona alegría, felicidad y un tanto de fantasía. Y nunca voy a
renunciar a eso, a sentirme parte de las novelas, a vivirlas en mi interior.
Quizás mi técnica no esté a la altura que se espera de ella, pero para mí los
manuscritos son únicos e inigualables, porque por muchas veces que los lea y
relea logran emocionarme. ¡Y esa es la clase de novelas que a mí me gustan! Con
acción, algo de romance, intriga y esoterismo.
No me gustaría para nada
que me tacharais de prepotente y soberbia. Soy súper consciente de que de
momento sólo he pasado uno de los filtros de este mundo de la edición: el de
una agencia literaria de renombre, y que después de cinco años y medio de
relación con ellos todavía no he pasado de jugar en segunda, pero también sé
que si yo no soy capaz de creer en mí, ¿quién lo hará?
De momento he tomado una
de aquellas decisiones pausadas que os comenté, una importante. He comentado
varias veces que mi novela preferida es El Secreto de las Cuartetas, pero
ahora, tras varias valoraciones de amigos lectores, he de reconocer que la
trama de La Baraja es superior a todas las que he creado, así que ha llegado el
momento de plantarse y luchar por ella, sin detenerme, sin escribir una nueva
que me absorba toda la energía.
No tengo prisa. De hecho
La Baraja era la primera novela de una serie de cinco llamada El Pentáculo.
Tengo iniciada la continuación: Oros, de la que escribí 70 folios, pero no sé
si algún día proseguiré con esta ambiciosa colección o simplemente me quedaré
con la primera y única novela.
Y hasta aquí mi reflexión
de hoy. ¡Espero que la lluvia no sea demasiado intensa!
¡Feliz domingo!!!!!
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