¡Renuncio!
Empezamos
un nuevo mes con renovadas esperanzas, con nuevos anhelos y esperas que pueden
colapsar la angustia de unos y disparara las emociones de otros, con intensos
devenires que pueden marcar la línea entre las ilusiones marchitas y los sueños
alcanzados.
¡Somos
tantos los que pasamos las horas dedicados a una tarea creativa! ¡Tantos los
que entendemos que agosto es un mes en el limbo del paréntesis! ¡Tantos los que
el día uno de setiembre empezamos a sentir el reloj interno machacando los
minutos que nos separan de un mail, de un telefonazo, de una noticia…!
Os
dije que renunciaba de manera total y absolutamente consciente a esa espera,
que no quería más angustias encerradas en un mundo multicolor que nunca llego a
alcanzar ni ansiedades desesperantes al ver que mi mano se queda a pocos metros
de tocar la agradable visión de un mundo perfecto donde camino entre páginas
impresas y una oleada de ilusión, alegría y éxito. Y renuncio. Renuncio en pro
de la tranquilidad, del sosiego de no estar todo el día anclada al mail y al
teléfono, esperando expectante, con un nudo en el estómago que me impide
respirar y una frustración patente cada vez que el día termina y ya no puede
traer noticias. Renuncio a favor de intentar conseguir un puesto mejor en mi
trabajo remunerado y de lograr escribir con intensa alegría, sin agobios,
aparcando aquella forma estresante en la que abordaba la tarea, como si me
fuera la vida en ello, como si fuera lo único que soy capaz de hacer.
¡La
vida me ha regalado tantas experiencias maravillosas! Es absurdo dejarse llevar
por un único deseo y no aprovechar todo cuanto te rodea. Analizando las
palabras de aquella comida agradable un día de lluvia intensa descubro matices
escondidos, palabras calladas, intenciones en los silencios. Y entiendo que
necesito distanciarme de algunos sueños y concentrarme en la realidad, aquella
que dirige mis pasos y paga mis facturas, aquella por la que me pasé años
estudiando y ahora parece que puedo alcanzar con mucho esfuerzo y trabajo.
A
lo único que no renuncio es a seguir creando, a seguir escribiendo y
corrigiendo, a continuar con el blog y a mantener la llama del deseo de
convertirme algún día en una escritora editada. Volveré a corregir La Baraja,
seguiré con Los Cofres, algún día retomaré Oros e Indicios y jamás renunciaré
de manera consciente a la escritura, aunque sea un entretenimiento, una extensión
de mis alegrías, una parte de mí que nunca morirá porque sin ella dejo de ser
yo.
Hoy
M. nos ha dejado un vacío en la oficina. ¡Ha sido tan increíble encontrar
compañeros como ella! Ese espíritu alegre, sus ilusiones, sus ganas de
compartir y alegrar el día a los demás, su forma tan perfecta de ser la han
convertido en alguien a quien voy a echar mucho de menos. Se va a un lugar
mejor, a un trabajo fantástico y a iniciar una nueva vida junto a su media
naranja. ¡Le deseo toda la suerte del mundo!!!!
Lo
cierto es que si analizo todo lo positivo que me ha dado el trabajo encuentro
muchísimos motivos para seguir encarando el reto que se me ha propuesto y
estudiar todo aquello que me falta para encargarme del volumen inmenso de
papeles y tareas que me esperan frente al ordenador. ¡Tengo unos compañeros
geniales! ¡Y un futuro prometedor! Pero evidentemente habrá que trabajar duro y
arrimar el hombro.
Bueno,
¡me voy a trabajar!!!!!
Vaya Pat!! Menudo titulo para la entrada, pone los pelos de punta...
ResponderEliminarNo se si renunciar es la palabra. Simplemente sigue con tu vida sin dejar que una frustración injustificada arruine todo lo bueno que tienes y puedes conseguir al margen de la literatura.
Disfruta de todo, incluida la escritura, y ya está. Olvida que tienes pendiente una contestación y el dia menos pensado ocurrirá algo. Es más fácil de decir que de hacer y comprendo que la paciencia no es lo tuyo,pero creo que es el mejor consejo que puedo darte.
Ah, si sigues interesada ya me dirás cómo quieres que te envie el libro.
Saludos!! Y suerte para M, que le vaya bien!!
Tienes razón, el título pone los pelos de punta, pero.... a mí me cuestan los grises, soy de blanco o negro. Recuerdo todavía con nostalgia los días en los que me decía a mí misma que no iba a ser yo quien decidiera mi futuro, sino el destino. Era cuando estaba en paro y pensaba que lo único que me podía sacar del atolladero era la escritura. Me decía: si encuentras un trabajo antes de que Lola te consiga editorial ya sabes que tu destino está en una empresa... ¡Y así ha sido! Pero por mucho que me empeñe no puedo dejar de escribir, es parte de mi vida. Mira ahora, debería estar metida con un plan financiero y estoy aquí en el blog....
ResponderEliminarSin embargo, os prometí que no me hundiría y no lo pienso hacer. Como tú dices, si llega de improviso fantástico y si no, pues a buscar la manera de ver el lado positivo a mi trabajo.
Cuando pueda te mando un mail y te doy la dirección, que tengo muchísimas ganas de leer tu libro. ¡Y ahora me vuelvo a los balances!!!!
¡Un saludo!!!!!!
jajaja!! Eso digo yo, cuando he leido el titulo de la entrada, me he asustado pensando ¿que habra pasado? Luego la entrada es muy bonita... Un beso Pat, tu si que eres increible!
ResponderEliminar¡Gracias bonita!!!! ¡Buen viaje!!!!!
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