Pasear por Barcelona
¡¡Buenos
y calurosos días!!! El verano se resiste a abandonarnos, como mínimo en
Barcelona, y las altas temperaturas, unidas al cielo despejado, auguran una
larga jornada de playa, piscina y baños. ¡Intentar pasear es un suicidio! ¡Hace
tanto calor!!!
Me
encanta pasear por mi ciudad, ¡tiene tantos secretos escondidos! ¡Tantos
rincones preciosos! ¡Tantos contrastes! Mar y montaña unidos en un mismo lugar,
callejuelas intrincadas y un Eixample con calles rectas y entrecruzadas, el Tibidabo
en la cima, opuesto al puerto, a la Villa Olímpica , a la Barceloneta, al Fórum….
Muchos
edificios contienen la historia entre sus paredes erigidas en otros tiempos, paredes
que han sido testigos mudos del crecimiento de la ciudad, de los adelantos, de
los muchos barrios que han incorporado antiguas zonas periféricas al plano de
la ciudad, de los muchos cambios que han sufrido las calles y los habitantes.
A
veces, cuando miro la fachada de un edificio antiguo, puedo respirar la esencia
del pasado, esa esencia que llena el trazado de las calles con coches de
caballos, hombres trajeados con sombrero, mujeres con el pelo recogido en un
moño y una sombrilla para proteger su piel blanca de los rayos del sol que
ahora anhelamos todos, de unos ideales distintos y unas ilusiones parecidas a
las nuestras.
¿Podéis
imaginaros la vida sin los móviles, Internet, la tele, el cine., los coches,
las motos,…? ¡Hay tantas cosas que entonces no tenían, tantos adelantos que han
marcado nuestra existencia actual, tantos cachivaches sin los que la vida se
nos antoja vacua e insustancial, que cuando consigo ese salto temporal con la
mente y me imagino la tranquilidad de pasear sin la polución, sin el ruido del
tránsito, sin las personas pegadas al móvil, sin las prisas que nos persiguen,…
¡Casi logro contagiarme con aquella tranquilidad y aquel silencio que
respiraban nuestros antepasados!
Barcelona
ha crecido un montón en el último siglo, es una ciudad con muchos habitantes,
llena de vida, de historia, de lugares por descubrir, de rincones con un pasado
glorioso y de instantes mágicos. ¡Hay tanto que ver! Por eso intento perderme
entre las callejuelas del barrio Gótico en cuanto tengo ocasión, o pasear cerca
del mar o caminar por la Diagonal para impregnarme de la magnificencia del plan
Cerdà, o ir a descubrir de nuevo las maravillas arquitectónicas de Gaudí, o…
¡No acabaría nunca de enumerar los mil paseos que hay en Barcelona!
Caminando
por mi ciudad puedo inventarme miles de historias, como si cada edificio me
inspirara un sinfín de personas que habitan en él o dejaron su huella en las
paredes cómplices de sus destinos. También me gusta crearles un mundo a las
personas con las que me cruzo, inventarme su vida, sus ilusiones, sus desvelos,….
¡Pasad
un gran fin de semana! ¡Y disfrutad del sol!
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