La carta (la trama 28)
Buenos días. Hoy vamos a acabar
el capítulo de Sara e Ignacio para abrir nuevos interrogantes. Espero que los
que sigáis la trama lo leáis y que me aportéis ideas y sugerencias, que hace
algunos días que no puedo aprovechar vuestras aportaciones y siempre van bien.
…Durante
cerca de media hora estuve allí sentada, a oscuras, muerta de frío, intentando
encontrar una explicación coherente a todo lo sucedido. Desde que mi padre había
muerto todo se había vuelto un tanto tétrico e inhóspito, las circunstancias de mi vida se habían convertido en un sinfín
de sucesos inexplicables que me abocaban a descubrir los misterios que rodeaban
a mi familia, a mi madrastra, a aquel
hombre que había visto en las escaleras de mi casa, a la carta que mi padre me
había hecho llegar en la lectura de su testamento.
Había
encontrado una manta en uno de los armarios de las habitaciones que daban al
recibidor y con él había tapado el cuerpo helado de Ignacio que continuaba
estirado en el suelo con una flacidez extraña en todos sus músculos. La palidez
extrema de su cara y sus manos se había extenuado hasta convertirse en una piel
plomiza, casi sin vida.
La
respiración se le fue recuperando con el paso de los minutos. Al principio era
un procedimiento largo y difícil. Inspiraba una mínima cantidad de oxígeno a cámara
lenta, como si le faltaran las fuerzas para llenar del todo sus pulmones. Luego
exhalaba ese ínfimo aire por la nariz y lograba llenar un poco el dedo que le
había colocado debajo para asegurarme de que seguía vivo.
Mientras
sus inspiraciones iban aumentando el ritmo y la cantidad de oxigeno con la que
regar su sangre yo me iba enredando con la historia familiar, con la existencia
de algunas palabras clave en aquella carta que mi padre me había legado, con el
recuerdo de su caligrafía apretada y un tanto inclinada a la derecha que parecía
pasada de moda, con las letras ligadas y un trazo recto.
Sabía
que en ella estaba la clave, por eso la había memorizado el día en el que la
recibí y no me importó que me la robaran de la mesilla de noche ni que no
volviera a aparecer. La tenía grabada en la memoria, recordaba cada una de las
palabras, el color exacto de la tinta, la textura del papel. Y por los
recovecos de mis recuerdos se colaban aquellas últimas palabras de mi padre
justo antes de morir, unas palabras que en esos momentos cobraban una
importancia vital:
“Cuando el camino se entrecruce con antiguos
amigos empezará tu aventura. Entonces ten cuidado y sigue la estela de lo que
fui, la verdad está de tu lado.”
En
su lecho de muerte, cuando escuché estas frases sin sentido, había pensado que
deliraba, que estaba diciendo cosas sin sentido. Pero ante el reencuentro con
Ignacio y la persecución silenciosa de aquellos ojos negros no podía negar que
empezaba a ver un conato de realidad en ellas, como si hubieran sido loa
premonición de este instante y me advirtieran de manera callada de que debía seguir
las pistas de la carta….
¡Os
deseo un buen día!
Uhhh... Una carta! Habías hecho comentarios acerca de la carta, pero esta es la primera intervención! Así! De pronto! Sin avisarlo! No se como vas a sacar toooda una historia de una carta tan corta! M
ResponderEliminarSí!!!!! La carta aparece al fin!!!!! Y contiene unos secretos importantes!!!! Ya lo verás!!!!
ResponderEliminar¡Besitos!!!