¡Prueba superada!
¡Prueba superada! ¡El
Roly-Poly ya está en el saco! Algunos de vosotros habéis asegurado que no se os
da bien el baile, pero yo os prometo que con un poco de constancia es algo que
tarde o temprano se aprende. Y las satisfacciones que logras con el movimiento
rítmico, pensando únicamente en los pasos durante una hora y aparcando tus
preocupaciones y desvelos, es la mejor terapia del mundo. Como mínimo lo es
para mí, ¡durante esa hora no pienso en nada más! ¡No le doy vueltas y más
vueltas a otra cosa que no sea la coreo! ¡Y eso es un lujo! Incluso los pasos
me sirven en las noches de insomnio, que en mi caso son muchísimas. Los repaso
mentalmente en plan las ovejitas y al final me acabo durmiendo y con un regusto
ilusionado.
Hoy me he levantado con
cantidad de energía, aunque las agujetas han hecho presencia en los músculos
que no solemos utilizar en la clase de baile y el Roly-Poly ha sacado a
relucir. ¡Tengo tanto que hacer! Como mis dificultades con el sueño me
proporcionan una gran ventaja (me despierto tan pronto que consigo unas horas
de tranquilidad absoluta) y el silencio es mi mejor aliado a la hora de
escribir, si alguien me habla cunado estoy enfrascada en un escrito le gruño, he
desayunado en la barra americana de mi casa de la montaña, he preparado el
desayuno para el resto de la familia y un invitado de mi hijo mayor y me he
entado en mi sillón del IKEA dispuesta a aporrear el teclado mientras acabo la
segunda corrección de La Baraja que empecé hace dos semanas.
El desayuno ha sido súper
inspirador. ¡Me encanta desayunar sola con mis pensamientos! Mientras el café
riega mi estómago y unas rebanadas de pan con tomate lo acompañan, puedo ir
despertando mis neuronas y ponerlas a funcionar a pleno rendimiento. Esta casa
tiene la parte de abajo tipo loft, pero en pequeño. No tenemos mesa de comedor,
la barra americana en forma de L se divide en una parte alta tipo bar y una
baja tipo mesa. Yo desayuno en la parte alta, junto al reloj de pared que me
regalaron mis padres una navidad, un reloj que está lleno de latas Cambell de
color blanco y rojo, a juego con la pared carmín que tengo enfrente, con el
mapa enmarcado de La Cerdanya y el termómetro de madera con una vaca encima.
Ahora estoy frente a la
chimenea apagada. ¡Ya vino el deshollinador! Así que si finalmente este fin de
semana refresca como han anunciado podré ver las llamas danzar dentro de ella.
¡Es tan maravilloso el crepitar de los troncos al prender! ¡Y tan bonitas las
figuras que las llamas ofrecen al son de un viento invisible que las atusa!
Cuando acabe de escribir
esta entrada me voy a meter de lleno en la novela, a ver si esta vez logro
darle una consistencia capaz de alentar a alguien a comprarla, aunque os diré
que dudo un poco de mí misma, ¡son tantos los años de aprendizaje! ¡Y tanto lo
que me dijeron que me quedaba por aprender! Espero que esta vez el esfuerzo me
lleve donde me gustaría, pero si no es así volveré a empezar y listos.
A mí me encanta escribir
en silencio y si puede ser al aire libre, con el sol acariciando mi piel. ¡Es
tan inspirador el sonido de un día soleado! ¡Casi puedo oler las palabras en la
atmósfera! Es como si vinieran a mí solas y se condensaran rápidamente en los
párrafos. Por eso voy con mi pequeño portátil a todas partes y lo abro en
cualquier momento para proseguir con la trama. ¡Eso me ha costado una lesión en
la mano que me van a tener que operar! De hecho el médico me ha desaconsejado
que escriba medio estirada en una hamaca o en un sillón y, sobre todo, en un
ordenador tan pequeño. ¡Pero es mi manera de hacerlo!
No sé escribir con un
guión ni con apuntes ni con nada, lo mío es ir vistiendo la historia a medida
que avanza. Me siento delante del teclado y escribo. Lo único que sí hago es
tener una idea y muchísima documentación del tema almacenada en una carpeta del
ordenador. Pero mi manera de documentarme es una búsqueda exhaustiva por
Internet, una lectura en diagonal y un corta y pega. Luego, cuando estoy metida
de lleno en la trama y sé qué necesito me leo la parte que me interesa y me la
estudio. También suelo ver vídeos de la época a tratar si es antigua o leer
manuales o enciclopedias de temas esotéricos para almacenar ideas que prenden
en un momento dado.
¡Espero que paséis un
domingo genial!
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