Recuperando la inspiración
¡Hola a todos! Hoy me he
despertado un tanto cansada. Ayer por la noche me enganché a una película preciosa
en Antena 3 y me gustó tanto que no apagué el televisor a la hora convenida con
mi cabeza, así que luego me costó bastantes horas dormirme. Pero valió la pena. Era una película súper
emotiva y a mí me encantan ese tipo de películas, con emociones fuertes del
tipo sentimental. Creo que son la base para dotar de cierto realismo todos los
relatos de las novelas.
En
realidad cuando me pierdo y no sé bien bien cómo encarar la personalidad de los
personajes me pongo una música que pueda cuadrar con su estado de ánimo y
recuerdo escenas de películas que me han causado un gran impacto. Así traslado
al papel las emociones diversas que me embargan y se las cedo a las personas
que moran entre los folios.
Creo
que mis novelas pecan un poco de una fuerte carga emocional. Ayer por la tarde,
mientras esperaba para recoger a la niña en natación, dejarla con su hermano
para que se la llevara a casa en autobús y acudir a mi querida clase de baile me
estiré en una de las hamacas exteriores, no sabéis el frío que pasé, y me
dediqué a repasar algunas de las páginas de Oros, la continuación de La Baraja.
No
sé si el invierno pasado estaba total y absolutamente desanimada o si la obsesión
por publicar enmascaró la realidad y me había incluso abocado a tirar los 84
folios a la papelera de reciclaje para que se pudrieran. ¡Suerte que no la vacié
y pude recuperarlos! Porque ayer me los releí con renovadas esperanzas y me
gustó lo que leía. ¡La historia tiene consistencia! ¡Y yo creo que incluso más
fuerza que su primera parte!
Así
que si las musas quieren volver a aparecer y a guiarme por los entresijos de la
narración, y si logro encajar el horario de manera que me queden unas horitas para
dedicarlas a Oros, intentaré retomar la novela, acabar de leer lo escrito hasta
la fecha e ir rellenando el resto de la historia.
En
La baraja dejé un asunto sin resolver, un cabo suelto que desvelo en uno de los
capítulos de Oros. Además retomo una parte de la historia que aparece justo al
final, cuando la trama ya parece acabada y la aparición de un nuevo personaje
nos sorprende. ¡Y hay una sorpresa! Descubriremos que la trama policíaca se
complica y nos metemos dentro de la mente del o la asesino/a.
Nunca
escribo guiones, ya os lo he dicho, pero esta vez lo que sí hice fue un pequeño
resumen de las cinco novelas que engloba la serie El Pentáculo
para crear algún que otro misterio que quede sin resolver de una novela a otra.
Aunque con mi tendencia a ir cambiando las cosas cada vez que me meto en la trama
puede complicar la cosa. ¡Ah! Si alguien entiende de jeroglíficos que me lo
diga, que le pediré una pequeña ayuda.
Mi
único reto, uno de aquellos que normalmente me es complicadísimo de alcanzar,
es ir despacio y no dejarme engullir por las ansias de escribir que se despiertan
en mí cada vez que me adentro en las fauces de la narración. Es como
si los personajes me atraparan y me envolvieran con sus experiencias traumáticas
y fuertes y como si el sentimiento que exudan las páginas, de fuerte carga
emocional, se asentara en mi interior para ir creando el laberinto de tramas
que subyacen de la principal.
Suelen
decirme que parecen preparadas para un guión cinematográfico. En realidad
cunado alguien lee mis novelas, no suelo dejarlas a demasiadas personas,
siempre me dice que debería presentarlas a una productora para que las filmara,
que el ritmo es trepidante y cuadra con una película de acción. ¡Ya os dije que
de pequeña soñaba con irme a Hollywood a filmar una de mis novelas! Quizás mis
sueños infantiles cuadran con mi redacción.
¡Feliz
día!
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