Recuperando la inspiración

8:08 Pat Casalà 0 Comments


         ¡Hola a todos! Hoy me he despertado un tanto cansada. Ayer por la noche me enganché a una película preciosa en Antena 3 y me gustó tanto que no apagué el televisor a la hora convenida con mi cabeza, así que luego me costó bastantes horas dormirme. Pero valió la pena. Era una película súper emotiva y a mí me encantan ese tipo de películas, con emociones fuertes del tipo sentimental. Creo que son la base para dotar de cierto realismo todos los relatos de las novelas.
            En realidad cuando me pierdo y no sé bien bien cómo encarar la personalidad de los personajes me pongo una música que pueda cuadrar con su estado de ánimo y recuerdo escenas de películas que me han causado un gran impacto. Así traslado al papel las emociones diversas que me embargan y se las cedo a las personas que moran entre los folios.
            Creo que mis novelas pecan un poco de una fuerte carga emocional. Ayer por la tarde, mientras esperaba para recoger a la niña en natación, dejarla con su hermano para que se la llevara a casa en autobús y acudir a mi querida clase de baile me estiré en una de las hamacas exteriores, no sabéis el frío que pasé, y me dediqué a repasar algunas de las páginas de Oros, la continuación de La Baraja.
            No sé si el invierno pasado estaba total y absolutamente desanimada o si la obsesión por publicar enmascaró la realidad y me había incluso abocado a tirar los 84 folios a la papelera de reciclaje para que se pudrieran. ¡Suerte que no la vacié y pude recuperarlos! Porque ayer me los releí con renovadas esperanzas y me gustó lo que leía. ¡La historia tiene consistencia! ¡Y yo creo que incluso más fuerza que su primera parte!
            Así que si las musas quieren volver a aparecer y a guiarme por los entresijos de la narración, y si logro encajar el horario de manera que me queden unas horitas para dedicarlas a Oros, intentaré retomar la novela, acabar de leer lo escrito hasta la fecha e ir rellenando el resto de la historia.
            En La baraja dejé un asunto sin resolver, un cabo suelto que desvelo en uno de los capítulos de Oros. Además retomo una parte de la historia que aparece justo al final, cuando la trama ya parece acabada y la aparición de un nuevo personaje nos sorprende. ¡Y hay una sorpresa! Descubriremos que la trama policíaca se complica y nos metemos dentro de la mente del o la asesino/a.
            Nunca escribo guiones, ya os lo he dicho, pero esta vez lo que sí hice fue un pequeño resumen de las cinco novelas que engloba la serie El Pentáculo para crear algún que otro misterio que quede sin resolver de una novela a otra. Aunque con mi tendencia a ir cambiando las cosas cada vez que me meto en la trama puede complicar la cosa. ¡Ah! Si alguien entiende de jeroglíficos que me lo diga, que le pediré una pequeña ayuda.
            Mi único reto, uno de aquellos que normalmente me es complicadísimo de alcanzar, es ir despacio y no dejarme engullir por las ansias de escribir que se despiertan en mí cada vez que me adentro en las fauces de la narración. Es como si los personajes me atraparan y me envolvieran con sus experiencias traumáticas y fuertes y como si el sentimiento que exudan las páginas, de fuerte carga emocional, se asentara en mi interior para ir creando el laberinto de tramas que subyacen de la principal.
            Suelen decirme que parecen preparadas para un guión cinematográfico. En realidad cunado alguien lee mis novelas, no suelo dejarlas a demasiadas personas, siempre me dice que debería presentarlas a una productora para que las filmara, que el ritmo es trepidante y cuadra con una película de acción. ¡Ya os dije que de pequeña soñaba con irme a Hollywood a filmar una de mis novelas! Quizás mis sueños infantiles cuadran con mi redacción.
            ¡Feliz día!

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