Disparidad de caminos

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Vuelvo de fin de semana con una mezcla de añoranza e ilusión. Descubrir las vidas de antiguos compañeros y deambular por el paso de los años con la emoción serena del tiempo bien empleado me aporta ilusión. Estar junto a mi familia, escribir muchísimo, esquiar y charlar con amigos del pasado conforman un sinfín de instantes mágicos.
Soy curiosa por naturaleza, me encanta conocer el destino de las personas con las que compartí un trocito de mi vida. A veces forjas lazos afectivos con alguien y la vida os separa. Antes no existían los chats de grupo en el Whatsapp ni la posibilidad de seguirle la pista a alguien por el Facebook…
Es maravilloso saber el rumbo de alguien, ver cómo en un grupo heterogéneo de personas cada uno toma un camino distinto y en un momento de reunión descubrimos la disparidad de vidas elegidas con la emoción propia del momento.
De pequeña a mí me gustaba contar historias, inventármelas y vivirlas en muchísimos momentos. Era increíble ser la heroína de la trama… Tenía una imaginación desbordante y en era incapaz de discernir con claridad la línea entre la realidad y la ficción.
Hice muchísimas tonterías, ser diferente me abocaba a actuar de una manera errónea. Cuando creces con mil historias en la cabeza, sumergiéndote con demasiada frecuencia en los libros e ignorando deliberadamente la realidad que te envuelve, porque te cuesta encajar en ella, tomas muchas veces un camino equivocado.
Por suerte un día decidí escribir, exorcizar las mil tramas que poblaban en mi mente, dejar constancia de esa imaginación en el papel. Y canalicé la creatividad en varias novelas, consiguiendo centrarme en lo importante. Maduré, cambié lentamente la percepción de las cosas y descubrí cómo avanzar hacia un mejor estadio de mí misma.
El camino no es fácil, he luchado para encontrarme en este lugar, lo he dado todo. Y ahora, con un equilibrio perfecto entre mis dos mundos, soy capaz de sonreír cada día, de mirar al pasado con la importancia que se merece y de no angustiarme por amistades perdidas en el largo letargo del silencio.
Cuando releo novelas del principio descubro que ya no escribo así, no soy esa escritora impetuosa e idealista que dotaba de acción desbordante cada página, ahora consigo una trama más pausada. He pasado de la intriga fantástica, con aventuras, a la novela romántica, sin renunciar a algún crimen…
Ya no soy esa niña asustada por sentirme fuera de lugar con la gente, ahora piso confiada el suelo, camino de la mano de amigas de verdad, que me quieren como soy, sin buscar otra persona en mi interior y vivo rodeada de cariño, ignorando deliberadamente cualquier otra realidad.

¡Feliz día! J

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