La magia de la creación
¡Buenos días! A veces tengo la impresión de que el
tiempo corre demasiado rápido, como si no lo pudiera detener en ningún instante
y me faltaran horas para acabar llevar al papel las mil ideas que mi cabeza
teje sin cesar.

Uno de los retos de la escritura es ponerse en la
piel de un personaje y sentir diferente a como lo haría yo en situaciones
determinadas. Construir sus caracteres es increíble, porque a veces toman las
riendas de la escritura y se amotinan contra mis percepciones.
La personalidad de cada personaje es un misterio
para mí al iniciar la narración. Normalmente tengo un título, una vaga idea de
qué quiero escribir y cosquillas en la piel. Normalmente la trama fluye al
avanzar, sin encontrar obstáculos a parte de mis momentos de falta de
inspiración.
No me es difícil construir una historia ni dejarla
crecer en mi mente ni encontrar conexiones para hacer creíble una trama y que
tenga consistencia, lo que me cuesta más es encontrar las palabras para
describir cada circunstancia. Pero con el tiempo voy puliendo ese déficit.

Esa capacidad de soñar despierta es un don
precioso. Desde niña soy capaz de hacer varias cosas a la vez, mi memoria suele
funcionar como un catalizador y repasa constantemente lo escrito para no dejar
cabos sueltos, dándole una estructura a mis ideas y ordenándolas en el papel
para convertirse en una historia con lógica.

Al escribir siento esa misma ansiedad, con anhelo
por saber qué pasará a continuación. Por eso no utilizo esquemas ni fichas de
personajes. Me gusta ese hormigueo en la piel que me insta a avanzar para
averiguar cada escena a medida que suceden, como si me sorprendieran.
Esa es la verdadera magia de la creación.
¡Feliz día! J
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