Pensando en positivo
¡Buenos días! Ayer me acordaba de la cita de un antiguo
entrenador del Barça: siempre positivo, nunca
negativo. Louis van Gaal duró poquito al frente del equipo, pero a pesar de
no ser nada aficionada al fútbol, le recuerdo con cariño porque su mujer me
compraba en la tienda de ropa de mis padres, donde yo trabajaba entonces.
Esos años han quedado atrás, pero siguen presentes en mi memoria.
Compaginaba mis labores financieras, contables, fiscales y administrativas con
la venta al público. Y me gustaba mucho esa faceta, buscar el vestuario para
cada una de las mujeres que entraban, prepararles el conjunto completo, decir
siempre la verdad sin herir sensibilidades, ayudarlas a sentirse bien con sus
cuerpos y sus estilos.
Me recuerdo sentada a la mesa de detrás del mostrador frente
a mi portátil gigante, mis libretas, mi diccionario de sinónimos y mis libros
de consulta para seguir hilvanando una historia entre clienta y clienta.
Siempre emocionada con una escena, con una idea, con un giro de la trama…
¡Ha llovido muchísimo desde entonces!
La mujer de Louis van Gaal era muy agradable. Y ayer me
volvió a la memoria, cuando me di cuenta de cómo necesito a veces recordarme la
cita de su marido.
No siempre es fácil ver las partes positivas de las situaciones,
pero soy una fiel defensora de la necesidad de hacerlo. Es el mejor ejercicio para
ver la realidad con un prisma adecuado.
En eso estoy, valorando cada pequeño logro, sonriendo como
una tonta cada vez que las cosas salen bien, alegrándome por las pequeñas metas
conseguidas y aprendiendo a ver el vaso medio lleno.
Ayer salió en pre-venta Lo
di todo por amarte (enlace) y se sitúo en un buen lugar de las listas de
Amazon. Es tan maravilloso saber que estáis ahí, que tenéis ganas de leerme,
que la idea de conocer a Aiden y a Zofia os interesa…
Para mí cada una de las historias es especial. Me llena el
corazón durante mucho tiempo, los personajes se convierten en mis compañeros de
viaje, la sensación de acceder a su mundo con la mente es increíble y se
convierte en algo adictivo porque durante las horas en las que la trama invade
mi interior puedo ser otra persona, vivir aventuras alucinantes, llorar, reír,
enamorarme, enfadarme, alegrarme… ¡Y sin que nada de ello afecte a mi realidad!
Porque en la ficción siento como si hubiera cruzado un puente entre el mundo
real y el imaginario.
¡Feliz día! J
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