Y seguimos madurando

9:19 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! A veces una voz, una melodía, un olor o la visión de algún lugar concreto puede provocar la nostalgia porque me recuerda a un instante olvidado de mi vida al que vuelvo por unos instantes.
La música suele tener un efecto especial en ese sentido. Siempre me ha parecido un medio increíble para sentir y los sentimientos suelen ser la base para recordar y darle un contexto pasado a una sensación actual.
Pero los lugares perdidos en mi memoria, aquellos bares a los que solía ir de joven, la cafetería donde esperaba a que mi hijo terminara una clase cuando era niño, la tienda donde pasé años de mi vida, el parque que visitaba de adolescente con mis amigos, la escuela, la zona cercana a ella, los transportes, la casa de mi abuela…



Cada uno de esos sitios me transportan a momentos concretos y consiguen llenarme de emociones de lo más intensas. Las hay positivas y otras que son malos recuerdos, pero en general me devuelven unas gratas sensaciones, me ayudan a centrar mi ahora y a encontrarle un sentido a mi pasado.
Porque crecer es eso. Sentir. Madurar. Encontrar una senda correcta por la que caminar a pesar de equivocarse. Permitir el crecimiento de tus hijos. Dejar atrás momentos álgidos y otros oscuros. Reír. Llorar. Emocionarse. Enfrentarse a situaciones adversas. Disfrutar de las buenas curvas de la senda de la vida. 
Sentir es lo que suele conectarme con el pasado, con el presente, con mis expectativas de futuro, con mis novelas, con mis personajes y con cualquier instante.



A veces siento demasiado y mi mayor defecto es la imposibilidad de contener ese torrente de emociones en mi interior. Se escapan, bombardean el lugar donde me encuentro, se enredan entre las palabras y explosionan de una forma nada acertada a veces.
Recuerdo con cariño cómo enfocaba mis primeras novelas. Los personajes eran unos adictos al drama, tenían demasiado sentimiento, no los contenían y había un exceso nada atractivo de melodrama en situaciones de lo más estresantes.



Pero, ¿cómo se deja atrás tu forma de ser a la hora de dibujar a otras personas? Ese para mí es el ejercicio más difícil del escritor porque has de construir personajes diferentes a ti, has de interpretar otras formas de enfrentarse a una situación y a veces debes desligarte muchísimo de tus sentimientos para profundizar en los de otra persona con una manera muy diferente de comportarse.
Últimamente me doy cuenta de la importancia de esa mirada al interior de los demás, de la necesidad de comprenderles, de evaluar sus caracteres, sus  pasiones, sus debilidades, sus traumas. Es la única vía para entenderlos y avanzar.



Porque siempre os digo la importancia de seguir madurando a medida que nos hacemos mayores, de descubrir cada día una mejor forma de socializar, de sentir, de integrarse en un mundo lleno de personas diferentes a ti.  
Siempre le agradeceré a la escritura ese pequeño detalle que me permite interactuar con los personajes para descubrir mil puntos de vista a la hora de enfrentarse a un mismo acontecimiento.
¡Feliz día! J

You Might Also Like

0 comentarios: