Soltar lastre
¡Buenos días! El clima parece decidido a atraparnos en
intensos días de sol para luego arremeter contra las calles con una tromba de
agua, a dejar que el azul domine el cielo un día y a cambiarlo por un gris
plomizo al siguiente.
Es la primavera, supongo. Esos contrastes entre los días
cálidos y los más frescos, esas tormentas repentinas, esos cambios cíclicos y
esa sensación de no saber cómo vestirte al salir de casa es parte de la
estación del año.
Mi ánimo parece decidido a hacerle caso al tiempo y
aclimatarse sin pensárselo a la primavera. Porque tengo días grises y otros
brillantes. Y no puedo hacer nada por detener esa vagoneta anímica donde voy
sentada.
Es un momento de cambios, de subidas empinadas para
precipitarse de golpe al vacío con una bajada a todo gas, de algunas rectas, de
curvas sinuosas y de decisiones a veces complicadas.
Por suerte tengo una familia maravillosa, amigos, marido, lectores…
Lejos quedaron esos años donde caminaba sola, siempre con la
sensación de desear compañía, pero de no disfrutarla.
Ahora tengo tanta gente al lado que cuando me caigo siempre
encuentro unas manos dispuestas a levantarme y cuando me sobreviene un bajón
emocional recibo alguna llamada, un ramo de flores, unos abrazos o una sujeción
tan perfecta que sonrío a pesar de todo.
Porque la vida gana color cuando te rodeas de personas que
te quieren por cómo eres, que te aceptan con tus virtudes y tus defectos, que
están siempre ahí.
Los cambios siguen acechando, siguen produciéndose, siguen
pisando mis esperanzas en algunas facetas de mi vida. Hay que dar un paso
gigante hacia atrás, uno de esos que te dan impulso para saltar más alto. Y estoy
dispuesta a darlo. Porque quiero arriesgarme a descubrir qué se esconde detrás
de esa nueva encrucijada y disfrutarla al máximo.
A veces cuesta ver la realidad porque hay una brizna de suciedad
que nos nubla la visión. Cuando llevas años luchando en una dirección, la
alcanzas y de repente hay un giro inesperado, a veces cuesta centrarse y
descubrir la claridad entre la bruma. Pero siempre está ahí, acechando en un
rincón.
Sonreír. Deshacerse del peso emocional demasiado fuera de lugar.
Dejar de darle tantas vueltas a las cosas. Encontrar el equilibrio emocional.
No permitir que algunas situaciones te duelan. Y ver siempre la parte positiva.
Esos son mis propósitos, mis decisiones, mis lemas.
Porque ser feliz es una elección, no una quimera imposible.
Y he decidido soltar lastres, mirar las cosas desde otro
ángulo, coger aquello que me emociona y desechar cualquier otra opción. Porque
he decidido llenar mi corazón de esperanzas e ilusiones y sentir cómo el sol me
ilumina el camino.
¡Feliz día! J
Estoy contigo, sin carga se camina mucho mejor 😉
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Totalmente de acuerdo. :-)
Eliminar¡Qué bonito! Hay que hacer cambios y buscar siempre nuestro bienestar, especialmente en cuanto a salud mental se refiere.
ResponderEliminarPues sí, hay que caminar siempre en la dirección que te haga feliz. ¡Un beso!
Eliminar