Desapegarse
¡Buenos días! Lo más difícil cuando algo termina es el
duelo, el desapego, el cambiar las costumbres, el dejar atrás compañeros,
lugares, instantes…
Ojalá fuera tan sencillo como no volver a la oficina nunca
más, cerrar del todo la etapa en este momento y buscar la forma de no echar la
vista atrás, de que no duela, de que no siga sintiendo esa conexión con las
empresas creadas desde cero y por las que he luchado muchísimo.
Pero no lo es y cada día constituye un reto para mí.
Me despierto demasiado pronto, con los sentimientos
descontrolados, los recuerdos acosándome, con la sensación de estar ante una
situación dolorosa y difícil de afrontar.
Es un duelo.
Porque después de pasar nueve años creciendo con las empresas,
dejar atrás esta etapa me cuesta.
Siempre he creído que esta es la peor parte de verse
obligado a tomar caminos distintos, la de desapegarse, la de abandonar los
hábitos adquiridos por años de dedicación, la de desprenderse de
responsabilidades que en este instante ya no son mías.
En ese sentido mi forma de ser juega en contra. Porque a mí
me cuesta el gris, soy de todo o nada. Y no puedo seguir yendo a la oficina
cada mañana sin sentir un vendaval arrasar con mi serenidad. Porque la sigo
sintiendo mía al cien por cien. Porque no encuentro la forma de desligarme de
las responsabilidades. Porque me cuesta demasiado encontrar el equilibrio
emocional necesario para desprenderme de todo.
Necesito tiempo.
Ahora me paso los días descontándolos en el calendario.
Cuando estoy en casa pruebo de no conectarme al e-mail del trabajo cada
instante, como siempre he hecho, de no mirar y controlar las cuentas bancarias,
de no seguir sintiendo el peso de la responsabilidad.
Pero cuesta.
He de pasar el duelo. He de pasar el proceso entero de
desapego. He de sonreír un poco más. He de dejar de darle vueltas. Y necesito volver
a escribir. Aunque cueste.
Porque a veces hay que mirar por uno mismo y no por los
demás. Y esa es la lección más importante de la vida.
Ayer adquirí un compromiso conmigo misma y a partir de este
instante voy a luchar por cumplirlo.
Volveré a escribir. Volveré a leer. Volveré a ocupar mi
mente con otras cosas. Recuperaré mi capacidad de dormir por las noches. Y
seguro que la nueva etapa me traerá alegrías. Y un día miraré atrás y pensaré, ¿por qué me costó tanto?
Porque creo en el karma y espero que cumpla su cometido.
¡Feliz día! J
Seguro que puedes con eso y más. Y estoy contigo, seguro que el karma hará su trabajo antes o después. A las personas buenas le pasan cosas buenas. Hay que seguir hacia adelante
ResponderEliminar¡Gracias por estar siempre ahí! Hay que levantarse y continuar caminando... ¡Un beso!
EliminarLos cambios siempre cuestan, pero toca volver a tomar el camino... Adaptarse es la mejor capacidad que tenemos los seres humanos... Y como bien dices, cuando lo hemos logrado decimos: Por qué nos costó tanto??
ResponderEliminarPues sí. Solo hace falta tiempo... ¡Un beso!
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