La incertidumbre

12:21 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! A veces el tiempo me parece una medida difícil de asumir, y más cuando siento la ansiedad de la espera. Y es que la incertidumbre es el peor estado porque no sabes a qué atenerte ni puedes prepararte para asumir la situación.
Buscar trabajo es en sí un trabajo. Los procesos de selección son largos, llenos de instantes, entrevistas, tests, momentos de tensión… Si consigues llegar a las finales conoces a los que podrían convertirse en tus futuros superiores en esa última prueba de fuego donde las preguntas se suceden mientras sientes los nervios en punta. Porque te lo juegas todo en ese interrogatorio y a la vez has de ser lo máximo sincera posible y calibrar tu futuro en la posición demandada.


Una vez sales de esa última entrevista viene un periodo de inquietud. Ha llegado la hora de la verdad, el sí o el no definitivo, esa decisión que ya no está en tus manos y que te puede llevar a reiniciar tu vida laboral o a seguir buscando.   
Para mí es el momento más duro. Puede ser un no, pero incluso aunque lo sea soy de las que prefieren escucharlo cuanto antes para hacerse a la idea y asumirlo. Aunque comprendo que para las empresas es una decisión importante y necesitan su tiempo.


En estos meses he hecho muchísimas entrevistas, he contestado a una cantidad infinita de ofertas de trabajo, he preparado el CV de mil maneras, he explorado las opciones y cada mañana sigo abriendo los buscadores para leer todas y cada una de las nuevas ofertas. Y he llegado a cinco finales.
Ahora estoy pendiente del veredicto de tres. Y en principio deberían llegar esta semana… A las otras dos dije yo que no…
Mi moral está por los altos por haber conseguido sortear todos los obstáculos hasta alcanzar la entrevista final en varios procesos. Eso se quedará conmigo tanto si llega el sí como si llega el no. Pero estoy con el alma en espera, sin ser capaz de rebajar la ansiedad, deseando saberlo y a la vez temiendo esa respuesta.


Quizás el destino me tenga reservada una magnífica sorpresa, puede que en una de esas tres ofertas encuentre mi nuevo reto laboral. O puede que me quede otra vez en la casilla de salida, de nuevo buceando en el mar de la búsqueda. ¿Quién sabe? Solo me queda cruzar los dedos, quedarme anclada al móvil y al mail, instándoles a traerme noticias.
¡Feliz día! J


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