A veces los sueños se cumplen

6:36 Pat Casalà 0 Comments

 ¡Buenos días! A veces hay sueños que se cumplen, y es tan bonito cuando sucede… Ves pasar tu vida en color, tocas las nubes, llegas al sol, te iluminas, sonríes y sientes. Porque la lucha es larga y nunca termina, porque solo tú tienes el poder de volar sin dejarte caer, de ver siempre lo positivo y no dejarte vencer por las sombras.
Hace un año empecé a escribir Caramel macchiato. Lo hice con ilusión, con esa emoción primaria de descubrir a los personajes, de llevarlos de la mano, de hacerlos sentir, enamorarse, encontrar la forma de encontrarse en ellos mismos gracias a esa atracción de los polos opuestos, a caminar de la mano hacia una mejor versión de ellos mismos. Porque a veces hay que saltar al vacío para ver la luz.



Cuando recibí la llamada de Phoebe fue como un estallido de fuegos artificiales. Llevaba años esperando una oportunidad parecida y ahí estaba, en el otro lado de la línea de mi teléfono, una persona que quería apostar por mí, por esa novela, por Holly y Clark. 
Hay instantes para recordar el resto de tu vida, como ese. Porque luego todo ha sido precioso, hasta llegar aquí, a mi momento, a tener el libro entre mis manos, a dejarlo volar, a descubrir a quién le gusta y a quién no, a verlo a través de vuestros ojos. 
Ojalá llegue muy alto, ojalá os guste, ojalá no haya demasiadas reseñas de una estrellita —lo sé, es pedir demasiado porque de esas siempre hay—, ojalá reciba muchísimos más de esos mensajes vuestros tan alucinantes donde me contáis qué os parece, me preguntáis cosillas y me animáis el día.



A veces escribir es solitario, otras las expectativas que te creas no se alcanzan o se superan con creces. Pero todo sabe mejor con palabras de los lectores, con ese calor, esa sensación de no haber pasado meses trabajando en una historia para dejarla acumular polvo. Porque las novelas están para llegar a otros corazones, para llenar otros ojos, para emocionar, para ser leídas. Y como autores lo mejor que nos puede pasar es sentirnos acompañados.
Cuando tengo un instante de ansiedad, siempre miro los mensajes de los lectores, los disfruto, los siento y me dan una razón para continuar. Porque a veces no hace falta vender un millón de libros —aunque no le haría ascos, la verdad—, solo saber que tus historias han tocado corazoncitos, han conquistado a personas ajenas a tu mundo y a la vez cercanas porque te han conocido a través de tus palabras. Con eso tengo suficiente chute de ilusión como para sonreírle a los reveses.



Me encantaría que me acompañarais en el camino de Caramel macchiato y en todo lo que viene después. Y, sobre todo, acordaros de dejar un comentario en Goodreads, en Amazon, en Instagram, en mi correo, en mis redes, en cualquier sitio donde pueda oíros para saber si os ha llegado.
¡Feliz día! J
 
 

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