¡A bailar toca!
¡Buenos
días! ¡Llegó el día de la maratón de baile! ¡Y no las tengo todas conmigo! Aguantar
dos horas y media bailando sin parar, sin equivocarse y con tanta gente en una
misma clase… ¡Vamos a ser cincuenta en un espacio que normalmente ocupamos
entre veinte y treinta personas! ¡A ver si chocamos todo el rato!
La
verdad es que a mí las competiciones no es que me encanten, prefiero bailar
para pasarlo bien, así que me lo voy a tomar como una mañana divertida y
diferente, sin el agobio de competir de verdad. Además, ¡lo divertido es
moverse, no ganar!
Han
explicado un poco las bases de la maratón: si te paras a beber agua sólo puedes
dejar la pista durante 30 segundos (¡voy a dejar la botella a tres pasos de mi
posición!), durante la primera hora todos bailamos sin descalificaciones, a
partir de la segunda quien se pare demasiado, no siga los pasos, no sonría o
baje demasiado el ritmo “abandona” la pista de baile.
¡Qué
nervios! ¿Cuánto voy a aguantar? ¿Cuándo me van a descalificar? ¡Las bases del
concurso dicen que sólo puede quedar una! Jajajaja, ¿os imagináis lo difícil
que debe ser quedarse sola ante el peligro?
Bueno,
mañana os cuento la experiencia, de momento estoy reuniendo fuerzas para
enfrentarme a lo que viene: cincuenta mujeres y tres profesores en la sala de
baile, con mucho calor, mucho ritmo, muchas risas y muchas ganas de bailar.
Lo
que más me gustó de las bases fue saber que te piden una sonrisa mientras
bailas. ¡Eso es genial! ¡Es como una extensión de mis globos sonda! ¡Vamos a
pasarlo bien! ¡A bailar y reír! ¿Qué gracia tiene la vida si no buscas tus sonrisas?
El
baile forma parte de mí, igual que las novelas y mi familia y mi trabajo y tantísimas
cosas que la lista no cabría ni en un millón de posts. ¡La vida me ofrece
tantas cosas maravillosas! Por eso intento no renunciar a nada y a veces voy a
quinientos por hora, pero vale la pena.
¿Habéis
probado alguna vez que estáis tristes poneros una buena música y permitir que
vuestro cuerpo realice movimientos siguiendo los acordes? ¡Es la mejor manera
de dejar que la energía fluya y os revitalice! Muchas veces, cuando estoy sola
en casa bailo, canto y me muevo, ¡incluso cuando cocino me gusta seguir el
ritmo imaginario de la música!
Cuando
era pequeña me pasaba todas las tardes bailando delante de la pared-espejo de mi
casa. Mis padres habían convertido toda una pared del salón en un espejo
gigante y yo ponía la música a todo volumen y cantaba y bailaba como si
estuviera en una clase solitaria. ¡Me lo pasaba tan bien!
Bueno,
para ser sincera luego tuve una fase un poco oscura… ¡Me gustaba gravarme mientras
cantaba con un micro! ¡Y tengo una entonación malísima!!! Ya os podéis imaginar
cómo sonaba de mal cuando les hacía escuchar las cintas a mi familia. ¡Mi prima
pequeña muchas veces me lo recuerda! ¡Lo hacía fatal!
Así
que como veis mi vena artística ya viene desde pequeñita, aunque siempre
bailaba a solas en el salón y no me gustaba que hubiera público, ¡era una
actividad privada!
Y
la parte creativa de la escritura también ha estado pegada a mí desde
pequeñita, ¡casi he de decir que demasiado pegada! Había veces que no lograba
distinguir la realidad de la ficción,… ¡Pero eso ya es otra historia!
Ahora
lo único que debo pensar es en ir a bailar y pasarlo bien.
¡Feliz
sábado!
Espero que hagi anat bé :)
ResponderEliminarHa anat genial, Ari, gràcies!! He aguantat les dues hores i mitja sense parar!!!!!! Un petó!
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