Entrega y la trama 36
¡Buenos
días! Aquí estoy otra vez, por la mañana, dispuesta a escribir un poquito y a
desnudar un poco los sentimientos que me embargan. ¡Hay días en los que las
palabras se quedan encalladas y no sé qué decir! ¡Y hay otros en los que salen
disparadas y no me dan ni tiempo a respirar!
Al
fin di la revisión de la novela por concluida. ¡Ahora la suerte está echada! Ya
sólo queda esperar a que el destino decida qué va a pasar. Es casi como tirar
una moneda al aire y esperar a que caiga con la cara o la cruz. Quizás la única
diferencia es que esta moneda se va a quedar flotando en el limbo durante meses
y meses, para caer en un segundo.
Y
es que este mundo de la publicación es largo en decisiones y periodos de
lectura. Los editores reciben miles de propuestas cada mes y los lectores
tienen una cantidad increíble de manuscritos para ser leídos. ¡Y las decisiones
se dilatan tanto en el tiempo que las esperas se hacen interminables!
Aunque
esta vez me he propuesto no esperar con angustia, sino caminar por el sendero
de la vida con la ilusión que me acompaña cuando tejo las novelas, y no
estresarme con la ausencia de mensajes o llamadas. ¡Todo llegará! Y en cada uno
de nosotros reside la fuerza para aguardar los acontecimientos sin que eso mine
nuestra capacidad de mirar hacia delante con tranquilidad.
¡Vamos
a seguir un poquito con Svet! Se había vestido y había subido a un taxi con
Eduardo para acudir a una gala de la ONG a la que pertenecen…
…El
taxi avanzaba entre el tráfico intenso de la ciudad. El último
partido de liga del FC Barcelona se había encargado de colapsar la calle Diagonal con
los miles de seguidores que acudían al Camp Nou para verlo en directo.
Svet
se sentía mareada, angustiada, con los recuerdos aguijoneándole la razón. ¿Qué
le quería decir su mente? ¿Qué era aquello que no vislumbraba con claridad? Sabía
que Fiona había provocado el fuego y se había salvado, sospechaba que esa tal Úrsula
de la televisión era su hermana y estaba segura de que su cerebro había
bloqueado la realidad durante tantos años para no producirle esa intensa pena
que le constreñía el corazón.
¿Pero
qué se le estaba escapando? Fiona le había dado un golpe en la cabeza, ¿o no
había sido ella? Había otra voz que se colaba en las imágenes fragmentarias del
incendio, una voz masculina, con un acento un tanto extraño, que no hablaba en
su lengua.
¿Acaso
ese hombre había ayudado a su hermana en la propagación del incendio? ¿Había
sido él quién la había golpeado? Resopló con fiereza para exorcizar la angustia
y la incertidumbre que se iban apoderando de ella a medida que ahondaba en la
cuestión. ¿Cómo había podido Fiona matar a su familia?
Inspiró
una gran cantidad de aire por la nariz y lo fue soltando muy lentamente por la boca. Eduardo le pasó
la mano por los hombros y la atrajo hacia él. Svet apoyó la cabeza en el torso
de su marido y entrecerró los ojos en un intento de retomar el hilo de sus
recuerdos.
Se
vio saliendo del armario de la cocina donde se había escondido para espiar a
Fiona. Su hermana llevaba unos días muy extraña, saliendo a hurtadillas por la noche
y regresando de madrugada y la curiosidad había podido con Svet. Aquella noche
se había escondido con la intención de seguirla, por eso estaba despierta y
vestida.
Cuando
las primeras llamas se propagaron por la cocina y el humo se coló por las
rendijas del armario Svet no pudo evitar que una tos ronca precediera a su
salida precipitada. Había corrido al salón para intentar subir a las
habitaciones y despertar a sus padres, pero entonces había sentido un golpe
sordo en la cabeza y se había desmayado.
¿Acaso
no había sido un golpe? Se palpó la cabeza en un gesto instintivo, como si
quisiera recordar el lugar exacto donde tendría que haber salido un chichón. Pero
ella recordaba que al despertarse en el hospital no había encontrado ningún
rastro de golpes en su cabeza.
Forzó
a su mente a retroceder en el tiempo, a despejar aquel instante en el que se
había caído sin sentido. Una voz masculina aporreó de golpe susa recuerdos. Se
enderezó en el taxi, con una aceleración de sus sentidos. Abrió los ojos
desmesuradamente.
-¿Qué
te pasa? -le preguntó Eduardo.
-¡No
me golpeó! -exclamó ella alterada-. ¡Se metió en mi mente!....
Pat!! Felicidades por terminar la revisión. A ver si de verdad es la última y puedes pasar a otra cosa mientras esperas. Con lo rápido que escribes seguro que te da tiempo de terminar otra novela antes de saber algo...
ResponderEliminarMe gusta ese golpe de efecto en la última linea del capítulo de hoy...
Saludos!!
¡Gracias José Antonio! Espero que realmente ésta sea la última corrección....
ResponderEliminarEn cuanto a Los Cofres del Saber, la verdad es que vamos un poquito lentos.... ¡A ver si me pongo las pilas!
¡Pasa un buen día!