¡Genial!
¡Buenos días! Gracias por todas las visitas de ayer, por los comentarios públicos y privados, por leer mi escrito y compartirlo, por estar ahí. ¡Fue un día genial! ¡Con energía, ilusión y optimismo!!
Es curioso, en las estadísticas del blog pone que ayer recibí 101 visitas. ¡Así que el once, el uno y el capicúa triunfaron! Y eso es una de aquellas señales que me llenan de confianza y de alegría, una de aquellas en las que creo y que me ayudan a seguir aporreando el teclado cada mañana, ganándole la batalla al sueño y alargando el día para dejar una huella impresa en este rinconcito de la blogosfera.
Ayer fue un día excepcional. A las 11:11 de la mañana avisé a mis compañeros de trabajo de la hora y unos cuantos nos levantamos, salimos al pasillo y cerramos los ojos para proyectar nuestros sueños en la mente. ¡Tengo unos compañeros tan maravillosos! ¡Trabajar con ellos es un lujo!
Y cuando nos volvimos a sentar en las mesas e intentamos utilizar Internet nos dimos cuenta de que la red había saltado, de que no había conexión. ¡Y en otras partes también pasó lo mismo! Así que a las 11:11 sí pasó algo, sí hubo un movimiento energético colectivo, sí que muchos pusimos nuestro granito de arena para disfrutar de algo a la vez.
Incluso hablando con una amiga, profesora de batxillerato, me contó que sus alumnos le pidieron detener la clase a las 11:11 para sumarse al movimiento que no paraban de repetir en la radio y en los medios. ¡Un movimiento de unión! ¡Algo que hicimos muchos a la vez!
Es cierto que los horarios y los días son aleatorios, que quizás si nos paramos a analizar la base científica de elegir en ese minuto concreto chocamos con miles de incoherencias. Pero quizás deberíamos pensar en otro aspecto de la situación, en un movimiento colectivo, en un instante en el que miles de personas hacen lo mismo, y eso sí vale un ole.
Por la tarde fui a mi clase de baile, como todos los viernes. Bailar es algo místico, algo maravilloso que ayuda a dejar fluir todas las energías que almacenamos en nuestro interior. La fusión de la música con los pasos, el movimiento del cuerpo siguiendo los acordes, es una parte esencial para conectar con nuestro yo interno y permitir que las angustias y las tristezas se evadan.
La clase de ayer por la tarde fue increíble, y eso que el profe tenía fiebre, creo que leer la entrada del blog le dio una energía cósmica impresionante, porque no nos dejó parar ni un minuto. Y ese fue mi último tributo al 11-11-11, bailar con ilusión, con movimientos enérgicos, permitiendo que mi mente conectara con otra dimensión en la que sólo importa el ritmo, la música, contar los tiempos de ocho y permitir que el cuerpo se funda con los acordes.
Desde el principio de este viaje por la blogosfera me propuse compartir sueños, esperanzas, alegrías, anécdotas y sentimientos. Cada día intento buscar una fuente de inspiración para guiar las entradas, algo que os pueda alegrar el día y acercar un poco más al optimismo, a la esencia de ver el vaso medio lleno y de seguir luchando por lo que de verdad os motiva. ¡Espero haberlo logrado!
Ahora que he entregado la novela y que el tiempo de espera para saber si alguna novedad puede acercarme un poquito más a mis deseos necesito más que nunca una buena dosis de paciencia, ilusión y confianza para seguir trabajando en la continuación y no desfallecer. ¡Espero que el ejercicio de ayer me ayude a encontrarla!
¡Pasad un día genial! ¡Y si alguien quiere compartir sus experiencias de ayer les cedo el espacio de comentarios con mucha alegría!
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