¡Llegó el viernes!
¡Buenos
días! Dejamos atrás una semana más. ¡Parece mentira lo rápido que avanza el tiempo!
¡No te das cuenta y ya vuelve a ser viernes!
Este
fin de semana se presenta interesante: el sábado la maratón de baile y el
domingo las elecciones. ¡Si cómo mínimo sirvieran de algo! Pero no os alarméis,
no os voy a dar otra charla acerca de la situación del país.
He
reflexionado mucho sobre lo difícil que resulta llegar al público con los
escritos. Incluso el blog, con una media de 58 visitas diarias, no deja de ser
una pequeñísima parte de la gran red con la que hoy en día nos comunicamos.
¡Si
cuando yo era pequeña no existían ni los teléfonos móviles! ¡Y teníamos un solo
canal de televisión! ¡Y encima era en blanco y negro! Ahora el que no tiene el
WhatApp no es nada y vemos a chiquillos con unos aparatos que tiran de espaldas
y mis hijos no sabrían vivir sin los ordenadores, las maquinitas y los móviles.
Los
avances tecnológicos son alucinantes, nos hacen la vida más fácil y nos ayudan
en muchísimas áreas de nuestro trabajo, ¿pero hasta qué punto han cambiado la
mentalidad de los humanos? ¿Es beneficioso para ellos?
En
muchos casos la tecnología crea a personas sedentarias, sin intereses ajenos a
la pantalla, sin deseos de salir al aire libre y contemplar la naturaleza. Y no
debemos perder de vista que nuestro entorno forma parte de nosotros y lo
necesitamos para seguir caminando por la Tierra.
¿Quién
no se ha enganchado alguna vez a algún juego Online y se ha visto inmerso en
una oleada de ilusión? Lo mío con el Farmville fue increíble, era una época un
tanto funesta para mí. Me quedé sin trabajo y no encontraba ninguno, por no
tener, no tenía ni entrevistas.
Quizás
por eso me obsesioné tanto con la publicación de las novelas, era como si necesitara
encontrarle un sentido a seguir caminando por la vida, como si el anhelo de
conseguir una profesión me pudiera sacar la angustia de levantarme cada mañana
sin nada productivo que hacer.
Un
día descubrí el Farmville. Estaba tan angustiada que incluso las novelas se
resentían, porque no era capaz de escribir nada coherente ni de encontrar la
inspiración perdida en los recovecos de la ansiedad. Y abrí esa
granja y empecé a jugar. ¡Era muy divertido! Tenías que sembrar, recoger la
cosecha, ordeñar a las vacas, recoger el fruto de los árboles…
Entonces
vino cuando la necesidad de tener vecinos hizo que entre unas amigas creáramos
un grupo para ir admitiendo a aquellos amigos de cada una de nosotras que jugaran
y quisieran ser nuestros vecinos de granja. ¡Qué divertido fue! Primero
vinieron las cenas, luego las muro-party, luego los miles de bonos y regalos entre
nosotros y luego el agobio. Y es que llegó un punto en el que el juego te absorbía
tanto que empezamos a cansarnos.
Ahora
ha quedado un grupo de unas doce extranjeras y un extranjero que nos vemos tres
o cuatro veces al año y nos reímos recordando aquellos tiempos. Así que gracias
a la tecnología conseguí pasar ese año y ocho meses sin trabajo con algo
entretenido en lo que pensar.
He
de decir en mi defensa que además del Farmville también ocupé mi tiempo en
salir al parque con el ordenador cada mañana y escribir una horita o dos al
sol, a ir al gimnasio y a hacer muchas cosas más. ¡Creo que el contacto con la
naturaleza es importante! Y por eso siempre busco una brizna de sol para
recargar las pilas, o me siento en un banco y observo cómo pasa la gente, cómo
el viento empuja las hojas, cómo son los colores de la estación.
Ahora,
por suerte, llevo ya diez meses trabajando y estoy mucho más feliz. Aunque el
sueño de publicar me acompañará mientras viva, ya no es una necesidad vital que
me agobia. He cambiado el Farmville por el blog, me levanto pronto para no faltar
a la cita con las palabras y me voy a trabajar contenta e ilusionada. Y, aunque
me cueste encontrar tiempo para la escritura y el baile, prefiero pasarme todo
el día corriendo que renunciar a lo que me hace sonreír.
¡Pasad
un gran día!!!!!
Si te sirve de consuelo, Pat, yo me enganché a Treasure Isle durante unos meses, antes de descubrir que facebook servía para mucho más que para pasar las horas haciendo agujeritos virtuales en el suelo, pero debo decir en mi defensa que no me gusta salir a la calle, que mi gato no me da mucha conversación y que las Musas estaban desaparecidas desde hacía seis años, y sin el jueguecito tonto y adictivo mis tardes hubieran sido aún más vacías.
ResponderEliminarPero nos sirvió para algo, así que demos por bien empleado ese tiempo, y disfrutemos de lo que encontramos después. Sin el juego, no habría entrado demasiado en facebook, nunca habría descubierto los blogs y no habría llegado a concer a las que hoy sois mis mejores amigas, mi inspiración y mi sonrisa constante.
Ante todo, optimistas! Y a seguir sonriendo 8)
Hola!
ResponderEliminarTienes mucha razón, llegar a los lectores es complicado, pero ahora tenemos muchos más medios para lograrlo. Ya verás como poco a poco tus visitas van creciendo.
Que tengas buen fin de semana
te seguimos, un saludo
Lourdes
¡Bea! Parece que la inactividad no ayuda para nada a las Musas. ¡Estoy escribiendo más ahora que no tengo tiempo que cuando tenía todo el día!!! Pero tampoco me arrepiento de haber jugado al Farmville con aquella "devoción", de eso salió un grupo de amigos muy divertido y una manera de ver las redes sociales como un puente hacia la gente. ¡Y voy a ser optimista! ¡Lo prometo!
ResponderEliminar¡Un BESO!!!
Lourdes, gracias por el comentario y por tu optimismo. ¡La verdad es que la media de visitas va creciendo lentamente! Pero con las que tengo ahora ya me siento afortunada.
¡Buen fin de semana!!!