¿Qué hay detrás de una novela?
¡Buenos
días! Bueno, es para no perder la costumbre, porque la lluvia parece emperrada
en no perderse en el olvido y mojar cada rinconcito de la calle. ¿No podría
llover por la noche y salir el sol por las mañanas? ¡Sería genial!
Últimamente
tengo la sensación de que todos aquellos sueños increíbles que me empujaban a
escribir sin descanso se están diluyendo lentamente frente a otros que van
ganando terreno lentamente en mi vida. Aunque no hay nada que me llene más que
mis libros.
Es
curioso como algo tan pequeño puede convertirse en tan grande dentro de
nuestros corazones, como podemos querer esos archivos del ordenador con tanta
intensidad y que nos puedan despertar tantas emociones.
Durante
los últimos años he escuchado tantas veces si ya he conseguido publicar, que ha
llegado un momento en el que casi ni explico mi afición a la escritura ni
comparto esa parte de mi vida con demasiada gente. ¡Cuesta tanto admitir que a
pesar del trabajo, el esfuerzo y el tiempo de dedicación los manuscritos siguen
siendo unos archivos de Word!
Recuerdo
cuando un día me senté ante el ordenador y empecé a creer en mis posibilidades,
en todo lo que estudié para vencer las barreras que me impedían deshacerme del
yugo de la baja autoestima, en las horas de sueño perdidas mientras mi mente se
internaba en mundos paralelos de manera frenética e intensa.
Y
también recuerdo con nostalgia esa idea de que una vez escrita la novela
encontraría sola su camino hacia la estantería de una librería, de que lo más
difícil era hilvanarla, crearla, llenarla de tramas y personajes con historias,
angustias, ilusiones y anhelos.
Ahora,
cuando me preguntan por la escritura suelo decir que casi lo he dejado, que voy
haciendo, pero que ya no sé si algún día se publicará algo. He perdido aquel
fuelle primario, aquella energía que fluía de mi interior como un volcán en
erupción, aquella capacidad para pasarme la jornada entera inmersa en los
manuscritos.
Mi
vida también ha cambiado, he aprendido a no esperar con ansiedad a que sonara
el teléfono, a que me llegara un correo importante, a que sucediera algo. Esa
espera intranquila era lo que me amplificaba mi propia hiperactividad, lo que
me hacía caminar por la vida con la sensación de que iba a llegar algo
maravilloso y que debía esperarlo.
En
realidad, detrás de una obra publicada suele haber un trabajo largo y pesado. Aunque
hay casos en los que no es así, hay gente que escribe un libro y consigue
editorial enseguida, pero suelen ser una minoría.
He
leído muchísimo sobre el tema, me he empapado con miles de casos y he
descubierto que muchos de los autores importantes y reconocidos picaron mucha
piedra antes de editar su primer libro. Y también he ido entendiendo que casi
todos los que comparten la inspiración para la palabra escrita viven los tiempos
de espera con la misma intensidad y el mismo anhelo.
Hoy
en la entrada os quería hacer partícipes de lo que hay detrás de un libro
publicado, de las miles de horas dedicadas a crear, a pensar, a escribir, a
documentarse, a corregir, a pulir y a volver a corregir. ¡Todas esas horas bien
valen el precio del libro! Pensad que yo llevo ocho años trabajando una media
de cuatro horas al día en las novelas de lunes a domingo. ¡Y que hasta ahora lo
único que he conseguido a cambio han sido algunas ilusiones y algunos
disgustos!
Para
que una historia esté bien atada se necesita pensar constantemente en lo que
has escrito hasta el momento, tener la trama anclada en la cabeza, transitar
por la vida absorbiendo las sensaciones y las escenas que nos rodean y un
esfuerzo mental considerable. ¡Y se debería reconocer ese esfuerzo!
Lo
cierto es que lo hago porque me llena, porque lo necesito, porque si no lo saco
de mi interior me ahoga. Pero luego están todos los años invertidos en
aprender, en mejorar, en corregir una y otra vez lo mismo. ¡Y a todos nos gusta
compartir nuestro arte!
Así
que os reto a que leáis cada día un poquito más, a que penséis en la historia
personal que se esconde tras el nombre del autor que firma vuestro libro, que
intentéis descubrir cuánto ha invertido en llenar esas páginas con unas tramas
que os transporten a otro lugar y os permitan sentir la historia.
¡Pasad
un buen día!
Tienes razon Pat, hay muchas horas, mucho trabajo en cada hoja que escribimos, y dimelo a mi que me llevo fatal con la gramatica, tildes, verbos....
ResponderEliminarPero sabes? No renunciaria nunca a ese don, de imaginar, escrbir, alejarme de la realidad, por nada del mundo.
Y si publico bien, si no, pues se lo prestare a la gente que quiere leer lo que escribo.
Sabes? Mas pierden las editoriales publicando cosas de famosetes que obras buenas de noveles.
¡Yo tampoco renuncio, Silvia! ¡Me encanta escribir, investigar, darle forma a las historias, conectar con los personajes...! Pero antes mi vida era la escritura y ahora intento compaginarla con otras cosas que también me aportan mucho. ¡Y ya no escribo a aquel ritmo tan salvaje!
ResponderEliminarY creo que es importante compartir lo largo que resulta la escritura de una novela, las horas de dedicación no remuneradas y el esfuerzo que supone. ¡Es importante valorarlo a la hora de comprar un libro! ¡Así entiendes que lo que tienes entre manos es el fruto de mucho trabajo!
¡Un beso Silvia! ¡Y sigue escribiendo!!!