Unas cuantas costumbres
¡Buenos
días! Hoy el sol parece que lucirá en un cielo azul y nos regalará unas horitas
de luz y alegría. ¡Qué frío pasé ayer colgando la entrada! ¡No sé cómo me lo voy
a hacer los fines de semana de esquí!!! Es que ya os expliqué que mi casa de la
Cerdaña está en Francia y para utilizar mi USB de conexión MoviStar tengo que
irme a un banco de la carretera donde llega el 3G. ¡Y no os podéis ni imaginar
cómo se me quedaron las manos a nueve grados y a la intemperie!
Bueno,
ahora ya estoy en Barcelona, así que estoy cómodamente sentada delante del ordenador
y con la calefacción encendida para evitar que me congele. ¡Aunque hecho de
menos mi sillón y la chimenea! Es que el poder hipnótico del fuego es un bálsamo
para las cosquillas insistentes que no cejan en el empeño de anunciar el cambio
que se avecina mañana.
Finalmente
he recibido un mail de Màrius Serra aceptando la entrevista. ¡Es genial! Yo,
que cada día hago sus crucigramas en catalán de La Vanguardia y que me he leído
varios de sus libros, tengo muchísimas cosas que preguntarle. Y es que ya os
conté que escuchar las anécdotas y las costumbres de otras personas dedicadas a
las letras me ayudaría a entender las mías propias.
En
mi caso hay una serie de rituales que sigo a rajatabla a la hora de escribir. Tengo
unos lugares idóneos que son los que utilizo y asocio con mi ordenador
pequeñito, las novelas y las tramas. ¡Uno es el sillón de la casa de Estavar!
Cuando
escribo no me importa que haya ruido a mi alrededor, porque mi mente me
transporta a lugares lejanos y conecta con mi mundo paralelo con facilidad,
desoyendo todo lo que me rodea. Muchas veces me maravillo de esa capacidad que
tengo para ir hilvanando la historia a medida que escribo. ¡Es como si la fuera
viendo en una película a medida que mis dedos la reproducen!
Es
curioso, porque cuando hablo con Lola, mi agente literaria, me describe esa
faceta mía, es como si a través de mis palabras y de mi estilo pudiera
vislumbrar esa forma en la que mi mente trabaja. La verdad es que trabajando
para Antonia Kerrigan debe conocer a muchas personas como yo y quizás es un
rasgo común entre todas. ¿O acaso hay escritores que no trabajan así?
Antes
de escribir necesito unos instantes para centrar mis pensamientos. Al tener una
mente hiperactiva siempre hago dos o tres cosas a la vez, pero cuando escribo
necesito concentración total en la trama, así que siempre juego unas partidas a
los solitarios del ordenador o algún juego del Facebook que requiera observación.
Mientras coloco las cartas en su lugar o las bolitas o lo que sea, voy
introduciéndome en la historia y voy percibiendo a los personajes, a los escenarios,
a los mundos paralelos a los que quiero acceder.
Y
al cabo de unos minutos estoy preparada para encarar la tarea. Abro el Word y
tecleo, voy avanzando entre un laberinto de ideas que me han ido bombardeando
durante jornadas, voy describiendo caminos, senderos y muchas veces me voy por
lugares insospechados, como si mi subconsciente guardara una bifurcación que no
había visto antes.
Durante
las horas de no escritura suelo pensar en el conjunto de la novela, en el
final, en escenas puntuales a las que acompaño con una música concreta y las
asocio sentimentalmente a esos acordes. Siempre tengo claro el principio y el
final, pero lo de en medio va surgiendo a medida que escribo, es como si mi
creatividad poseyera una brizna de magia que me ayudara a centrar las ideas que
revolotean por ahí y lograra componer una trama lógica y medida.
La
verdad es que cuando me preguntan cómo lo hago no sé qué responder. Yo me
documento, pienso, siento, me pongo música y hago solitarios, pero cunado me
siento en mis lugares frente al teclado mi mente se evade a ese mundo paralelo
donde las historias toman forma. Hay veces que acabo un capítulo y pienso: “¡pero
si yo no quería que esto pasara todavía!”, sin embargo cuando lo integro a lo
ya escrito me doy cuenta de que tiene sentido, de que esa escena allí cuadra,
de que es necesaria y mejor que la que yo tenía pensada. ¡Así que la dejo!
Muchas
veces al escribir así debo ir atrás y retocar lo que ya había escrito para dar
verosimilitud a la nueva idea. Y así va avanzando el manuscrito hasta que se
convierte en una novela sólida y que a mí me llena de ilusión.
¡Mañana
seguiré contándoos cosas! ¡Pasad un gran domingo!
veuss com ha contestat??? :) va valer la pena l'esforç :P
ResponderEliminarun cop més la vida et demostra que tot esforç té recompença, així que ja ho saps... :)
Tens raó Ari!!!! Però això de la paciència no és el meu fort.... Un petó!!!!!
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